Hubo un periodo —después de iniciada la crisis sociopolítica de 2018 y la brutal represión del régimen de Daniel Ortega— en el cual las elecciones presidenciales de 2021 representaron un halo de esperanza para los nicaragüenses. Incluso, llegaron a existir casi una decena de personas buscando la candidatura presidencial que destronara a Ortega de la silla presidencial.
Hoy, tres años después de ese proceso violento que dejó decenas de presos políticos y que con los años se ha ido recrudeciendo, parece lejana la posibilidad de unas nuevas elecciones donde haya competencia creíble y que la familia Ortega Murillo pueda dejar el poder.
El cuarto período consecutivo de Ortega, desde 2007 que regresó al poder, será recordado por la radicalización de todos los actos represivos que comenzaron en 2018.
Presos políticos y desnacionalizaciones
Después de iniciar una brutal cacería en contra de las personas que mostraron interés en competir para ser el candidato presidencial, Ortega también dirigió la represión en contra de defensores de derechos humanos, periodistas y miembros de la Iglesia católica.
Mantuvo durante meses a cientos de personas encerradas que mostraron alguna crítica en contra del régimen y posteriormente fue extendiendo la medida represiva del destierro.
Empezó negándoles la entrada a nicaragüenses que habían salido del país, imponiéndoles un destierro de facto, además quitando pasaportes para que los afectados quedaran bajo país por cárcel. Y continuó con la desnacionalización directa a un grupo de 222 personas presas políticas que fueron enviadas a Estados Unidos. La medida se ha ido extendiendo.
En febrero de 2023 se dio el primer destierro masivo de 222 presos políticos nicaragüenses, enviados a Estados Unidos sin nacionalidad, lo que a la vez motivó la solidaridad de varios países que ofrecieron nacionalizar a todas las personas que fueran desterradas de Nicaragua.
ONG canceladas
En 2022 se aceleraron las cancelaciones de organizaciones sin fines de lucro (OSFL/ONG), que habían comenzado de manera dirigida a finales de 2018.
A finales de 2022, el régimen orteguista había eliminado la mitad de las ONG existentes en Nicaragua. Antes de 2018, existían en el país 6,566 OSFL En diciembre de 2022, más de tres mil ONG habían sido eliminadas, entre estas 2,771 nacionales y 304 extranjeras.
Actualmente, se cuentan 5,308 organizaciones canceladas.
La mayoría de estas organizaciones hacían labores sociales con programas que beneficiaban a miles de nicaragüenses en zonas rurales donde el Estado no tiene presencia. Con sus cierres y confiscaciones, estas poblaciones quedaron en la total desprotección.
Control universitario
A la par de las cancelaciones de ONG sucedieron las ilegalizaciones y confiscaciones de universidades privadas, que dejaron a miles de estudiantes con carreras truncadas.
Han sido al menos 37 las universidades canceladas desde diciembre de 2021. La primera en sufrir el golpe fue la Universidad Hispanoamericana (Uhispam), propiedad del empresario entonces cercano al régimen, Leonardo Torres Céspedes. Y la más reciente fue la Asociación Instituto Nicaragüense de Estudios Humanísticos (INEH), cancelada a través del Acuerdo Ministerial 11-2024 OSFL del 27 de febrero de 2024.
Entre las más icónicas están la Universidad Centroamericana (UCA) y el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), cancelados el 18 de agosto y el 25 de septiembre de 2023, respectivamente.
Migración masiva
En este último periodo del régimen Ortega Murillo se ha alertado sobre la nueva estrategia del régimen de abrirle las puertas a la masiva llegada de migrantes, tanto americanos como extracontinentales para que sigan su ruta hacia Estados Unidos.
Ortega ha eliminado el visado a diversas naciones para facilitar cientos de vuelos chárter desde países africanos y asiáticos hasta Managua y empujar así mares de personas hasta las fronteras terrestres de EE. UU.
Los críticos y expertos ven esto como una estrategia política de Ortega para acrecentar la crisis migratoria de Estados Unidos, como parte de un guerra híbrida internacional, que ataca por diferentes flancos a Estados Unidos.
Estados Unidos ha reaccionado imponiendo sanciones a aerolíneas y a funcionarios y aunque esto parece haber terminado por las medidas impuestas en las fronteras norteamericanas, el problema sigue latente.
Rosario Murillo se afianza en el poder
Los últimos dos años se ha consolidado mucho más el planteamiento político de que la esposa de Ortega y vicepresidenta del país, Rosario Murillo, ha intensificado su carrera por afianzarse en el poder al margen de Ortega, llegando a desplazar a todos los que no son fieles a ella.
Según los críticos, esto la ha llevado a descabezar el poder judicial y despedir a cientos de empleados de este poder del Estado, incluyendo a un hijo de Ortega de otra relación.
Asimismo, aisló durante meses al hermano mayor de Ortega y fundador del Ejército, general en retiro Humberto Ortega Saavedra, hasta la muerte de este el pasado 30 de septiembre, luego de que el exjefe militar brindara una entrevista afirmando que nadie podría suceder a su hermano si este dejara el poder.