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Peter Falk fallecido recientemente. LA PRENSA/AFP

Goobye Columbo entre el drama y la comedia

Fornido, bajo, bizcoreto (efecto producido por un ojo de cristal debido a la extracción de un tumor maligno en la infancia) y de voz rasgada, con el típico acento de los barrios étnicos de Nueva York, Peter Falk (fallecido el 23 de junio pasado a los 83 años de edad) parecía el actor ideal para interpretar personajes del hampa, sobre todo sicarios de mediano y bajo rango.

Franklin Caldera

Fornido, bajo, bizcoreto (efecto producido por un ojo de cristal debido a la extracción de un tumor maligno en la infancia) y de voz rasgada, con el típico acento de los barrios étnicos de Nueva York, Peter Falk (fallecido el 23 de junio pasado a los 83 años de edad) parecía el actor ideal para interpretar personajes del hampa, sobre todo sicarios de mediano y bajo rango.

Y así comenzó su carrera en el cine, con papeles secundarios en películas como Asesinato S.A. (1961, por la que obtuvo una nominación al Oscar), Milagro por un día (1962) de Frank Capra (con Bette Davis y Glenn Ford), Robin Hood de Chicago (1964), con Frank Sinatra y Bing Crosby; y Gli intoccabili (1969) de Giuliano Montaldo (protagonizada por John Cassavetes).

Con un Máster en Administración pública y experiencia en el teatro, Falk intervino en comedias (es el taxista atribulado de El mundo está loco, loco, loco) y dramas intensos en películas independientes dirigidas por Cassavetes: Maridos (1970) y Una mujer bajo la influencia (1974), junto a Gena Rowlands, esposa del director.

Su vida cambió drásticamente cuando en 1968 interpretó por primera vez al Teniente Columbo (de la sección de Homicidios de la Policía de Los Ángeles) en el telefilme Receta: Asesinato; basado en un episodio de la serie “The Chevy Mystery Show” (transmitido 9 años antes con Bert Freed en el rol protagónico). En 1962 ese mismo episodio había sido llevado a las tablas con el veterano actor Thomas Mitchell en el rol de Columbo.

Inmediatamente, la serie del Teniente Columbio (con Falk en el rol protagónico) fue incorporada a un programa rotativo denominado “NBC Mystery Movie” (alternando con “McMillan y su esposa”, coprotagonizada por Rock Hudson y Susan Saint James; y “McCloud”, interpretado por Dennis Weaver).

Posteriormente, el programa de Columbo (una de las grandes series dramáticas del período clásico de la televisión estadounidense, junto con “La ley del revólver”, “Los defensores”, “Bonanza” y “Ben Casey”) adquirió autonomía. Los episodios fueron producidos cada vez más espaciadamente, durante 35 años (hasta 2003).

Fruto de la imaginación de Richard Levison y William Link, “Columbo” descartó el formato tradicional de las películas de misterio, en el cual el espectador debe esforzarse por identificar al asesino mediante pistas falsas (el culpable suele ser el menos sobresaliente de los sospechosos), que tienden a deformar a los personajes y falsear el argumento. (Se requiere de mucha habilidad para tejer este tipo de tramas, en las que se especializaron Arthur Conan Doyle y Agatha Christie).

En los episodios de Columbo la identidad del asesino se revela desde la primera secuencia: un asesinato minuciosamente planificado. Cada episodio está planteado como un conflicto de caracteres y el suspenso surge de cómo el detective (que no utiliza armas de fuego) logrará desenmascarar a un sospechoso acaudalado, poderoso y de inteligencia superior, que ha tramado y realizado lo que parece ser el crimen perfecto.

Entre los personajes que enfrentó el teniente de la policía de Los Angeles destacan el director de orquesta (John Cassavetes) de “Estudio en negro” (1971); la escritora de novelas de misterio (Ruth Gordon) de “Atrápame si puedes” (1977); y el experto en vinos (Donald Pleasence) de “Cualquier viejo puerto para una tormenta” (1973), episodio favorito de Falk.

En todos los episodios, el aspecto desaliñado del detective y su aire despistado, hacen bajar la guardia al asesino que responde distraídamente a las preguntas del teniente. Cuando aquél se da cuenta de que Columbo (con su Peugeot destartalado, su trinchera arrugada y su puro a medio fumar) es realmente una fiera, es demasiado tarde.

El mejor episodio fue “El asesinato más inteligente del mundo”, con Theodor Bikel como un asesino con coeficiente intelectual de genio. A veces Columbo podía dejar escapar a su presa si el crimen le parecía justificado. Este es el caso del episodio coprotagonizado por Faye Dunaway (que trata de neutralizar a su oponente blandiendo sus encantos femeninos), titulado “Todo en el juego” (1993), en el cual la protagonista asesinó a su amante para proteger a su propia hija.

Cuanto más poderoso e inatrapable el villano de la pieza, mejor cada episodio. El cuadro de honor de actores invitados incluye a Partrick McGoohan, George Hamilton, Janet Leigh, Johnny Cash, José Ferrer, Ricardo Montalbán, Oskar Wernes, Jack Cassidy, Leonard Nimoy, Vera Miles y Richard Kiley.

Debido al elemento de crítica social implícito en todos los guiones de la serie, “Columbo” fue uno de los pocos programas de televisión estadounidenses que se transmitían, durante la Guerra Fría, en los países de la Europa del Este, incluyendo Bulgaria, donde es aplicable el marxismo-leninismo de forma especialmente rigurosa.

Columbo constantemente hacía referencias a su esposa sin que esta apareciese en la pantalla (hubo una serie titulada “La Sra. Columbo”, con Kate Mulgrew, futura capitana de “Star Trek: Voyager”). El nombre de pila de Columbo nunca se menciona (cuando le preguntan su nombre, algo o alguien interrumpe). Pero en un par de planos de la insignia del detective, claramente se lee el nombre de Frank.

En 1987 intervino en Cielo sobre Berlín de Wim Wenders y La princesa prometida de Rob Reiner. Pero el personaje de Columbo casi absorbió ante el público la identidad del actor (de ascendencia ruso-polaca). En un documental filmado durante un viaje de Falk por Sudamérica, vemos al actor en un pueblito andino, rodeado por indígenas que gritan: “¡Columbo…Columbo!”.

La Prensa Literaria

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