El cronista deportivo Miguel Mendoza cumple hoy 380 días en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocidas como el Chipote. En más de un año privado de libertad solo ha recibido ocho visitas y su hija Alejandra no ha podido verlo ni una vez. Sin embargo, le escribe notas, cartas, dibujos, llenos de esperanza de poder verlo pronto.
Mendoza fue detenido el 21 de junio de 2021, enfrenta una condena de 9 años de prisión por “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional”. En abril, estando en una celda de castigo, cumplió 52 años de edad.
El reporte brindado por familiares de presos políticos indica que Mendoza ha perdido mucho peso en prisión. Actualmente pesa cerca de las 145 libras. Sus familiares consideran que esa constante pérdida de peso se debe a la mala alimentación que recibe en la cárcel, por lo que solicitan a las autoridades que les permitan llevarle paquetería.
Lea además: Miguel Mendoza cumple un año de estar en la DAJ sin ver a su hija
“El problema que tenemos es por la alimentación, es mala, no es adecuada para una persona con enfermedades crónicas. Una de las cosas que queremos demandar es de que si la Policía no tiene presupuesto para cubrir la alimentación de los presos políticos, que nos permitan a la familia la paquetería, para poderles llevar alimentación, porque eso no lo han permitido en un año que llevan detenidos injustamente”, expresó un familiar.
El cronista deportivo “padece de azúcar, la presión, ácido úrico. Su alimentación tiene que ser balanceada, especial por sus padecimientos y les dan mala comida. Ellos no consumen frutas, verduras ni cosas saludables, eso le está afectando”, agregan.
Lea también: Miguel Mendoza, preso político, cumple años en la cárcel
Su hija le escribe cartas que circulan familiares de detenidos en la DAJ en redes sociales. En la última, Alejandra le escribe a su padre, tras un año de no verlo y se lee:
“¡Papi, te extraño y te amo! Por favor, vuelve a casa pronto.
¡Hola papi! Hoy desperté buscándote en el cuarto, en la sala y en el patio de la casa, pero no te encontré. Lloré mucho, porque no pude darte los buenos días y menos un abrazo a como siempre lo hacía. Extrañé que me dijeras ‘¿Cómo amaneció mi princesa?’
Aún recuerdo las últimas horas de aquel 21 de junio de 2021. Fuiste a traer a mi mamá a su trabajo, al regresar me diste muchos besos, luego cenamos en familia a como solíamos hacerlo; y antes de dormir me narraste un cuento, me abrazaste y me dijiste ‘buenas noches hija, te amo con todo mi corazón’. No imaginé que esa sería la última noche que mis ojos te verían en libertad.
Sufro tu ausencia. Veo tus fotos, abrazo tu ropa, uso tus gorras y veo los videos donde estás narrando para sentir que estás cerca de mí. No quiero ser la única de mi clase que, por segunda vez, no estará con su papá el 23 de junio. Con mis manitos te hice un detalle (está muy lindo), quiero entregártelo.
Papi, quiero que sepas que le oro a Dios todos los días, para que te cuide y regreses pronto a casa. He grabado videos y he realizado dibujos con la esperanza de que alguien te los pueda mostrar. He leído cinco libros, me he esforzado para aprender y tener buenas calificaciones; y trato de ser la mejor en la clase de deporte, para que te sientas orgulloso de mí.
Extraño jugar contigo, ir al cine. Hace poco estrenaron Sonic 2 y Jurassic World: Dominion (mis películas favoritas), me hizo falta tu compañía. Recuerdo que te emocionabas conmigo cuando veíamos escenas divertidas o impactantes y al preguntarte cuál era tu parte favorita, siempre me respondías algo gracioso. Eres un papá increíble.
Aunque tengo un año de no verte, mi amor y mis recuerdos están intactos. No hay un solo día en el que no sienta la necesidad de abrazarte.
Hoy, a 365 días de tu detención injusta, le pregunto a las autoridades de este país: ¿Por qué me han quitado el derecho de ver a mi padre? ¿Acaso les hice algo a ustedes para merecer tanto sufrimiento? Soy una niña de 8 años que espera a su padre todos los días, que despierta con la esperanza de verlo nuevamente y que necesita estar cerca de él. Mi corazón está triste, pero creo en Dios y sé que pronto me lo traerá de regreso.
¡Papi, te extraño y te amo! Por favor, vuelve a casa pronto.
Tu hija, Alejandra”