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El Espantapájaros

La escena se desarrolla en un plantío de trigo o maíz. Entran a escena tres pájaros: 2 machos negros y la pájara café-negro (pintado el pico de rojo, formando labios pronunciados y pestañas largas; lleva una cartera colgada del ala). Van brincando y craqueando, alegres, creando alboroto.

Por Gloria Elena Espinoza de Tercero

PERSONAJES:

El espantapájaros

Pájaro 1

Pájaro 2

Pájara

Enano

Don Pirrimplín

(Adaptación de la autora)

ACTO ÚNICO

La escena se desarrolla en un plantío de trigo o maíz. Entran a escena tres pájaros: 2 machos negros y la pájara café-negro (pintado el pico de rojo, formando labios pronunciados y pestañas largas; lleva una cartera colgada del ala). Van brincando y craqueando, alegres, creando alboroto.

Pájaro 1:

(Viendo para todos lados). Amigos: ¡Craac! parece que ahora tendremos buena comida y abundante… durante algún tiempo… ¡Craac, craac!

Pájaro 2:

No nos movamos de aquí… ¡Craac! Esto es hermoso. ¡Cómo se ven las mazorcas! ¡Craac!

Pájara:

Craac, crik! ¡Esto es vida!, ahora sí pudiste darme lo que merezco… ¡Craac!, después de tanto… ¡Crik!… tiempo de soportarte, ¡craac!

Mientras están en ese coloquio comiendo en el maizal, llega don Pirrimplín espantando y vociferando.

Don Pirrimplín:

¡Largo, váyanse de aquí!… pajarracos destructores, ladrones de mazorcas. ¡Los voy a matar! ¡Shuuuuuú!… ¡Váyanse, váyanse! Están destruyendo mi maizal… ¡Largo de aquí! ¡Shuuuuuuuú! ¡Júchu!… ¡Júchu!…

Los espanta con su sombrero, hace ruido con los pies y con la boca, mientras los pájaros, burlándose, van haciendo que vuelan y se van.

Don Pirrimplín:

¡Qué problema! Ahora, ¿qué voy a hacer con esta invasión de pájaros? Están destruyendo mi sembrío, mi dinero desaparece en el buche de estos pajarracos horrendos. ¿Qué podré hacer? ¿Cuál será la solución a este problemón?

Queda un momento pensando, hasta que sus ojos se fijan en unos objetos tirados en el suelo. Los levanta, y lentamente va formando un espantapájaros. Lo construye vistiendo a un actor que está acostado en el suelo, lo va transformando en espantapájaros. Mientras lo hace, canturrea lo que va pensando.

Cuando te ponga sembrado,

espantapájaros feo,

en mi maizal dorado

no habrá pájaro que venga

a estropear mi sembrío

que me dará buen dinero.

¡Hasta a mí me asustás!

En cuanto quite la siembra

te destruiré,

pues no quiero,

tener en mi patio bonito,

cosa tan fea y ruinosa.

Después te mandaré al fuego

y se acabó el problema.

Ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,

el susto que se van a dar

esos feos pajarracos,

que se mueran o se vayan.

Ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,

¡Horripilante y espantoso quedaste!

Ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja.

¡Cuán horrible te ves!

Cuando el espantapájaros ya está en pie, bien asegurado, se queda mirándolo extasiado, y sonríe satisfecho de la idea genial que ha tenido.

¡Ahora sí!, ya está la solución al problema. ¡Qué maravilla! ¡Soy un genio! Contra mí no puede nadie. ¡Quedó magnífico! (Dirigiéndose al espantapájaros). Ahora esclavo mío ¡a trabajar!

Pone al espantapájaros en medio del campo y se va. De todo esto no se han dado cuenta los pájaros, que entran de nuevo craqueando.

Espantapájaros:

(Tiene amarrado sus brazos a un palo hasta los codos, de tal forma que pueda hacer ademanes con el antebrazo. Habla con semblante triste y voz quejumbrosa). ¡Qué tristeza!, los pájaros se van al verme. Los espanto, soy feo…, tan feo que espanto a los pobres pájaros, aunque trate de sonreír. A mí me gusta verlos saltar, volar, admirar sus colores; aunque sean como estos negros, medio cafesosos, pero divertidos. Oír sus trinos y cantos; aunque craqueen horrible, pero son alegres. Admirar su vuelo; aunque sea como el de estos que aletean como si estuvieran reumáticos. Y el trabajo que tengo es opuesto a mi alma que admira la naturaleza.

Don Pirrimplín:

(Sale rápido, porque escucha el alboroto). ¡Así me gusta, espantapájaros! Ya estás espantando a los pájaros. Muy bien, muy bien… Jajajajajaja, ahora sí me la tragué con este esperpento, jajajajaja ¡Salieron como si hubieran visto al mismo diablo! Muy bien

Espantapájaros:

(Está tan triste, que no escucha la alegría de su constructor, y continúa hablando). Siento mi corazón vibrar de emoción con el chorrito de agua del arrollo que se estrella contra las rocas. Suena armonioso…

Don Pirrimplín:

Bueno, a vos ya te dio por ser de esos leídos y escribidos. Esos que viven perdiendo su tiempo haciendo versitos finos y delicados. ¡Ya te cogió feo!, si sos horrible. Haceme el favor de decirme, ¿quién te ha dicho que tenés cerebro? Bueno, y a fin de cuentas, ¿quién te enseñó a hablar?… Pero ese no es problema mío; tu oficio es seguir espantando pajaritos.

Espantapájaros:

Desearía tener libertad de movimientos y danzar con la música y el ritmo. ¿Y yo?, ¿tengo corazón? ¿Será que como Pinocho me he transformado en humano? y siento… y en lugar de paja, entre mis trapos tengo sangre en las venas. Quisiera decir los versos de Antenor Sandino Hernández que nacen de mi origen indígena. (Aquí recita la estrofa de Sangre india ):

“¡Mi corazón anduvo por la tierra disperso…

Gota de agua en la rosa volviéndose universo…

Y que por mandato de las transformaciones,

tras ser el ronco cuerno con que tocó sus sones

algún indio poeta, tras ser cumbre y león

y penacho a los vientos, hoy es mi corazón!”

Espantapájaros:

(Haciendo caso omiso de don Pirrimplín). Voy a ver si recuerdo un poco esos versos de Alí Vanegas ¿Dónde los aprendí? ¿Cómo los recuerdo si nunca los he leído? Estoy hecho de paja y trapo, pero siento en mis adentros el legado hermoso de mis antepasados… A ver, a ver, los versos dicen así (Aquí recita unos versos del poema Siesta tropical de Alí Vanegas. Antes se escucha música folclórica):

“Mediodía. El campo jadea,

se tuesta el monte, de calor,

y en el aire incandescente

las moscas suenan su acordeón.

La india muele, en una piedra,

imperturbable, su pinol,

y al bronce indígena tuesta

la resolana del tizón.

Una iguana, en el sol, saluda.

Lejos, un pájaro cantó.

Los llanos tienden sus espaldas

todas surcadas de dolor”.

¡Qué lindo! La naturaleza es maravillosa y yo tengo todo eso dentro de mí. Siento el compás y la rima de las coplas de mis antepasados espantapájaros… Esas voces que escucho me acompañan, están dentro de mi armazón. Tengo alma y soy un montón de trapos, paja y madera. Tengo corazón y siento su palpitar como un tambor de ceremonia nupcial indígena (se escucha un tambor) como en estos versos de Antenor.

Soy un espantapájaros nicaragüense y debo cumplir mi trabajo… Odioso trabajo; debo hacerlo porque estoy atado a un palo, no puedo moverme hasta que alguien me desate. Mientras tanto, solo mi pensamiento vuela y canta, es mi deber, mi deber… Deber de espantapájaros y debo hacerlo con honor. Todos los trabajos deben hacerse con honor. (El espantapájaros baja la cabeza, los pájaros solo ven de largo lo que les causa tanto miedo).

Comienza una música de tambor y flauta. Se ve al Enano Cabezón, bailando y diciendo versos.

Enano:

Agreste y altiva loma,

recibes el dulce aroma

del romero y del “azajar”,

vergel de fragantes rosas

en donde las mariposas

llegan a revolotear.

Espantapájaros:

¡Qué alegre! ¡Qué belleza! Eso debe ser música porque lo siento muy dentro de mis pajas y trapos. Quiero decir…, perdón, dentro de mi corazón. (Dirigiéndose al Enano Cabezón). ¿Qué hacés? ¿Quién sos? ¿Cómo se llama lo que suena tan bonito?

Espantapájaros:

Debías enseñarme. Me gusta saber de mi tierra, conocer de dónde me viene este sentimiento que tengo encerrado dentro de mi pecho y que me hace admirar la naturaleza. ¡Enseñame amigo!, estaré muy agradecido.

Don Pirrimplín:

¿Qué está pasando aquí? ¿Se puede saber qué hace este Enano Cabezón en mi sembrío? ¿Qué pasa, que mi Espantapájaros no está en su puesto, trabajando?

Los dos amigos quedan atónitos, luego se recuperan. El espantapájaros se refugia detrás del enano que se lanza a defenderlo.

Enano:

Óigame señor, no grite. No hay razón para exaltarse. Todo volverá a la normalidad en su sembrío, pero no maltrate a mi amigo Espantapájaros, que por su alma sensible se puso a bailar conmigo.

Don Pirrimplín:

(Sin hacerle caso al Enano, se dirige al Espantapájaros). ¡Solo eso me faltaba!, que tuvieras abogado. Ya te voy a amarrar para que no andés meneando el fundango que tenés. (Dirigiéndose al Enano). ¡Se me va de aquí, Enano desocupado! ¡Vaya con su son a otra parte! Aquí mi Espantapájaros está haciendo su trabajo. Él trabaja para mí. Tiene que verme el sembrío y lo estás interrumpiendo. ¡Váyase! ¡Váyase! Váyase con su música para otro lado.

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Los pájaros están mirando desde lejos. El Enano Cabezón se va bailando y cantando; mientras don Pirrimplín, gruñendo y regañando, amarra al Espantapájaros.

Don Pirrimplín:

Y a vos Espantapájaros irresponsable te dejo en capilla. Si te seguís portando mal, vas a ver lo que te va a pasar.

Enano:

Espantapájaros amigo,

¡pobre destino tenés!

obedeciendo una orden

que estás lejos de sentir.

Hombre cruel y despiadado

¿no ves que un artista tenés,

amarrado a una estaca

con el alma hecha pedazos?

Se oye los tambores a lo lejos, tocando el Son de Camino. Quedan solos, el Espantapájaros y don Pirrimplín.

Don Pirrimplín:

(Siempre muy enfadado, continúa hablando al Espantapájaros). Un trabajo te he dado para que lo cumplás bien. Quedan prohibido los bailes, y que entablés amistad con persona alguna que pase, y menos que baile con vos.

Espantapájaros:

Está bien don Pirrimplín. Ya estoy en mi estaca donde usted me formó, no tenga cuidado, no bailaré más.

Don Pirrimplín se va con el puño cerrado y la cara descompuesta. El Espantapájaros queda solo, con la cabeza baja. Como los pájaros han escuchado y visto todo, se van acercando poquito a poco.

Pájara:

¡Qué barbaridad! Yo sé que los hombres son malos, pero no para tanto. Miren, hacer un Espantapájaros para que nos asuste. Pero el pobre Espantapájaros tiene un corazoncito que es mejor que el de todos los que he conocido en mi vida. ¡Pobrecito! ¡Cuánto sufre! Acerquémonos a consolarle.

Los pájaros salen corriendo, moviendo mucho sus alas.

Espantapájaros:

Yo cumplo con mi trabajo durante las horas del día. Por la noche, el tiempo es mío y puedo gastarlo como quiera.

Don Pirrimplín:

¡Ve qué altanero te pusiste! (Toma al Espantapájaros y vuelve a amarrarlo a la estaca). Con solo que entablaste amistad con unos desconocidos. ¡Holgazanes deben ser!

Espantapájaros:

Vaya con usted don Pirrimplín… Tiene lo que no tengo. Usted no sabe apreciar lo que yo, sin tener nada, puedo saborear y sentir. Mire a su alrededor y admire lo que Dios, en su infinita bondad, nos regaló. Mire qué lindas flores, el campo, el árbol frondoso que buena sombra da, el sol refulgente que ilumina y da calor, el cielo que cubre a usted y a mí. (Lo dice despacio). La tierra es provechosa, el agua maravillosa; hasta su sonido es bello, ya no digamos su frescor… ¡Pobre don Pirrimplín! ¡Pobre de usted, don Pirrimplín! (Baja la cabeza).

Don Pirrimplín:

Es lo último que te oigo decir, ¡Espantapájaros atrevido! Ahora me saliste músico, poeta y loco, como dice el refrán. Sentís que tenés alma y corazón y que con tu cerebro de paja me podés ganar, ¡a mí!, enseñándome qué es la naturaleza. ¿Qué sabés vos pedazo de palo, trapo y paja? ¡Cuánta falta de respeto! Yo soy tu patrón, quien te creó. No quiero más travesuras ni sermones. Estoy muy enojado y esto se acabó.

Espantapájaros:

Es inútil. Usted no entiende, lo que tiene usted, lo quisiera yo. Pero siendo que usted no sabe usar lo que Dios tan buenamente le dio, mejor estoy como soy y no como es usted, sin sentimientos, sin saber apreciar lo que hay en esta vida, tan linda. ¡No quiero ser como usted!, aunque tenga ese cuerpo. Tiene que aprender a compartir con la naturaleza, buscar el bien no solo suyo sino el de los demás.

Don Pirrimplín, enfadado hasta tal punto, busca por el suelo, y encuentra un garrote. De inmediato comienza a dar golpes al Espantapájaros. Su cuerpo se va desprendiendo, hasta quedar en el suelo despedazado y muerto. De pronto suenan los tambores del Enano Cabezón. Los pájaros llegan y craquean fuertemente. Con sus aleteos apartan a don Pirrimplín que sale corriendo del escenario. El Espantapájaros sale volando. Se ve en la lejanía. El Espantapájaros se va al cielo.

Enano y pájaros

Espantapájaros, amigo.

Baila feliz entre nubes,

porque piensa que el viento

es una música hermosa….

Acompañamiento de tambores y craqueo de los pájaros que bailan también.

Telón

La Prensa Literaria

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