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Cerca de los grabados de Rembrandt

La historia del arte lo considera uno de los mayores maestros barrocos de la pintura y el grabado, siendo con seguridad uno de los artistas más importantes de la iconografía clásica

María Dolores G.Torres

El grabado en metal comenzó a desarrollarse en Europa a mediados del siglo XV y su descubrimiento, por el año 1452, se le atribuye al orfebre florentino Tomasso Finiguerra. Dos años más tarde, Gutemberg publicó en Alemania sus primeros ensayos tipográficos e incorporó a la letra impresa el arte del grabado.

A principios del siglo XVI aparecieron en Alemania e Italia la punta seca y el aguafuerte, adquiriendo su autonomía con Jacques Callot. Sin embargo, es con Lucas Leyden que el aguafuerte se convierte en obra de arte, independiente de la función ilustrativa que inicialmente tuviera en las obras literarias. Posteriormente, a partir de Rembrandt, el grabado como arte irá adquiriendo mayor relevancia, no sólo por su técnica impecable sino por la gran difusión que lograron sus obras, ejerciendo una gran influencia en los siglos venideros.

LOS GRABADOS DE REMBRANDT

Rembrandt, además de pintor, fue un extraordinario artista del grabado y se considera que su obra gráfica está a la par de su obra pictórica, de manera que ambas se enriquecen y complementan entre sí, pues incluso comparten la misma temática. Una de las técnicas más utilizadas por Rembrandt fue el aguafuerte, que le permitió, al igual que la pintura, crear magníficos efectos claroscuristas.

EL ARTE GRÁFICO Y SUS TÉCNICAS

Se define el grabado como “toda impresión original conseguida como resultado de incidir sobre una superficie por medio de utensilios cortantes y punzantes o de ácidos (medios químicos) que atacan la superficie metálica”. Los utensilios usualmente utilizados son el buril y la punta seca. El buril consiste en una pequeña barra de acero con punta prismática por medio de la cual se abren surcos sobre una plancha metálica. En dependencia de la sutileza del trazo, el buril no tiene límites para “abrir tallas y conseguir cualquier matiz de claroscuro”. La punta seca, sin embargo, es una técnica que consiste en “dibujar directamente sobre la lámina metálica con una aguja de acero”. En dependencia del ángulo de incisión y la presión ejercida sobre la punta, se logra un trazo de mayor o menor profundidad. Es característico en esta técnica el desgaste de los surcos después de las operaciones del entintado, razón por la cual el número de tiradas debe ser reducido.

Dentro de los procedimientos más frecuentes del grabado está el aguafuerte. Esta técnica debe su nombre al uso del ácido nítrico diluido en una pequeña cantidad de agua. Sin embargo, el proceso es más complejo, pues primero se comienza a dibujar con una punta metálica sobre una lámina de cobre cubierta por un barniz protector, compuesto a base de resinas disueltas en alcohol, trementina y otras sustancias volátiles.

Al trazar los dibujos se elimina el barniz del área trabajada y posteriormente se introduce la lámina en un baño de ácido nítrico (aguafuerte) el cual “muerde” la zona de metal dibujada, es decir, la que no quedó protegida con el barniz. A continuación, se entinta la lámina y el dibujo se traslada al papel, mediante la presión ejercida por los rodos de la prensa, hasta lograr una correcta impresión. Cabe añadir, que ésta es una operación sumamente delicada, pues el grabador debe regular la profundidad del mordido para lograr el efecto deseado y obtener una buena gradación de líneas y tonalidades.

Se sabe que Rembrandt tomó el arte del grabado muy en serio, dedicándole la mayor parte de su vida: desde sus primeros años en Leyden, su ciudad natal, hasta el apogeo de su carrera en Amsterdam.

LA OBRA GRÁFICA DE REMBRANDT Y SUS TEMAS PRINCIPALES

La vasta producción de Rembrandt, en lo que a grabados respecta, está clasificada en varios temas, siendo el retrato, tanto individual como colectivo, uno de sus géneros preferidos. Los temas bíblicos, Viejo y Nuevo Testamento, las escenas de la vida cotidiana, los paisajes, las naturalezas muertas y estudios de desnudos, forman parte de su amplio repertorio temático.

El legado artístico de Rembrandt sorprende por su abundancia y es el artista que probablemente nos haya dejado mayor cantidad de autorretratos, comenzando por el de 1630, reflejo de una vida próspera y feliz, al lado de Saskya, su primera esposa. En ellos, evidencia una singular maestría para la penetración psicológica y la captación de los diferentes estados de ánimo. Rembrandt profundiza más allá del rostro para adentrarse en el alma: la suya propia y la de los múltiples personajes que retratará a lo largo de su vida.

Los grabados de Rembrandt hablan por sí solos: si nunca hubiera pintado bastaría su obra gráfica para situarlo entre los más grandes maestros del barroco. Un artista de gran versatilidad, capaz de ahondar en lo más profundo del alma humana: desde la penetración psicológica de sus retratos y la interpretación amorosa y melancólica de sus temas religiosos, representando a Cristo como un humilde nazareno, hasta la lección de compasión y perdón del padre que recibe al hijo pródigo o la interpretación de la biblia como un cristiano creyente, cuyo mensaje debe ser analizado en términos humanos porque está destinado a seres humanos.

BIOGRAFÍA DEL ARTISTA: REMBRANDT HARMENSZOON VAN RIJN

Nace en Leyden, centro textil de los Países Bajos, el 15 de julio de 1606. Al pertenecer a una floreciente clase media, tuvo la oportunidad de recibir una educación adecuada, asistiendo a la escuela desde los siete años. Aunque ingresó en la universidad de Leyden, no mostró mucha inclinación por los estudios universitarios. Sin embargo, su vocación como artista quedó claramente definida desde su temprana juventud. En 1624 entró al taller de Pieter Lastman en Leyden y posteriormente se trasladó a Amsterdam, donde comenzó a recibir importantes encargos, entre ellos, La lección de anatomía.

En Amsterdam conoció a Saskya Uyleburgh, su futura esposa, con quien se casó en 1634. Saskya, quien pertenecía a la alta burguesía de Amsterdam, aportó una buena dote a su matrimonio. Esto, sumado a los buenos ingresos que Rembrandt obtenía, les permitió llevar una vida muy holgada. Sin embargo, a partir de 1640, cambia la suerte de Rembrandt: malos negocios, la muerte de su madre y la de su amada Saskya en 1642, fueron un duro golpe para su vida y su carrera artística. La sociedad puritana no le perdonó su relación con la joven Hendrickje Stoffels, quien cuidaba de su hijo Titus, al morir su esposa. Esto le hace perder popularidad e incide en una drástica reducción de encargos. En 1662, Rembrandt se ve obligado a declararse en quiebra, pero logra salvar la herencia de su hijo Titus.

La mala suerte continúa asediándole: en 1662 muere Hendrickje y en 1668 su hijo Titus. Esto fue demasiado para Rembrandt y muere el 4 de octubre de 1669, en medio de la más grande soledad. Fue enterrado en Westerkerk el 8 de octubre del mismo año.

La Prensa Literaria

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