Por Áyax Rizo Rodríguez
I
En una tarde que paseaba por la sierra,
observé un panorama triste y de espanto
un panorama que hasta los más duros aterra,
con un sombrío y subliminal llanto,
II
aquel llanto que se escuchaba
era el de los pájaros entristecidos,
que lloraban triste su agonía,
al ver arrasados sus nidos,
III
y con su llanto entre sollozo casi entendí que me decían
la furia del fuego tormentoso,
ha dejado una estela de muerte
dejándonos sin agua y sin comida,
IV
la bruma de la muerte cubre los campos
por culpa de los bárbaros modernos,
que por la ambición de ganarse unos centavos
han enviado el fuego a matarnos,
V
aquel llanto de los pajaritos,
me deja una profunda reflexión
es tiempo de terminar con esos malditos
que dejan muerte y desolación,
VI
que el Señor de las naciones,
con su fuerza y poder divino
pare a esos malandrines con sus ambiciones,
y ponga fin a los bárbaros asesinos.
La Concordia, Jinotega, julio de 2002.
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