¿Qué haría si este fuera el último día de su vida?
Darle de puñetazos a algunos por ahí y, si sobra tiempo, abrazos a otros…
¿Cuál es su primer recuerdo de infancia?
El de mi madre dándome calor, porque me estaba poniendo morado de un frío atroz en Estelí.
¿Ha estado cerca de morir?
Sí, cuatro veces y todas de ellas mientras hacía periodismo: por bala, por naufragio y por accidente aéreo dos veces.
¿Tiene mascotas?
Pepe, un viejo schnauzer con complejos de pitbull o rottweiler.
Un apodo.
Chaparro. Ya son décadas con ello.
Su deporte favorito.
Beisbol, luego todos, menos el ajedrez, eso es una ciencia.
Un talento oculto.
La poesía. Soy mi mejor poeta.
El objeto que rescataría de haber un incendio en su casa.
Un disco USB con las fotos de mi vida.
Si pudiera pedir tres deseos…
Cambiar al país, cambiar al mundo y cambiar la historia.
¿Sin qué invento no concibe la vida?
La imprenta.
¿A qué persona, viva o muerta, le gustaría conocer?
A mi padre, José Adán Silva Calderón, lo mataron cuando yo tenía 5 años.
¿Cuál es su recuerdo más triste?
Yo oculto, junto a mi mamá, casi todo un día en un tramo de Ciudad Jardín, mientras afuera volaban balas y había fuego y muertos, en plena guerra de 1979.
¿Y su recuerdo más feliz?
Mi hija Fátima Saraí agarrando mi dedo a pocas horas de haber nacido.
Si pudiera saber una sola cosa del futuro, ¿qué preguntaría?
¿Ya curaron el cáncer?
¿Cuál ha sido para usted la parte más dura de la pandemia?
La distancia con mi madre, temo contagiarla con un abrazo.
*Acá puede conocer el proyecto periodístico de José Adán Silva: Literal, periodismo ciudadano