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Pablo Antonio Cuadra, escritor y académico de la lengua. LA PRENSA/ARCHIVO.

El brillo de los árboles

Desde la página en blanco La Ceiba nos ofrece su mano para adentrarnos en esta nueva edición madrileña de Veintisieteletras de la obra

Por Lydia Ávila Tejedor

Desde la página en blanco La Ceiba nos ofrece su mano para adentrarnos en esta nueva edición madrileña de Veintisieteletras de la obra Siete árboles contra el atardecer (1980) firmada por Pablo Antonio Cuadra (Managua, 1912-2002), mediante la cual podemos pasear por ese mundo del poeta nicaragüense, creado a partir de un tiempo y un espacio que se conjugan para ofrecer una visión que afronta el universo de una manera especial y que se muestra aquí en poemas que encierran tras sus versos la gran historia de un pasado tanto mítico como natural.

En las construcciones que conforman esta antología de poemas ecológicos, siete de ellas se centran en siete especies de árbol propias de Nicaragua. Cada una de las composiciones aparece con una fotografía previa de Wilmor López que retrata el árbol al que se dedican los versos, lo cual ayuda al lector que desconoce estas especies a visualizar toda la descripción que hace Pablo Antonio Cuadra. Cada poema, cada árbol, nos balancea en una historia, nos trae y nos lleva de un instante temporal a otro, desde el primer pasado (“La Ceiba”) hasta la creación del amor a partir de dos árboles que se unen (“El Jocote”). Cuadra recorre sus ramas, sus flores y frutos, sus colores y las texturas de su madera para ofrecernos la personalidad de cada creación natural, de cada fruto de la tierra.

Pero los poemas no solo se centran en especies de árboles sino que también se añaden al final Otros poemas a modo de muestra antológica en los cuales se aprecian distintas temáticas que finalizan en conclusiones similares y propias de la poesía de Cuadra, como en Introducción a la tierra prometida donde encontramos miradas al pasado, a lo que el hombre ha ido dejando atrás y que nos ha hecho convertirnos en lo que somos. PAC recupera los valores de nuestros antepasados con el fin de instruirnos sobre la relación entre la humanidad y su propia naturaleza, aúna pasado y presente en pos de mejorar el futuro de los seres humanos y la tierra. Esta mirada del poeta ya la teníamos en obras anteriores como El jaguar y la luna , pero la llamada de auxilio de Cuadra nos aparece aquí menos cifrada, más directa y de alguna manera se muestra así cierta desesperación por el abandono de lo que antes se consideraba sagrado:

“Voy a enseñarte a ti, hijo mío, los cantos que mi pueblo

[recibió de sus mayores

Cuando atravesamos las tierras y el mar

Para morar junto a los campos donde crecen el alimento

[y la libertad”. (111)

Así, a través de los poemas, vamos entrando en contacto con la poesía tan rítmica de Cuadra, tan mágica en ocasiones, tan cruda en otros, pero que en cualquier caso nos ayuda a atravesar la selva, a escuchar sus sonidos, a sentir la humedad, como vemos en otras construcciones como Poema del momento extranjero en la selva .

Esta reunión de poemas vería la luz en el año 1980, pero lo que resulta novedoso en esta edición es el prólogo de 44 páginas que compone Steven F. White a partir de una mirada ecocrítica, desde el conocimiento, la admiración y el estudio profundo del poeta, y en el que se muestra el imaginario poético de Cuadra junto con su intención de totalizar el ser nicaragüense a través de las composiciones dedicadas a las distintas especies de árboles. El prólogo realizado desde el punto de vista ecocrítico relaciona así la poesía con la tierra y se entrelaza a través de la botánica y la lingüística. White conforma este prólogo introduciendo primero al lector en esta revolucionaria disciplina para después mostrarle la representación de dicha teoría en la poesía de PAC, además de establecer otras relaciones intertextuales como las que vinculan la obra que nos interesa con Esquilo y Los siete contra Tebas . A través de cada árbol y de cada una de las siluetas que se levanta contra el paso del tiempo, y que se mantienen firmes frente a los cambios y las pérdidas del presente actuando como guardianes de la tradición, se nos guía a través de estos siete árboles que conservan entre las ramas el murmullo del pasado, que cubren y protegen a la sabiduría antigua cuando esta se acurruca para conservar aquello que el tiempo y el olvido amenaza con dañar, y así Steven F. White nos ilumina e instruye acerca de la concepción del mundo de Cuadra y de cómo el poeta nicaragüense va trenzando en las raíces y en la tierra hechos significativos de la historia de su país, de personajes importantes en el desarrollo de esta historia desde el más antiguo pasado hasta su actualidad y su presente. Las anotaciones de White se nos presentan absolutamente clarificadoras no solo poéticamente sino también en relación con la botánica (aspectos característicos de estas especies, propiedades curativas de los mismos, tratamientos que se hacían de sus flores o frutos en el pasado, etc.), ofreciéndonos así una visión profunda y argumentada de cada composición de versos.

En definitiva, la edición de Veintisieteletras nos presenta una de las obras principales de PAC en la que descubrimos aspectos básicos en el imaginario poético de Cuadra ya presentes en sus obras anteriores, como puede ser la intención de aunar pasado, presente y futuro vistos a través de lo natural, lo animal y lo astrológico, llegando así a culminar en una cosmogonía que pretende hacernos entender de donde ha partido el ser humano y a donde puede llegar si continúa por el camino adecuado; de la misma manera, una visión ecocrítica colabora en la intención de presentar e introducir al lector en una poética vinculada con lo más profundo de la tierra y con los productos de esta, para lo cual se sirve de las siete historias de estos árboles y del papel de los mismos a lo largo de la historia. No hay más que dejarse llevar para viajar de mano de Cuadra a un mundo en el que las verdades universales y las más propias verdades de la tierra nicaragüense se nos presentan arraigadas en un bosque poblado por el respeto al tiempo, al espacio y al arte de la poesía.

La Prensa Literaria

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