Arnulfo Agüero
Genaro Lugo Roa nació en San Salvador, El Salvador, en 1933. Viene a ser ahora el quinto pintor de la primera generación del movimiento artístico Praxis que ha partido y dejó su valiosa huella en la historia contemporánea de las artes plásticas de Nicaragua del siglo XX.
Una semana que se cierra con su muerte, el jueves 21, a las 02:45 p.m. El maestro del dibujo precolombino, social, erótico y arquitectónico dio su último respiro después de sufrir una dura y prolongada enfermedad renal.
Su vida en las artes ha hecho historia y cultura. Su hijo, el pintor Genaro Lugo Baca, recuerda que en sus últimos días repetía entre palabras recortadas y balbuceante el nombre de Rubén Darío; ¿pero qué tiene que ver…, si Darío es poeta y Genaro pintor?, me pregunté. Pero revisando su larga carrera como pintor, me di cuenta que estaba relacionado con su arte de manera extraordinaria: Genaro estaba recordando su momento de más gloria cuando recibió el premio que marcó para siempre la grandeza de su arte, y existencia:
Su nombre aparece en el libro de oro Semana del Centenario de Rubén Darío, donde quedó registrado como el más valioso pintor nicaragüense en ganarse el Premio Italia, convocado para el centenario dariano de 1967. En una foto de este libro, Genaro aparece a la par del embajador de Italia, en ese entonces doctor Tomaseli, y el embajador de Nicaragua en Brasil, Jacinto Sansón.
La obra que mereció este galardón fue publicada por La Prensa Literaria y se titula El canto a la raza y es considerada por la crítica internacional su obra cumbre, y viene a ser un punto significativo referencial de su “Período Culto Raza” afirmaba el mismo artista, el cual indagaba los asuntos gráficos y míticos de nuestra arqueología precolombina antropomorfa.
Esta obra magnífica pintada sobre madera es un tríptico de su colección que se encuentra en la sala de su casa y está valorada por curadores españoles en 300 mil dólares, afirma su hijo.
Su ingreso a las bellas artes en 1959 fue con paso brillante. De entrada presentó un retrato sobre papel de Genaro, hijo, cuando éste tenía sólo cuatro años y se puede considerar su primer obra pionera. Rápidamente se viene a destacar por su arte precolombino, social, erótico y arquitectónico, trabajados en dibujos, grabado y pintura. La caricatura, la publicidad de logos, afiches, planos también están presentes en sus trabajos.
Lugo, junto con los pintores de Praxis, Leonel Vanegas, Luis Urbina, Leoncio Sáenz, Orlando Sobalvarro, su amigo Alejandro Canales y sus maestros Rodrigo Peñalba y Fernando Saravia formaron parte de esa pléyades de pintores contestatarios, que libraron plásticamente una fuerte crítica al régimen militar de Anastasio Somoza García y abrieron el camino hacia la modernidad de la pintura nicaragüense.
Así en los años sesenta, Lugo se integra al grupo Praxis, por lo que sus estilos artísticos tuvieron como referentes las obras y pensamientos del grupo español Pasos , influencias traídas por Alejandro Aróstegui; así como de pintores europeos de la talla de Tapies, Millares, Cuixart y del francés Dubuffet.
Lugo fue maestro del dibujo y en más de una vez reconoció que tenían influencias del grupo vanguardista guatemalteco Vértebra, y en su caso sentía un gran respeto por el suramericano Oswaldo Guayasamín, por lo que sus obras figurativas gozaban de esas geometrías, cubismo y abstraccionismo, trabajadas con mucha sensibilidad y sensualidad artística.
Los abstractos y figurativos
Es sobre este eje de pensamiento crítico-social que La Prensa Literaria del 23 de junio de 1974, en la portada le publican los trípticos Héroes sin esperanza , en óleo, y Los torturados , un dibujo con motivo de la vida clandestina que llevan los guerrilleros místicos del Frente Sandinista, al igual eran una alusión a los presos políticos del somocismo liberal, a los torturados y a la extrema pobreza que sufría una parte de la población.
Niños del Open (el Open, ahora Ciudad Sandino) es otra pieza de arte social que alude al abandono y sufrimiento de la niñez. Por igual vemos sus títulos: Elegía a la muerte, Niño con perro, Gentes de tierra y agua, Soledad y melancolía . Obras de mucha fuerza social y crítica.
El libro Pinacoteca del Banco Central , que reúne una valiosa recopilación de dos siglos de arte nicaragüense, presenta cuatro obras de Lugo, dos ellas: Cabeza de pájaro y Tejados , que son abstractas y están fechadas en 1964; luego están dos más, Rito erótico II y Rito erótico III , ambas de 1975; aludiendo a la sensualidad y romanticismo femenino.
Mujer esperando es otra de estos prototipos en evolución, donde expresaba su sentir universal sobre la fecundidad y el erotismo de la madre natura. Esta figuración últimamente ha sido llevada a otros escenarios de la “sinestesia frugal”, al pintar sus temas de granadillas, melones, nísperos, cañas, sandías, ciruelas, uvas y peras. Esta nueva época de más luz, color y erotismo significó para su arte salir del “tenebrismo plástico y contestatario” que gobernó en una época la mente de los Praxis.
Así su nuevo arte regresó a las formas tradicionales con ligeras variantes, las que podemos ver en los dibujos geométricos de iglesias y casas. En éstos el diseño y la geometría es llevada a su nueva cartografía plástica contemporánea.
Sobre esta regresión estética la historiadora María Dolores Torres en su “juicio crítico” de su arte sostiene que sus dibujos le recuerdan el cubismo de Gleizes y Metzinger; o bien los mismos llevan la precisión geométrica de Charles Demuth y Charles Scheler, por la manipulación de formas que enfatizan los rasgos de la arquitectura colonial.
Y finalmente vemos que el deseo de expresar su arte va más allá del lápiz prismacolor, el grabado o el pincel.
Lugo también exploró la fotografía. En la década del sesenta con su cámara rusa “fitrí” (una FED 3) capta imágenes de los artistas de Praxis y su arte que ilustraron el Boletín de Artes Visuales, de la Unión Panamericana (OEA), dirigido por José Gómez Sicre, quien era Jefe de la Unidad de Artes Visuales y Artesanías, a quien siempre consideró el mejor de los críticos de arte latinoamericano de su tiempo.
Otro de sus intereses culturales fue el de comentar y criticar el arte nicaragüense, realizando publicaciones en los medios culturales, por lo que tenía en preparación parte de las memorias del grupo Praxis.
Ahora, dos de sus hijos y una nieta siguen sus pasos, buscando cómo dejar ellos también sus huellas en la historia del arte contemporáneo de Nicaragua, tal como lo hizo magistralmente Genaro.
Ver en la versión impresa las paginas: 8 ,6 ,4