Aquel lluvioso jueves 1 de julio de 2021, algunos vecinos lo vieron pasar esposado en la cabina de una patrulla de la Policía. Eran las 3:00 de la tarde; nadie sabía a qué se debía el arresto y para muchos era extraño que los agentes se llevaran a Eddy Meléndez, un hombre de 65 años que nunca tuvo problemas con las personas con las que se relacionaba y cuya madre falleció pocos meses antes.
Algunos vecinos acudieron a la vivienda y defendieron a Meléndez, pero fue en vano. Los agentes lo trasladaron al Distrito Dos de la Policía en Managua y dijeron que era por supuestamente haber violado a tres mujeres. Llegaron sin una orden de captura y luego la Fiscalía lo acusó de abuso sexual en contra de una menor de edad.
El día que lo detuvieron, un abogado se presentó en la delegación policial y pidió una explicación del caso, pero solo obtuvo información confusa. La Policía tampoco aceptó los medicamentos para el mal de Parkinson que Meléndez padece y exigió una epicrisis para corroborar si padecía de esta enfermedad, a pesar de su notable temblor de manos y de su inestabilidad al caminar.
Se sentía perseguido
Nadie se imaginó que los comentarios que Meléndez hacía a algunos compañeros del movimiento político opositor al que pertenecía, sobre la vigilancia de sandinistas en su contra, se materializarían con el arresto.
Meléndez es uno de los 45 prisioneros políticos que actualmente están en las cárceles en Nicaragua. Tiene 69 años, padece Parkinson desde hace más de una década, y el 7 de octubre de 2021 la jueza Henryette Casco Batres lo condenó a 12 años de prisión, tras un juicio controversial donde la supuesta víctima negó conocerlo.
Cineasta
Eddy Danilo Meléndez Lacayo nació el 12 de octubre de 1955. Sus amistades aseguran que es una persona muy respetuosa, pero crítica al régimen de Nicaragua. Desde muy temprana edad mostró su amor por el cine y la fotografía. “Decía que su profesión era ser cineasta”, recuerda uno de sus amigos quien añadió que Meléndez trabajó en la Cinemateca Nacional en la década de los noventa.
También fue militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), al que apoyó desde antes de la Revolución, al igual que algunos de sus familiares más cercanos. “Después de los noventa, Eddy se salió del FSLN. Cuando Daniel Ortega regresó al poder, él les decía sus verdades a los fanáticos sandinistas. No era bocatero, pero tampoco se quedaba callado”, relató el amigo.
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Sus amistades recuerdan que Meléndez era muy activo en movimientos opositores al FSLN, pero el Parkinson, que le diagnosticaron en 2014 y que evolucionó pocos años después, mermó su actividad política y su pasatiempo fotográfico.
La muerte de su mamá
Aún con su enfermedad, se encargó del cuidado de su mamá, quien falleció cuatro meses antes que lo capturaran a él. Fue a raíz de su muerte que los problemas con los fanáticos sandinistas del barrio aumentaron, puesto que se negó a que le realizaran un homenaje a su progenitora por “su trayectoria sandinista”.
“Él se opuso. Al final, la llevó a una funeraria y le hizo las honras fúnebres. No permitió que la manipularan”, relató uno de sus amigos bajo anonimato por temor a represalias. Pero desde antes, los informantes de la Policía en su barrio lo identificaban como opositor por sus críticas al FSLN y por la represión que la dictadura desató en 2018.
La acusación contra Eddy Meléndez
El 3 de julio de 2021, dos días después de su arresto, la fiscal auxiliar de Managua, Martha Moreno Lanuza, lo acusó ante el juzgado por supuestamente abusar sexualmente a “Marcela”, de 11 años y a quien llamaremos así para preservar su identidad.
El 4 de julio fue la audiencia preliminar. Según la acusación, el 5 de junio de 2021, dos adolescentes: “Tania”, hermana de la víctima y “Xiomara”, una amiga de ambas ―a quienes también llamaremos así para preservar sus identidades― llevaron a Marcela donde Meléndez, a quien le cobraron 400 córdobas para que abusara de la menor.
El relato dice que Meléndez sujetó con fuerza a Marcela, soslayando que el Parkinson del supuesto victimario ya estaba avanzado y no le permitía hacer fuerza.
También afirma que, después del supuesto abuso, Marcela le contó lo que había pasado a su hermana mayor “Graciela” —nombre falso también utilizado para preservar su identidad—, quien a su vez le comentó a su prima “Fernanda”, quien finalmente interpuso la denuncia en la Policía.
Según los expedientes judiciales en poder de LA PRENSA, Fernanda interpuso la denuncia el 1 de julio a las 7:00 de la noche. En esa fecha, Meléndez ya estaba detenido. Además, se asegura que la víctima reconoció a Meléndez en un álbum fotográfico de investigación policial y que posteriormente lo identificó en prisión, algo que Fernanda y Marcela negaron durante una de las audiencias. En la orden de detención, girada por la jefa del Distrito Dos, Mayra Pizarro, se afirmó que Meléndez fue capturado el 2 de julio, cuando en realidad fue un día antes.
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Por otra parte, el dictamen de la forense Cándida Chávez, del Instituto de Medicina Legal (IML) emitido el 2 de julio, señaló que no existía evidencia corporal de penetración ni reciente ni de vieja data, que no había evidencias de uso de fuerza o violencia en la víctima. Tampoco se encontraron indicios de tocamientos, enfermedades de transmisión sexual, y el dictamen psicológico emitido por Melba Moraga asegura que tampoco encontró daños psicológicos.
Pese a esta información, la Fiscalía acusó a Meléndez de abuso sexual.
“Yo no conozco a Eddy”
El miércoles 11 de agosto de 2021 se realizó una audiencia oral y pública en la que, por primera vez, se conocieron los testimonios a viva voz de la mayoría de los implicados en la trama que presentó el Ministerio Público.
Fernanda testificó bajo juramento y dijo que no conocía a Eddy Meléndez, que el 26 de junio oficiales de la Policía la hicieron firmar a ella y a Marcela unos papeles que no les leyeron. “Yo no conozco a Eddy, no sé a quién se está acusando”, expresó.
También compareció Marcela y en su testimonio aseguró que, en efecto, alguien intentó violarla, pero que fue “un chavalo” de 13 o 15 años que iba en un carretón de caballos cuando ella salía de la escuela. “Me entrevistó una policía y yo le dije lo que había sucedido. Un señor me había intentado violar, pero como estaba nerviosa, le dije que fue un señor, pero en realidad fue un chavalo. Yo le dije que fue cuando venía de la escuela” dijo.
“Yo no conozco al señor, no recuerdo bien quién es, solo fui a la Policía un día, me dijeron que yo venía a declarar, no sabía que hay alguien detenido”, añadió Marcela.
Según el acta, la fiscal Yubelka Pérez dijo que la víctima se estaba retractando.
12 años para Eddy Meléndez
El 10 de septiembre de 2021 compareció en la audiencia Xiomara, una de las menores que, según la acusación de la Fiscalía, condujo a Marcela a la vivienda de Meléndez el día de la violación. Xiomara aseguró que no conocía a Marcela.
Aún con todas las pruebas a favor de Meléndez, el 7 de octubre de 2021 la jueza Casco Batres lo declaró culpable del delito de abuso sexual y lo sentenció a 12 años de prisión.
El abogado defensor apeló la sentencia con base en las contradicciones de la acusación, pero fue en vano. En agosto de 2022, los magistrados de la Sala Especializada en Violencia de Adolescentes del Tribunal de Apelaciones de Managua confirmaron la sentencia. Meléndez saldrá de prisión el 4 de julio del 2033, cuando tenga 78 años.
“Lo están dejando morir”
A Eddy Meléndez le cuesta ponerse en pie en la celda de una galería de la cárcel La Modelo en la que se encuentra junto con otros adultos mayores. Arrastra los pies, tiene poca fuerza en las piernas y, aun así, no le permiten tener un bastón.
Ahora depende completamente de sus familiares, puesto que el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) lo despojó de su pensión de vejez luego que se le impidiera la realización de su fe de vida, un requisito anual que deben cumplir los adultos mayores jubilados para constatar que siguen con vida.
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“La familia le lleva los medicamentos, pero nadie se los suministra y él no está en condiciones de llevar un control de sus medicinas”, contó uno de los amigos.
Sus amigos y excompañeros relatan que el régimen “ha sido extremadamente cruel con Eddy. Prácticamente lo están dejando morir poco a poco”.