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Carlos PerezAlonso. LA PRENSA/A. AGUERO

Debajo de un chilamate frente al monumento a Rubén Darío

Poesía de Carlos PerezAlonso

Poesía de Carlos PerezAlonso 

DEBAJO DE UN CHILAMATE FRENTE AL MONUMENTO A RUBÉN DARÍO

El silencio y la sombra

se refugiaron de la lluvia

bajo el chilamate donde yo estaba.

Afuera la estatua del poeta, ajena al temporal,

seguía viendo al horizonte.

Cuando cesó la lluvia y

el viento se hizo dócil,

la sombra saltó de su camerino vegetal

como una prima donna y se llenó de luces,

removió la tarde, compuso los telones de las nubes

y en una abstracta pero evidente

muerte del cisne, murió.

Al silencio lo quebraron como espejo antiguo

los chillidos de los chocoyos y los graznidos

de los zanates.

A MEDIANOCHE

Un hombre orina a medianoche

bajo el cielo estrellado.

Escucha al mar insomne

revolcándose en su lecho.

Intuye el infinito y

la fugacidad de la vida,

duda de su destino

a veces cree

ver en el horizonte una luz

que se prende

y que se apaga.

Ante la inmensidad nocturna dimensiona

su propia soledad.

Aunque esta noche también pasará,

y la línea brumosa de la muerte

cambiará de color al amanecer.

ARENA

La espuma seca como espuma deshidratada

las agujas venenosas que se clavan

en las plantas de los amantes,

tan sutiles, tan finas

auspiciadoras de amor

suceso solo visto con júbilo desde el ojo morado

del adolescente Perseo, aventurero y ediposo.

ALGUIEN

¿Todavía hay alguien

que deambula por mi sangre

en busca de un destino incierto?

Alguien que integre sonámbulo

la patrulla de tristes semisonrientes

que se justifican diciendo

“mi padre es un poeta tú sabes…”

Alguien que fulgurante fugaz viva o muera

como una advertencia.

Alguien que terco se meta en la maraña

de verso y emerja gritando

¡te quiero!

o que en las madrugadas insomnes

susurre en tu oído

Perezalonso, hay pedazos de vida.

que vivir todavía

¡levántate y canta!

EL AMOR

Miro venir al amor ronroneante,

sigiloso y servil

restregándose con todos

a cambio de una aleve y fugaz caricia.

Llega donde yo estoy sentado esperando,

da un salto limpio y bello

sobre mi cabeza,

y se va.

La Prensa Literaria

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