Mientras se pronostica una reducción en el precio del petróleo el próximo año, debido a una sobreoferta del oro negro en los mercados internacionales, en Nicaragua el régimen de Daniel Ortega sigue divulgando precios del barril de crudo muy por encima de lo observado en el exterior, lo que ha ocasionado que la factura petrolera y de derivados aumente 9.9 por ciento hasta agosto.
El Banco Central de Nicaragua (BCN) informó que entre enero y agosto de este año el país gastó en crudo y derivados 1,097 millones de dólares, es decir 98.91 millones de dólares adicionales con respecto a los 998.09 millones que gastó en igual periodo del año pasado.
Y si bien el monto acumulado está por encima del año pasado, lo cierto es que está ligeramente por debajo de los 1,204 millones de dólares observados en igual lapso del 2022, cuando el régimen de Ortega decidió congelar en Nicaragua los precios de los combustibles y del gas para cocinar.
En agosto del 2022, tras varios meses de alzas en los precios de los carburantes y mientras los gobiernos de las regiones ya habían adoptado medidas para mitigar la crisis alcista internacional, Nicaragua anunció un congelamiento general de estos en el mercado nacional, para entonces se había llegado a pagar un máximo de 136 dólares el barril y un mínimo de 92.1 dólares.
Desde entonces los precios internos no se han ajustado a la baja tal como ha ocurrido a nivel internacional. De hecho, la factura petrolera refleja que en lo que va del año, el precio máximo que pagó fue 106.8 dólares por barril y el mínimo 94.1 dólares.
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Viene alivio
Comparado con agosto del 2022, la factura petrolera y derivados de este año es 8.9 por ciento más baja, lo que significa un alivio de 107 millones de dólares.
El Banco Mundial cree que aunque el próximo año se produzca una escalada bélica en Medio Oriente, el precio del Brent —el crudo de referencia mundial— podría subir hasta alcanzar un máximo de 92 dólares, pero este sería un incremento momentáneo debido al exceso de crudo en los mercados internacionales. En ese escenario, las economías comprarían en promedio a 84 dólares el barril en 2025.
Ese valor pronosticado por el Banco Mundial en un escenario de perturbación bélica, estaría por debajo de lo observado en el 2022, cuando en Nicaragua se congelaron los precios locales con un petróleo rebasando los 100 dólares el barril.
De hecho, los pronósticos apuntan a que este año el crudo cerrará con una baja de 3.2 por ciento; el próximo año con un abaratamiento de 8.8 por ciento y en el 2026 la reducción sería de 1.4 por ciento.
“Se prevé que el próximo año la oferta mundial de petróleo supere la demanda en un promedio de 1.2 millones de barriles diarios, un excedente que solo se ha superado dos veces antes: durante los cierres derivados de la pandemia en 2020 y durante el colapso de los precios del petróleo, en 1998”, según proyecciones del Banco Mundial.
El desglose de la factura
Y añade: “Este nuevo exceso de oferta refleja en parte un cambio importante en China, donde la demanda de petróleo se ha estancado prácticamente desde 2023 como consecuencia de la desaceleración de la producción industrial y el aumento de las ventas de vehículos eléctricos y de camiones propulsados a gas natural licuado. Además, se espera que varios países que no forman parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo o de sus aliados aumenten su producción de petróleo. La propia OPEP+ mantiene una importante capacidad de reserva, que asciende a 7 millones de barriles diarios, casi el doble que en vísperas de la pandemia, en 2019”.
Hasta agosto de este año, sólo en la compra de petróleo, que luego se refina en plantas nacionales, Nicaragua gastó 408.14 millones de dólares a un precio promedio de 99.1 dólares. Este gasto fue superior a los 334.51 millones de dólares del mismo lapso del año pasado.
Por su parte, sólo en la compra de combustibles terminados (gasolinas, diésel y otros) la factura ascendió a 554.59 millones de dólares, un poco mayor que los 545.08 millones de dólares vistos en igual periodo del 2023.
Solo por la compra de lubricantes se pagó 49.63 millones de dólares y 85.23 millones de dólares en la compra de energía.
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