El exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Edgard Parrales, cumple este lunes 35 días de estar preso en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), Complejo Evaristo Vásquez Sánchez, conocido como “el nuevo Chipote”, a pesar de su delicado estado de salud.
Los magistrados del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM) han ignorado los recursos presentados por la familia y el abogado privado de Parrales, para que se pueda realizar una colonoscopía y tratar sus antiguos problemas en el intestino.
Parrales padece de múltiples enfermedades que requieren de atención médica especializada, además de suministrarle una serie de medicamentos específicos y una dieta alimenticia estricta, para prevenir complicaciones respecto a su salud, pero que es algo que no cumple desde su detención, el pasado 22 de noviembre.
“Todo está paralizado, tanto en el TAM, como en los juzgados. A nosotros como organismo, la esposa del doctor Parrales (Carmen Córdova) nos informa dos veces al día, y dice que siguen en la misma situación, siguen como si nada en el Chipote. No hay proveído (resolución judicial interlocutoria o de trámite), no hay ninguna señal (para que le permitan realizarse sus exámenes médicos)”, informó la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, a LA PRENSA.
Esposa de Parrales presentó una queja ante el TAM
La esposa del exdiplomático, Carmen Córdova, y su defensor privado, el abogado Alonso Cano, han interpuesto varios recursos de exhibición personal para que sea visto por un especialista y se le practique con «urgencia» un examen de colonoscopia, pero los magistrados de TAM han rechazado e ignorado las solicitudes, sin explicar el por qué.
Por ello, Córdova interpuso el pasado 13 de diciembre, un recurso de queja en contra de los magistrados del TAM, «por negar sin fundamentos los recursos», indicó Núñez, quien a la vez alertó que «ante esa negativa del Estado a atender esa situación medica del doctor Edgard Parrales, prácticamente lo están exponiendo a la muerte».
“Definitivamente esta es la peor maldad, la peor crueldad de un régimen que no tiene calificaciones. No solo hace cosas que causa sufrimiento a las familias de presos políticos, sino que está esa incertidumbre, que la tenemos todos de no saber en qué condiciones están que les estarán haciendo, los fríos que están aguantando terrible, una sensación de tortura mental”, denunció la directora del Cenidh.
“Lo que hizo el Gobierno no tiene nombre”
Por otro lado, Núñez reaccionó indignada a la actitud “cruel” del régimen Ortega Murillo que condenó a 168 presos políticos a pasar Navidad en prisión y sin permitirles al menos las visitas de sus familiares, mientras que con los reos comunes se mostró más complaciente, liberando a 1,000, en ocasión de la Navidad, y el 24 de diciembre permitió que en los sistemas penitenciarios compartieran tiempo con familiares de estos.
“Es el colmo de lo que hizo en Navidad, no atendió llamado ni nacionales ni internacionales, ni directos ni indirectos como el del papa Francisco, pero bueno solo queda la constancia de que lo que esta haciendo es un hecho gravísimo, una violación de derechos humanos”, expresó.
“Lo que hizo el gobierno no tiene nombre, no recibió ni vistas. Saco de la cárcel a mil reos con el discurso precisamente de que fueran a disfrutar de sus familias y lo más terrible fue la cena navideña que publicitaron en los medios oficialistas a los cien mejores presos comunes y permitió que llegaran sus familias, los hijos menores. Esto fue un mensaje de odio, de terror para los familiares de los presos políticos”, insistió la directora del Cenidh.