Irving Larios siempre fue una persona con muchos valores, desde joven. Como líder estudiantil trabajó en la lucha por la justicia social. Por su trayectoria haciendo trabajo social muchos piensan que estudió Sociología, pero estudió Economía y por más de 25 años trabajó en una organización no gubernamental apoyando zonas vulnerables y empoderándolas en sus derechos humanos. Hoy Larios cumple un año detenido en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocidas como el Chipote, por una causa que aún considera es la correcta, dicen personas que le conocen.
Larios trabajó 25 años con el Instituto de Investigación y Gestión Social, desarrollando proyectos de sostenibilidad en zonas vulnerables como León y Chinandega, con la construcción de paneles solares. Además, apoyaba a las comunidades para que se empoderaran en sus derechos humanos.
“Hacía cierta incidencia política en el sentido de empoderar a la gente en el tema de sus derechos humanos, que conozcan cuáles son sus derechos. No como proselitismo político, sino mostrándoles sus derechos fundamentales. Siempre súper trabajador”, indica alguien que conoce la trayectoria de Larios, pero que por seguridad prefiere el anonimato.
Larios tiene dos hijas, gemelas, a las que siempre menciona como su “tesoro más grande”, y ahora dice que su tesoro son sus nietos. Una de sus hijas vivía en Barcelona y la otra debió exiliarse luego de la detención de su padre.
“Con la dictadura en la época de Somoza, luchó para derrocar esa dictadura, perdió amigos que creían en esa misma causa, de que Nicaragua no estuviera en una dictadura, quién le iba a decir que eso volvería a pasar. No se imaginó hasta el exilio, de una de sus hijas y su propia detención”, indica la fuente.
El economista cumplió 64 años el 15 de mayo, es uno de los presos políticos adultos mayores y antes de su detención cuidaba su salud por un problema de hipertensión.
Aunque Larios no practicaba un deporte en específico, quienes lo conocen cuentan que salía a caminar con un perrito todos los días, pero la familia luego de su detención, tuvo que regalar a la mascota porque no la podían cuidar.
Los presos políticos que tienen problemas de hipertensión, de acuerdo con sus familiares, vigilaban su presión una vez al día, pero desde su detención en el Chipote solo se las miden una vez por semana. Durante la última visita, familiares de presos de conciencia comentaron que Larios ha perdido 42 libras, desde su captura.
“Viendo estas imágenes es como impactante, es como que estuviéramos viendo a otra persona. Cuesta creer que esa imagen corresponde a Irving Larios, a un hombre más desgastado, pero con una mirada de dignidad, de fortaleza, aún en esas condiciones. Dice que va a pasar el tiempo que sea necesario porque esa causa por la que está ahí es la causa correcta y lo hace por su familia, sus hijas, sus nietos y por Nicaragua”, comentó un familiar de presos políticos.
Una de sus hijas, visitó por última vez a Larios en febrero, porque debió irse al exilio.
Los familiares de presos políticos han mostrado su preocupación por el riesgo que corren los presos adultos mayores, más con los precedentes, la muerte de Eddy Montes y de Hugo Torres.
Algunos familiares de presos políticos comentaron que Larios pasó de ser agnóstico a rezar y cantar canciones cristianas y aseguran que tiene que ver con sus compañeros de celda: Miguel Mendoza y Pedro Mena.
“Dice que va a salir siendo mejor persona que la que entró. Dice que Miguel es su familia allá. Ellos allá dentro se han vuelto unidos y entre los familiares de presos políticos. Aún sin conocernos no sentimos familia. Lo único que sienten sus hijas por don Irving es admiración y orgullo”, comentó el familiar de uno de los presos, quien prefiere el anonimato por seguridad.
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A Larios el régimen de Ortega y Murillo lo enjuició y condenó a 13 años, 5 por “ciberdelitos” y 8 por “menoscabo a la soberanía nacional”. Es uno de los presos políticos con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En sus tiempos libres, a Larios le gustaba escuchar música de The Beatles, The Bee Gees y leía cerca de cinco periódicos diarios, entre nicaragüenses como LA PRENSA e internacionales como El País de España.