Ricardo Baltodano, catedrático y exreo político, ha sabido en carne propia lo que es ser reo político en este país, lo que lo ha impulsado, luego de su liberación, a luchar por la libertad de los demás presos políticos y la revisión de casos de algunos presos comunes.
Describe el sistema carcelario de Nicaragua como “un sistema carcelario totalmente inhumano, totalmente violador de los elementales derechos de una persona”, por su experiencia al haber pasado 267 días preso entre el Chipote viejo, como se le conoce al edificio donde estuvo ubicada la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía, y la galería 300 de máxima seguridad del Sistema Penitenciario Nacional Jorge Navarro, conocido como La Modelo.
Al estar preso, Baltodano fue víctima y testigo de varias violaciones a los derechos humanos que reciben tanto los presos políticos como los reos comunes. “El primer derecho que ellos violan, además del derecho de la inviolabilidad del domicilio, es el derecho a la defensa, yo en todos los 9 meses que estuve, nunca pude hablar con mi abogado más de tres minutos”, relató.
Además del derecho a la defensa, “se viola también el derecho a la dignidad de la persona, pues se les llama delincuentes al ser detenidos, sin haber sido culpados y condenados por algún crimen, eso está prohibido por las leyes internacionales, mientras uno no es reo condenado, no se le puede llamar delincuente, incluso, uno debe estar separado de los reos condenados y esto en Nicaragua es papel mojado, no existe”, dijo Baltodano.
Lea también: CIDH amplía medidas cautelares al excarcelado político Ricardo Baltodano.
“El derecho a la salud, el derecho a una vida digna, el derecho al deporte, a leer, a informarse, eso no sucede. Es un sistema penal y carcelario que debe ser cambiado de raíz, y debe ser sometido a la revisión permanente de la ciudadanía, tienen años de no dejar entrar a organismos independientes a vigilar cómo respetan los derechos humanos y solo dejan entrar a la Cruz Roja Internacional, porque hay un compromiso que la Cruz Roja no puede hacer denuncias públicas”, agregó.
Catedrático y crítico de todos los gobiernos
“He sido opositor toda la vida, y de todos los gobiernos además, porque he sido un crítico y me enorgullece ser crítico”, afirmó Baltodano.
Antes de ser capturado arbitrariamente el 15 de septiembre de 2018, a los 58 años, Ricardo Baltodano era docente en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), donde además era el secretario general del sindicato de docentes, una de las razones por las que es blanco del régimen, pues “logré construir un sindicato plural que no estaba sometido a la línea política del régimen, nuestro sindicato jamás volvió a ser casa de campaña del FSLN”, relató Baltodano.
Además, dijo ser considerado un traidor por el partido de gobierno, porque fue miembro de las filas del Frente Sandinista cuando luchaban contra la dictadura de Somoza. Sin embargo, en 1988 abandonó dicha estructura “porque ya consideraba que el Frente actuaba como una maquinaria irrespetuosa de la dignidad de las personas y yo me apreciaba mucho mi dignidad”, dijo.
“Yo viví la dictadura somocista y gracias a Dios no caí preso, fui luchador antisomocista y logré evadir la represión, y nunca pensé que un régimen que en algún momento muy lejano, debo aclarar, apoyé iba a ser mi verdugo, entonces ese fue el impacto mayor, no estaba preparado para estar preso”, añadió.
Don Ricardo participó en todas las marchas y plantones que se realizaron en 2018, en contra del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Estadía en la 300, celda de máxima seguridad de La Modelo
Durante su detención prevaleció el aislamiento, los primeros 22 días de su encierro los pasó en celdas de El Chipote, sin poder comunicarse con nadie, luego fue trasladado a La Modelo, a la galería 300 de máxima seguridad, a una celda de 2 metros por 3.2 metros, en la que solo había una ventanita que generalmente estaba cerrada. Acusado de terrorismo y por el incendio de una delegación de la Alcaldía de Managua.
“Conmigo ellos aplicaron una política especial de aislamiento, por ejemplo, hubo varias cenas o almuerzos colectivos, y a mí siempre me ponían aparte, no me permitían platicar con el resto de presos, siempre me llevan de último y me sacaban de primero”, comentó Ricardo.
Lea también: Ricardo Baltodano, le profesor atrapado en las oscuras celdas del orteguismo.
“Ese aislamiento fue sumamente duro”, contó Ricardo, el encierro, el calor, la falta de aire, la incomunicación, no poder verles la cara a otros presos de la galería 300, fue una experiencia muy difícil y considera que dicha galería fue construida para destruir la vida de los reos.
“Las normas de protección a los reclusos aprobadas por las Naciones Unidas, llamadas reglas Nelson Mandela, dicen que por ningún motivo se puede hacer la reclusión más aflictiva, y este régimen construyó celdas llamadas de máxima seguridad para hacerles la vida más difícil, para corromperles la vida y para destruirles la vida, porque ahí hay un montón de gente, principalmente reos comunes, que tienen la vida destruida”, aseguró Baltodano.
Comunicación con otros presos
Ricardo relató que cuando lo trasladaron a La Modelo, al ver la celda en que lo encerrarían, dijo que era claustrofóbico y que por tal razón saldría muerto por el encierro, los guardias del sistema tomaron esto como una amenaza de suicido, sin embargo esa no era la intención.
Mientras estaba solo en su celda, Baltodano sufrió una caída por la cual requirió atención médica, después de llevarlo al puesto médico “me preguntaron que si estaba cumpliendo con lo que había dicho, pero eso que yo dije en ese momento, me valió que me dejaran la ventanita frontal abierta, y eso me permitió tener una amplia comunicación con los presos comunes”, dijo.
Luego, por los últimos 6 meses que estuvo encarcelado, le asignaron un compañero de celda, con quien pudo desarrollar una amistad y enfrentar estados de ánimos y las aflicciones que produce el encierro.
Por medio de la ventanita de ventilación, pudo entablar comunicación con algunos reos como Eddy Gutiérrez, quien es también considerado preso político después que lo involucraran, junto a otras 9 personas, en la masacre del 19 de julio de 2014, por también ser conocido como opositor al gobierno.
“Platiqué siete meses seguidos sin verle la cara, él estaba en una celda del segundo piso, y platicábamos, él nos contaba sus dificultades, lo que se podía platicar a gritos, y después lo pude abrazar un día que llegó la Cruz Roja, yo estaba en un cubículo y él estaba en otro, pero cuando yo voy saliendo, oigo su voz y entonces lo quedo viendo y le digo: ‘¿vos sos Eddy?’. Y nos abrazamos. Nosotros le dijimos, vamos a luchar para que salgan libres, no puede ser que Nicaragua los tenga olvidados”, contó Ricardo.
Explicó que en Nicaragua la dictadura no comenzó en abril. “Explotó la rabia que teníamos contenida y ellos son víctimas de esa dictadura, por lo tanto, no solo son presos políticos, sino que deben ser incluidos en la misma lista en la que están todos. Ahorita hay dos listas aparte y eso se presta a confusión”, detalló.
Manifestó que mientras estaba en la cárcel todos los presos políticos de la 300 se comprometieron a organizarse y seguir luchando por la libertad de Nicaragua, así como a luchar por juicios justos para presos comunes, para revisión de sus casos, porque detectaron muchísimas arbitrariedades, maltratos, tratos inhumanos y degradantes, requisas invasivas que eran sinceramente terribles.
Después de ser liberado el 11 de junio de 2019, Baltodano ha denunciado que ha sido víctima de asedio policial “en mi casa y en algunos otros lugres, pero principalmente en mi casa, he recibido más de 165 acciones de acoso policial”.