“Este año los nicaragüenses celebramos el Día de la Madre en un ambiente de tristeza, de incertidumbre y hasta de temor”, expresó el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez, en su eucaristía de este 30 de mayo, oficiada en Miami.
La pandemia de Covid-19, que está causando estragos en Nicaragua, se ha visto “agravada por una falta de políticas de protección frente al virus de parte de quienes están en el poder, quienes además siguen exponiendo a la gente al contagio y manejan la crisis con el secretismo y la mentira”, denunció.
Para Báez, “las madres nicaragüenses son las primeras en vivir esta tragedia, junto a su familia”. “Con miedo y con profundo dolor, muchas mamás han perdido la vida”, lamentó.
A pesar de todo, dijo el obispo, “no hay que perder la esperanza”. “Queridas mamás, nicaragüenses. Ustedes y sus familias, cuídense mucho. Hagan que en sus familias se observen las reglas de higiene y de protección que ya todos conocemos”, aconsejó. “Si pueden, por favor no salgan de casa. Sean solidarios con la gente más pobre y necesitada y, sobre todo, no dejen de orar. El señor está a nuestro lado”.
Madres de abril
El sacerdote también recordó a las madres de las víctimas mortales de la represión desatada por el régimen Ortega-Murillo a raíz las protestas ciudadanas de abril de 2018. Sobre todo a las que perdieron a sus hijos el propio Día de las Madres, en la “funesta tarde” del 30 de mayo de ese año, cuando fuerzas represivas del gobierno atacaron a balazos a las personas que asistieron a “la madre de todas las marchas”.
“En este día nos vienen a la mente también, las madres que han perdido a sus hijos a causa de la irracional represión que ha azotado a nuestro país desde abril de 2018”, manifestó el obispo. “No podemos dejar de recordar que hace dos años este hermoso Día de las Madres se tiñó de sangre al ser asesinados una decena de jóvenes cuando las fuerzas tenebrosas y criminales de quienes ejercen el poder en nuestro país atacaron la gigantesca marcha que se realizó ese día en Managua, en la que fueron agredidas las madres y muchos ancianos y niños que participaron”.
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Además, Báez recordó a las madres nicaragüenses que “siguen suplicando” la liberación de sus hijos e hijas, encarcelados por el régimen por haber hecho uso de su derecho a la protesta y a la libertad de pensamiento.
“Todos sabemos que los presos y presas políticos en nuestro país no solo están privados de su libertad injustamente, sino que sufren maltrato y en este momento se encuentran en una situación de vulnerabilidad extrema frente a la pandemia”, señaló el sacerdote. “Estos hijos e hijas que sufren son otra herida profunda en el corazón de las madres nicaragüenses”.
Esperanza
Para finalizar su homilía, monseñor Baéz elevó una oración para que las madres “sigan siendo ese bastión de fortaleza, de esperanza, de ternura que es la premisa de la sociedad nueva que todos esperamos en Nicaragua”.
Aunque físicamente se encuentra lejos de Nicaragua, el sacerdote está “rezando cada día por todos los nicaragüenses” más ahora que “nuestro amado país que vive horas tan tristes y dolorosas”.
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Suele rezar para que “no perdamos la esperanza de ver una nueva Nicaragua, para que no caigamos nunca en la terrible rutina, en la aceptación de una situación que no puede ser, que tiene que pasar”. “No nos acostumbremos ni a la violencia, ni al sometimiento ni a la injusticia”, concluyó. “Soñemos con una Nicaragua libre en la que todos podamos ser hermanos”.