Los años ochenta marcaron el “boom” del muralismo revolucionario en Nicaragua, pintado en los muros del país, edificios públicos, universidades, bibliotecas, mercados, avenidas, casas de cultura, hospitales, y otros espacios comunales o callejeros; muralistas de México, Italia, Panamá, El Salvador, Estados Unidos y otros países, incluyendo el nuestro, formaron brigadas o grupos, al que se integraron también jóvenes estudiantes; hoy estas experiencias han sido asimiladas por otra generación de muralistas que se han dado a la tarea de pintar en universidades de nuestra capital, sus temas de historia, ciencia y cultura.
Si bien en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Leonel Cerrato en los años ochenta pintó la figura social revolucionaria, y en la Universidad Politécnica el maestro Camilo Minero, los temas de la historia, educación progreso, en años recientes ese espíritu educativo-cultural fue retomado al pintar el muralista Federico Matus, en uno de los pabellones de la Universidad Nacional de Ingeniería, UNI, su obra: La esencia de lo humano.
La esencia de lo humano: Obra de la armonía social y natural
Esta notable obra de arte monumental viene a marcar un diferente enfoque, dado que si bien se interna en la historia social, también discursa una alegoría hacia el campo de la educación, el conocimiento científico y el humanismo, por lo que no deja de ser revolucionaria, dado que va con la evolución de la humanidad y la reflexión del discurso didáctico y pragmático.
En la génesis de la “creación del hombre”, este arte mural se apropia de la visión de la cultura Maya; su naturaleza, conflictos y enfrentamientos, que impactan, que dejan sus secuelas negativas y que perviven en pleno siglo XXI, donde se cree tenemos una alta civilización; por ejemplo la guerra siempre está amenazando, y cada vez es más peligrosa debido a los avances científicos, tecnológicos y la decadente violencia humana que parece no tener fin.
Sobre esta percepción de la crónica visual el muralista Matus propone en su discurso alegórico el sentido del dolor trascendido al trauma humano, el que es representado con la imagen de una Dolorosa; luego el sacrificio es personificado con la imagen de un Cristo joven; también simboliza los valores humanos que poco a poco se van perdiendo, debido a una sociedad más egoísta, hedonista, cínica y consumista.
Otras de sus conceptualizaciones están relacionadas a los valores y antivalores que sobreviven a los cambios, por lo cual recurre a las culturas antiguas, como las griegas, retomando las entidades de la sabiduría, la libertad, equidad, representadas por una mujer.
También vemos otros elementos claves de esta obra mural como son las formas de retículas en el piso que representan el desarrollo tecnológico, frío y calculador; al respecto añade este artista que para patentizar más esta idea integró el asfalto, porque es algo nocivo para la tierra, porque no le permite respirar, bloquea el sistema natural, de comunicación; entonces lo reflejó en el piso, dado que afecta la vida social y natural.
Pero este drama social tiene también su aliento de esperanza, pintadas en las figuras del núcleo familiar que se regenera: una mujer, el hombre y su hijo, vienen a ser esa salida esperanzadora de volver a construir la sociedad con educación. Al fin concluye su planteamiento con una serie de imágenes que van resurgiendo y alzándose buscando la reivindicación y autorrealización del hombre con su entorno y armonía con la naturaleza.
Gnosis, una obra mural del conocimiento humano
Ubicada en la entrada de la Universidad Centroamericana de Ciencias Empresariales, UCEM, Gnosis es el título de esta obra mural tratado en acrílico, de 6 x 3/18 metros cuadrados, que tiene que ver con el desarrollo del conocimiento, o como el ser humano lo encuentra y construye, comenta sobre su arte el arquitecto Federico Matus.
Es sobre esta base de pensamiento que la representación de su obra detalla su figura central con elementos del sistema de computación estableciendo un momento de la observación; con esto se busca explicar que el saber es infinito y para reforzar el concepto se dibujan tarjetas en forma elípticas.
Asimismo en sus lados este mural presenta símbolos de las raíces culturales, la griega y la precolombina; y en todo el mural está representado el Universo, con la integración del globo terráqueo en forma seccionada, en grupos de países desarrollados y subdesarrollados, o dividido ideológicamente; esto es en parte la representación que busca proyectar visualmente este trabajo.
Asimismo está un faro que ilumina las sombras, es como una alegoría de la luz que guía a la humanidad en esa incertidumbre que ha recorrido por su historia, que anda buscando conocimiento. Al fondo el muralista pintó el paisaje del Chiltepe de Managua, como un elemento de identidad nacional, paisajística.
Otras de las formas usadas es el cono geométrico, aprovechando las teorías de Euclides, que plantea que a partir del cono truncado se obtiene un círculo; ahora bien, de este cono seccionado se percibe una elipsis y una parábola, lo que origina una serie de principios físicos, dando paso a una mayor complejidad del conocimiento, destaca el muralista.
Asimismo señala que en la medida que se está desarrollando la tecnología, ésta entra en choque con la naturaleza, y en un determinado momento puede llevar a la destrucción de la misma humanidad; es como la división del pensamiento, no hay armonía ni valores humanísticos, por eso recurre al diseño del enmallado de líneas. Participaron en esta obra los jóvenes artistas Denis Canales y los hermanos Uriel y Federico Matus, hijo.
Otras obras de arte mural
Pero la más reciente obra mural fue realizada en uno de los pabellones del Instituto Martin Luther King, ubicado en la Universidad Politécnica, Upoli. En ella el maestro italiano Mauricio Governatori, quien en los últimos años ha estado trabajando con alumnos de la Escuela de Artes Plásticas, y de la Facultad de Diseño de la universidad, dirigió una obra mural con la técnica al fresco, en la que colaboraron los muralistas Sócrates Martínez y Sergio Serrato.
Esta obra titulada: “El Mediterráneo se ofrece: el despertar de un sueño” , fue trabajada sobre panel y trata sobre el tema del arte, la fe y la paz. Governatori inició su carrera artística hace más de 35 años, realizando en su país obras murales, pintura y esculturas de mucho valor histórico, artístico y cultural. Asimismo esta alma mater cuenta con otra obra mural que toca los mismos temas, trabajada con alumnos y coordinada por Matus.
Otra casa de estudios que ha decorado algunas de sus paredes con pinturas murales es la Universidad Evangélica Nicaragüense Martin Luther King. En el interior de su Biblioteca Georges Casalis, la artista I. Garalde pintó en 1993 dos piezas murales con temas alusivos a lo religioso; y en las paredes externas de este centro universitario otros jóvenes pintaron murales figurativos naif, con imágenes que reflejan la vida del campo nicaragüense.
La Universidad Autónoma de Nicaragua, que en los años setenta y ochenta fue un bastión de la imagen de protesta y de la lucha social en los recientes años (2007), el pintor Mauricio Solís pintó en el auditorio “Roberto González” de la UNAN una obra de rescate de la memoria cultural que ilustra con un estilo de figuración geométrica y de alto colorido los personajes de la obra El Güegüense y el Macho Ratón. De esta manera nuestras universidades van creando su propio espacio y tema dentro de la historia del arte mural en Nicaragua.
Una vez más es notable apreciar las obras de arte monumental, que vienen a marcar un diferente enfoque de la historia social y humana, también discursa una alegoría hacia el campo de la educación, en las muestras de los murales de las universidades
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