En la línea está Vinicius y Asensio. Zidane gasta más tiempo platicando con el mallorquín, mientras el brasileño hace fila. Minuto 57 y el francés se da cuenta que tratando de cambiar el dibujo táctico fracasó. El equipo no es letal como creyó con Benzema y Jovic juntos, no parten el mar en dos para pasar por el centro y machacar los signos vitales de un endeble Valladolid, dedicado más a la defensa que al ataque. Asensio y Vinicius abren el telón y saltan a escena. Rápidamente borraron el pizarrón, le dieron otro giro al juego y entre tanta insistencia apareció la gratitud del destino: Bruno González (defensa) se equivoca, pierde la pelota y tratando de recuperarla habilita a la joven perla sudamericana cuando estaba fuera de juego. La pierna derecha se encargó de batir a Roberto y así menguar el sufrimiento merengue, brindando los tres puntos (1-0) ante el Valladolid.
Partidos como el de este martes en teoría deberían ser fáciles, pero siempre le hace falta algo al Real Madrid. Si bien es cierto que el Valladolid llegó a tierra del oponente hasta el minuto 31, en la segunda parte tuvieron tres jugadas claras que por poco y muerden un pedazo del pastel. Nuevamente Courtois se hizo figura. Primero al 53’ con Weissman a la contra y sabiendo aguantar hasta soltar el latigazo, desviado por el belga en un espectacular extensión de brazos; luego Raúl García desde la izquierda detonó toda su dinamita de zurda pero otra vez Courtois se hizo un gigante para evitar el empate y, finalmente, al 74’ Waldo Rubio también lo intentó sin suerte.
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Desde la partida de Ronaldo, no existe un jugador gol en el Real Madrid, a pesar del gran trabajo de Benzema como figura ofensiva (oscurecido este martes), Jovic recibió tres manjares y no pudo definir ninguno. La portería se le hace pequeña. Modric le acompañó y también Valverde, aunque en la tercera ocasión fue un cabezazo que prometía, pero Roberto hizo el milagro y en el rechazo Casemiro la estrelló en el travesaño. Ya con el partido convertido en una pintura de recién nacido, el Madrid encontró más ocasiones, pero ninguna de ellas batió la puerta. Este Madrid tiene a sus aficionados apretando los dientes o comiéndose las uñas.