El esplendor de la danza contemporánea y la producción artística con estilos mezclados son los motivos que siguen inspirando a Ana Victoria Borge Medina, una talentosa y sensual bailarina.
De piel morena, locuaz, directa al hablar sobre su vida y sobre los temas culturales que atañen a los amplios sectores de la vida artística en Nicaragua.
Descendiente de africanos y portugueses, nacida en las riveras del caudaloso río San Juan, a Vicky como cariñosamente le llaman, le gusta retratarse como una “gitana viviendo mil experiencias”, bailarina en las brigadas culturales de los años ochenta que iban a las zonas de guerra, maestra de danza, directora de extensión cultural de la Universidad Nacional Agraria y del Conjunto Folclórico Katiara; filóloga y comunicadora.
Con ese espiritu de nómada en busca de la pasión cultural y el saber, Vicky fue atrapada desde su infancia, cuando miró por primera vez bailar a una niña contorsionista en un circo que llegó a su pueblo, en el Rio San Juan, sin saber, que años después este impulso la llevaría a estudiar danza, ser coreógrafa en los frentes de guerra, viajar de gira por Europa y finalmente dedicarse a dirigir a estudiantes universitarios en producciones culturales, que le han valido reconocimientos.
Combinando el arte con la dureza de la vida con los éxitos y alegría, Vicky, se descubre revelando detalles íntimos de su artística y formación académica. Al final nos afirma que todas estas experiencias, buenas o malas, la marcaron para ser lo que es hoy: “una mujer, más bella que nunca, viviendo la mejor época de su vida”.
¿Qué historia encierra el haber vivido en el río San Juan?
Esta es la magia mítica del río cercano al mar que nos hace a los sanjuaneños “seres mitológicos”, cuando realmente somos pescadores y campesinos. El día que muera quiero que mis cenizas las vayan a regar a este maravilloso río, que sirve de inspiración para mi danza, producciones y narrativa que próximamente daré a conocer.
¿Cómo es que llega a ser maestra de danza contemporánea?
Una vez me tocó contratar al grupo Macehualt, los que eran para mí como el Bolchoi, (el ballet ruso) y su director Alejandro Cuadra, el más grande ídolo. Durante uno de los ensayos me invitó a ser parte de ellos. Así entré al Macehualt.
En los años ochenta, se formaron las Brigadas Culturales que llevaron su arte a los frentes de guerra, ¿Qué recuerda de estas experiencias?
En mi memoria quedará toda la vida, el verme bailando con mi grupo profesional de danza Estudio Espacio, un conjunto asalariado del Ejército Popular Sandinista (EPS) que bailó en los frentes de guerra para los muchachos del Servicio Militar y los Batallones de Lucha Irregular.
A veces nos tocaba bailar, y los muchachos estaban en esos momentos a unos kilómetros del lugar en combate encarnizado y nosotras teníamos que irnos a meter a una zanja hasta el cuello de lodo. Muchas veces íbamos a los ríos a lavar los trajes llenos de lodo y bailábamos con ellos mojados y maltratados. Esto de combinar el arte con la guerra, fue duro.
¿Y en este contexto bélico qué coreografías ponían en escena?
Entonces montábamos danza cubana, salsa, merengue; coreografías, como Alfonsina y el mar, o El Guerrero del amor. Recordá que como bailarines de la Academia de Danza Contemporánea, no llevábamos el cabaret a los frentes de guerra.
¿En esos años también fue parte del grupo de Allan Bolt?
¿En sus producciones culturales tiene mezclas de disciplinas que aprendió con Alejandro Cuadra?
Por ejemplo en el Festival Artístico Interuniversitario, ganamos el Primer Lugar por la investigación La Influencia Germánica en la Música y Danza del norte de Nicaragua; y se puso en escena la producción La Fiesta del Café con apoyo de los coreógrafos Francisco González, Roberto Picado y Modesto Flores.
Guardabarranco Señor de los Bosques, es otra producción en vivo de teatro, danza y música, que pusimos en un Festival Interuniversitario Centroamericano, y que recrea el tema de la conservación del medio ambiente desde nuestros antepasados. Y la obra Tercer Mileno, fusiona las técnicas de recursos visuales escenográficos (videos) desplazados a través de la danza; en esto jugó un papel primordial el coreógrafo Frances Dalí Montenegro.
Además de la producción y promoción cultural, estudió administración cultural y comunicación. ¿Cómo asimila estas experiencias académicas?
Luego hice un posgrado en cultura contemporánea en la Universidad de Ingeniería, UNI, impartido por Franz Galich; y dos cursos de artes escénicas con un maestro español. Luego apliqué a una beca en la Cooperación Española, en la Universidad de Barcelona para estudiar la maestría en Administración de Empresas Culturales.
Las políticas culturales del país han venido a ser una permanente preocupación de todos los sectores artísticos del país, ¿cuál es su apreciación?
A nivel porcentual los gobiernos se han comprometido hasta el cansancio en cada sesión plenaria de la UNESCO con ministros de cultura del mundo a incrementar las asignaciones presupuestarias cuando menos, el uno por ciento del Presupuesto General de la República. En Nicaragua esta asignación no llega siquiera al 0.025 por ciento.
Por lo que es urgente promover y propiciar dentro de esta estrategia de política cultural, el trabajo en red local, nacional, y centroamericana, y así promover la cooperación e intercambio a todos los niveles de la cultura que fortalezca el trabajo de las casas de cultura municipales, escuelas de arte, universidades, y asociaciones gremiales.
Por lo que se debe generar condiciones para una nueva relación entre el gobierno y la sociedad en el terreno del arte y la cultura, que desarrolle una estrategia de futuro, sellando alianzas concertadas con todos los sectores culturales que afiance un proyecto cultural de nación.
Bailarina, coreógrafa, Ana Victoria Borge es el rostro fuerte de la cultura en la Universidad Nacional Agraria y una activa promotora del arte en todas sus manifestaciones
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