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Sabor a chocolate

En el centro de la hermosa ciudad colonial Granada se mantiene desde 1870 una bella casona, con sus amplias salas, techos elevados, columnas de madera en los corredores y patios centrales. Pero el secreto que esconde la casa, mandada a construir por el expresidente Evaristo Carazo, es lo que atrae a centenas de turistas al añ

Por Róger Almanza G.

En el centro de la hermosa ciudad colonial Granada se mantiene desde 1870 una bella casona, con sus amplias salas, techos elevados, columnas de madera en los corredores y patios centrales. Pero el secreto que esconde  la casa, mandada a construir por el expresidente Evaristo Carazo, es lo que atrae a centenas de turistas al año.

Aquí, oculto, pero abierto a quienes llegan, funciona una fábrica de chocolate donde el visitante, además de aprender un poco de la historia de este producto, podrá hacer su propia barra de  chocolate. También aprenderá desde el tostado del grano de cacao, hasta convertirlo en pasta y  mezclarla con distintos frutos secos o leche y así producir un chocolate totalmente nicaragüense.

 La casona, conocida como Museo del Chocolate, abrió sus puertas a los turistas desde el 2010, cuando inauguró 15 habitaciones, entre ellas una suite de lujo, además de cuartos económicos, supremos y lux.

 Pero antes de decidir quedarse hospedados en este lugar, es inevitable recorrer los espacios del museo, donde un guía lleva al visitante por el mundo increíble del chocolate, desde su origen con los mayas, pasando por los aztecas hasta llegar al tiempo de la conquista, cuando el cacao fue monopolizado y llevado a Europa.

Vive el chocolate

Una clase para  dos o hasta cuatro personas es impartida por el guía experto del museo. La clase dura dos horas  y los aprendices de chocolate eligen sus propias semillas, las tuestan, las pelan y las muelen antes de pasar al proceso de pasta de chocolate y empezar a crear las barras negras, marrones o claras del delicioso dulce.

La clase tiene un valor de 19 dólares por persona adulta y  nueve dólares para niños.

Además de las bebidas a base de cacao que los practicantes pueden tomar, también se llevan el chocolate que ellos mismos hacen, una selección de hasta 21 diferentes sabores.

Un dulce viaje

Hacienda La Calera es el destino para los más aventureros que llegan al Museo del Chocolate. La aventura inicia a las 8:30 de la mañana con un viaje en lancha por el lago Cocibolca, y cruzando las Isletas de Granada,  hasta llegar a  las faldas del volcán Mombacho, donde se ubica la casa hacienda.

Luego, un recorrido de aproximadamente dos kilómetros, que se puede hacer a pie o a caballo, lleva hasta la plantación de cacao. Diez manzanas del fruto, que alguna vez funcionó como moneda, esperan al visitante que quiere recorrer, cortar e incluso probar el cacao en su más natural presentación.

El paseo dura hasta el mediodía, pero tranquilo, porque este viaje incluye merienda y almuerzo.

En el lugar, después de recorrer las plantaciones de cacao, la finca abre sus puertas y ofrece al visitante el almuerzo, además de un relajante baño en aguas termales.

De regreso, un paseo por Granada es la opción que todos los turistas eligen, antes de volver al Museo del Chocolate, donde la aventura del día puede terminar con una deliciosa bebida de cacao en el cafetín del museo donde, además, se tiene el privilegio de apreciar la preparación de cada una de las bebidas que se ofrecen.

El Azote chocolate fábrica Granada

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