Yakarta. En el mundo el nivel medio del mar sube alrededor de 0.2 centímetros cada año. Sin embargo, en algunas zonas de Yakarta, la ciudad más poblada de Indonesia, esa cifra puede acercarse a los 25 centímetros. Esto se debe a que aquí no solo suben las mareas: Yakarta se hunde. Y lo hace tan rápido que el gobierno indonesio está construyendo desde cero una nueva capital: Nusuntara, cuyas obras iniciaron a mediados de 2022. Con más del 40 por ciento de su superficie por debajo del nivel del mar, las inundaciones se volvieron tan frecuentes e intensas en Yakarta que el traslado de la capital a otra isla fue la mejor salida. El bombeo de aguas subterráneas y la construcción de ciudades sobre sedimentos blandos son actividades humanas capaces de producir descensos de la superficie terrestre. En Yakarta se produjo “una tormenta perfecta de factores humanos y desafortunada geografía”, señala la revista National Geographic.
Nueva York. La “ciudad que nunca duerme” se hunde lenta, pero irreversiblemente en el Atlántico. Investigaciones recientes han demostrado que la famosa ciudad estadounidense cae entre 0.010 y 0.020 centímetros hacia el mar cada año y, contrario a lo que suele decirse, los rascacielos no son la causa de este hundimiento, pues la mayoría de los edificios más pesados se halla sobre terreno rocoso. En este caso, el mar sube mucho más rápido de lo que la tierra desciende. El problema tiene que ver con la geología.
México. El bombeo de aguas subterráneas es la principal causa de hundimiento de terreno en las ciudades del mundo. Esto es porque los poros de los acuíferos subterráneos se aplastan y encogen cuando se les extrae el agua. En algunas zonas de México DF esta actividad está provocando unos 35 centímetros de hundimiento cada año y hasta 50 en los sectores más afectados. En el último siglo, la ciudad se ha hundido unos 10 metros, sufriendo deformación de edificios e interrupción de infraestructuras. La geografía también tiene que ver. Gran parte de la ciudad se construyó sobre un lago relleno cuyo lecho blando se aplasta con facilidad.
Houston. Partes del condado de Harris, en la ciudad estadounidense de Houston, se han hundido entre 3 y 3.6 metros desde la década de 1920. El terreno continúa descendiendo a razón de 5.1 centímetros por año, destaca un reportaje de CNN. Igual que en México y Yakarta, la excesiva extracción de agua subterránea tiene gran parte de la culpa. Otra ciudad estadounidense que pierde altura es Nueva Orleans. Está construida cerca de la costa y sobre tierra suelta, descendiendo cerca de 1 centímetro por año.
Beijing. La capital de China se está hundiendo en algunas áreas hasta 10.2 centímetros por año. La principal causa: el agotamiento de las aguas subterráneas ha compactado el suelo. Pero no es el único caso en China. Casi la mitad de las principales ciudades del país asiático están descendiendo debido a esa misma razón. Alrededor del 16 por ciento de las áreas urbanas cae más de 10 milímetros por año. Otros factores que influyen son los sistemas de transporte urbano y la extracción de minerales y carbón.
Venecia. La célebre ciudad de los canales también se hunde. Su mayor enemigo es la marea alta, acrecentada por los estragos del cambio climático, pero, además, la tierra desciende lentamente debido a un proceso natural de acomodo de las placas tectónicas debajo de la ciudad, acelerado en el siglo XX por el bombeo de las aguas subterráneas. De 1950 a 1970 Venecia se hundió casi 13 centímetros. Aunque el bombeo de agua se detuvo hace mucho, la ciudad continúa descendiendo unos dos milímetros al año. Actualmente es protegida por un sistema de 78 gigantescos diques llamado MOSE, pero se teme que con el tiempo sea insuficiente ante el cambio climático, pues las mareas son cada vez más altas.
Lagos. Con más de 24 millones de habitantes, la megaciudad de Lagos se encuentra en la costa de Nigeria, construida en parte en el continente y en parte en algunas islas cercanas. Esto hace que sea especialmente propensa a las inundaciones y que su costa se esté erosionando, a medida que aumentan los efectos del cambio climático. Se espera que crezca la intensidad de las lluvias, provocando más inundaciones y, si el calentamiento global supera los 2° C, se prevé que la ciudad experimente un aumento de 90 centímetros en el nivel del mar para el año 2100.
Bangkok. A lo largo del siglo XX, partes de Bangkok, capital de Tailandia, se hundieron entre dos y tres metros. El terreno se hunde unos diez milímetros por año y hasta un centímetro en las zonas críticas, y a eso se suma el crecimiento del nivel del mar. La capital tailandesa sufre grandes inundaciones que han dejado centenares de muertos y se prevé que para mediados de este siglo pueda estar anegada. El problema es tan grande que, según un funcionario tailandés consultado por AFP, el país podría verse obligado a trasladar su capital si la ciudad no se adapta pronto al cambio climático.
Ciudades de Países Bajos. El caso de Países Bajos es especial. El país entero lucha por no desaparecer ante el hundimiento de la tierra y el avance del mar. Según los científicos, dentro de medio siglo Países Bajos necesitará 20 veces más volumen de arena para frenar el agua y mantener la costa que impide que sea arrasado por el mar. Ya en 1953 el Mar del Norte rompió los diques y arrasó los pueblos costeros, matando a unas 1,830 personas y 200 mil animales. Según el diario español El Confidencial, una cuarta parte de Países Bajos está por debajo del nivel del mar y el resto está al mismo nivel. Cualquier cambio puede ser grave a esa altitud y se prevé que el país se hunda de 20 a 75 centímetros en los próximos 30 años. La extracción de gas, el suelo arcilloso y las sequías que afectan el manto acuífero han agravado el problema.
Corinto. El mar avanza inexorablemente sobre la ciudad chinandegana de Corinto, donde se halla el puerto más importante de Nicaragua. El fenómeno conocido como “mar de fondo” viene causando problemas desde hace muchos años, con reportes que datan de la década de los sesenta, pero empeoró a partir de 2010, embravecido por los efectos del cambio climático. Ni los diques ni las bolsas gigantes rellenas de arena han logrado contener la marea en la zona crítica, que se eleva apenas un metro sobre el nivel del mar. De 2017 a 2022 el oleaje se tomó 200 metros de los barrios costeros y tres calles desaparecieron bajo el agua, dejando a unas cien familias sin sus casas. El agua y la arena lo ocuparon todo.