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LA PRENSA/ AGENCIAS

San Antonio

Al doctor Germán Castillo, quien fue Ministro de Salud de Somoza García, le apodaban Herodes porque era pediatra. También en esa zona estaban los Cuevas, los Chicanos, las Castellón cuya casa daba a las dos calles y la esquina donde fue la Nicalit. El Dr. Jorge Icaza y más abajo vivieron los Ortega, cuyo papá don Daniel, fue cliente de mi publicidad, siendo siempre un hombre muy correcto y buena paga.

Por Róger Fischer Sanchez

Un personaje especial era don Domingo Calero, una persona que a sus ochenta años manejaba con gran habilidad su bicicleta, su casa de Representaciones y era padre de una familia muy querida como su hijo don Adolfo Calero Orozco, uno de nuestros principales escritores, novelista que junto a José Román, también Orozco, integraron el binomio de escritores pioneros en la novelística y la dramaturgia. Cerca de esa casa estaban las niñas Salvatierra que junto al eximio maestro Gabriel enseñaron las primeras letras a muchos viejos managuas.

Al doctor Germán Castillo, quien fue Ministro de Salud de Somoza García, le apodaban Herodes porque era pediatra. También en esa zona estaban los Cuevas, los Chicanos, las Castellón cuya casa daba a las dos calles y la esquina donde fue la Nicalit. El Dr. Jorge Icaza y más abajo vivieron los Ortega, cuyo papá don Daniel, fue cliente de mi publicidad, siendo siempre un hombre muy correcto y buena paga.

En San Antonio habían muchos médicos, estuvo la policlínica, el Dr. Jacinto Espinosa, el Dr. Gerardo Peralta, Marcelino Delgado y el Dr. Alejandro Sequeira Rivas, también ministro de Salud; Armando Benard “El Caimán”, Abel Medina, Ferrey Robleto, Lacayo Farfán, Julio Gómez, Argüello Meza, Abel Medina, y Carlos Osorio, de los que me acuerdo.

De futbolistas estaban los Morales de Memo, Juan Manuel, Joaquín y uno que se me escapa, cuyo papá era el dueño de los cines América y Victoria. Abogados, los principales eran Alejandro Zúniga Castillo y el papá de Arnoldo Alemán, del mismo nombre y quien fue íntimo amigo y asistente del Dr. Carlos Morales Carazo, asimismo fue Viceministro de Educación de Tacho Viejo y circulaba en un “jeepito” Willys con sus trajes de dril. Por ahí quedaba el Laboratorio del Dr. Luis G. Rojas, el City Club y vivió Claudio Argüello, nieto de don Leonardo, el de los 27 días, y 890 parientes nombrados en los mismos días.

La Panchota con su comidería y pulpería, era famosa. Cerca estaban Harry Wheelock y unas Alfarito, chiquitas pero bonitas. Los Martínez famosos por su fábrica de cereales y cabeza de familia de muchas otras. Me estaba olvidando de La Ros Blanca, famosa panadería de una señora familiar de los Ortega Murillo.

En otro rumbo estaban los Calero Portocarrero con Adolfo a la cabeza y sus hermanos Mario y Martha Lorena. Adolfo fue gran Tagarote de la Contra, abogado y gerente de la Coca Cola y esposo de la Mary, una bellísima persona vinculada a los Lacayo Fiallos y Cardenal.

El Dr. Rodríguez Blen y sus hijos herederos del Santa Cecilia, José recién fallecido fue un gran trabajador y Yolanda Marroquín tiene su coto en la Carretera Sur. Margarita y la lora, fueron los otros hijos, ella muy bien casada en Guatemala y el fallecido ya hace muchos años.

En esa misma zona, doña Amalia Somoza, hermana de Anastasio y a quien le avisó que iban a atentar contra su vida, pues también era suegra de uno de los principales complotistas de apellido Alfaro, pero… Somoza no le creyó y la historia implacable se confirmó.
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En esa calle estaban los Stadthagen, dentistas; los Pushendorff de la distribuidora, los Lang de la Ferretería, don Federico, amigo de Lula, china de mis hijos mayores y quien se crió en ese barrio. Los Bermúdez de las lámparas, los Quiñónez de la zapatería, los Lacayo papás de Cachirulo, la Nicaragua Machinery, los McGuire, el Templo Masón; los Bermúdez, cuya madre esforzada, de planchadora del General Zelaya hizo abogados y directores de compañía de seguros.

Más adelante los Flores, los Estrada del Almacén Deportivo y la Tropigas, cuyo gerente “Chacoteo” murió recientemente en Rivas. Chaco creía que era el doble de Burt Lancaster, y en una ocasión nos invitó a su casa en Las Colinas y empezó a fachendear diciendo que los hachones de la entrada eran de gas, el calentador de gas, la cocina de gas, el aire acondicionado de gas, como ven dijo Chaco nada de gas hace falta en esta casa, a lo que uno de los invitados, socarronamente le dijo, te falta algo Emilio… una cámara de gas, para que te metan… todavía oigo el riserío…

Otros toñeños eran los Barreto Argüello de la mueblería, cuyo hijo Samuel fue un publicista notable, fundador del INDE, pintor y hombre inquieto, además de arquitecto.

Sobre la 15 estaba la SOLKA, fundada por el Dr. Porfirio Solórzano Bermúdez, papá de Róger, Mario, Porfirio, Ariel, Roberto y una hermana, muerta hace muchos años. En la esquina de enfrente ponía frenillos en los dientes el Dr. Carlos Icaza, y vecina la Carmen Lefranc famosa modista, junto a la mamá del Negro Estrada Urroz, competían en calidad, las dos muy apreciadas y de muy buenos ingresos.

La Pensión Carazo hospedaba a dos bellas muchachas de la época, Esperanza y Ligia Román, la primera se convirtió en la primera dama de la radiodifusión y la segunda partió hacia los Estados Unidos, donde aún vive.

La Universidad Central de Managua tuvo su sede donde fue después el Ministerio de Economía. Era rectoreada por el doctor Benjamín Argüello, cuando el caimán Benard, Pedro J. Chamorro, Fernando Agüero, César Carter Cantarero —el líder—, Orlando Montenegro Medrano y tantos otros iniciaron las jornadas contra Somoza, con otros muchos estudiantes más y sufrieron las represiones del Gobierno, que cerró la universidad que tuviera Managua por muchísimos años, hasta que apareció la UCA que paradójicamente, se levantó también contra el régimen de Somoza hasta su caída.

Peinando la zona estaban las bicicletas Orozco, la Iglesia de San Antonio con su famoso orador Aldea Seca que un día se salió de cura para casarse y como casi siempre pasa, se opacó.

Luis Felipe Morales con sus mármoles, la mamá de Chacoteo —una señora Robleto—. Los Robleto Otero, la Anita Nelly y su barbería para niños, el caballeroso don Erick Clerck y su distinguida esposa de apellido Avilés.

El Dr. Rodríguez de origen esteliano y sus guapas hijas, las hermanitas Cordón; Jorge Argüello Barra y los inefables Machado, hijo y padre, quienes en su afán de comunicar le participaron a todo el barrio el atentado contra Somoza: “Vos agarrá la acera de enfrente y yo agarro ésta acera”, le dijo don Salvador a Machadito.

Otros conocidos vecinos de San Antonio era Cástulo Hernández, barbero famoso y cuyo hijo se graduó en París. La Escuela de Comercio de Julieta Matamoros de Morán, los hermanos Sevilla, la sastrería Guardado, los lapas Castillo, el padre Siero, famoso por prestamista usurero… y otras cosas.

La Casa Cabrera, los Martínez Urtecho, Don Tomás Urroz, concertista de violín graduado en Europa; la Farmacia Urroz de sus parientes. El Club de Obreros, la sastrería Morales, parientes de los sastres de reyes, como se decían los de la Roosevelt, la esquina de Delagneau, la Farmacia 22-24, las Torres Leal, la clínica de dentistería de Luis Argüello Noguera, dicho así, de San Antonio, un barrio principal de la vieja Managua, que vive en la nostalgia y en los corazones de quienes la habitamos.

La Prensa Literaria

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