14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

José Coronel Urtecho y su esposa María Kautz a quien le dedicó muchas de sus poesías.LA PRENSA/ ARCHIVO.

Cuando el amor es poesía

En su ensayo crítico El ars poético de Carlos Tünnermann Bernheim en P ara construir el amor , Nydia Palacios Vivas afirma: “En la historia y en especial en la literatura de todos los tiempos, uno de los temas cantados por los poetas ha sido el amor, por lo general vinculado con la muerte”.

En su ensayo crítico El ars poético de Carlos Tünnermann Bernheim en P ara construir el amor , Nydia Palacios Vivas afirma: “En la historia y en especial en la literatura de todos los tiempos, uno de los temas cantados por los poetas ha sido el amor, por lo general vinculado con la muerte”.

La poesía amatoria y conyugal se caracteriza, no por el ideal poético creado a través de personajes femeninos, como el Quijote con su Dulcinea, la Julieta del enamorado Romeo, sino porque la esposa es el sustento del yo lírico del poeta. Su musa es entonces de hueso y carne. Vive en dos planos: el real-vivencial y el ideal-poético. En la literatura nicaragüense tres poetas marcan esta constante en su ars poético: José Coronel Urtecho (1906), con su María Kautz; José Cuadra Vega (1914) con su doña Julia y Carlos Tünnermann Bernheim (1933) con su Rosa Carlota.

JOSÉ CORONEL URTECHO Y SU MARÍA KAUTZ

José Coronel Urtecho es considerado un maestro de poetas, “cuya personalidad es imposible apresar y transmitirlas en palabras”, dice de él Jorge Eduardo Arellano. Coronel dedica a María Kautz un extraordinario poema, inmenso como su amor, titulado Pequeña biografía de mi mujer , además de tres sonetos: La Cazadora (1930), Soneto a María Kauts en sus 73 años (1981) y Soneto a María Kautz en sus ochenta años (1988). En Pequeña biografía de mi mujer crea un monumento poético de la poesía amatoria y conyugal nicaragüense.
1284763060_18-Maria Kauf

El poeta Luis Rocha, que estuvo muy cerca del poeta, fue conocedor de esa relación amatoria cuando escribe en la presentación que hizo al libro de poemas Pol-la D’ananta Katanta Paranta : “Casi tres años antes, el 7 de agosto de 1991, había muerto María Kautz Gross, su eterna compañera, inspiración y razón principal de su vida… Con la muerte de ella, en cierto sentido, también terminó la vida de José Coronel Urtecho, pues a partir de aquel momento se dejó llevar, no tanto por su partida sino por su ausencia”. Porque para José Coronel Urtecho su María era:

Una mujer extraordinaria

Una mujer como inventada por un poeta

Una mujer casada con un poeta

Una mujer por eso mismo verdadera

Una mujer verdadera mujer

Una mujer sencillamente

Una mujer

En el soneto La Cazadora Coronel transforma a la mujer de objeto estético a sujeto activo del poema.

La mujer no es un decorado femenino, sino la mujer misma gestando la imagen poética. La caza, que es una actividad netamente masculina y arte sagrado no permitido a las mujeres, es invertido en un gesto paródico, donde la mujer caza, mientras el hombre no sólo la espera en la hacienda, sino también le escribe un poema que canta su hazaña. La cultura popular y mitológica nicaragüense reduce a la mujer a los espantos, como la Cegua, la Llorona, la Mocuana y la Mona bruja, en una denigración del ser social de la mujer.

Pero José Coronel Urtecho no toma el mito nicaragüense, sino el griego, donde Ceres es la diosa de la caza, que además de bella es virginal. De esta forma invierte los mitos nicaragüenses contra la mujer y la construye a través de la caza, con una prestancia lírica. Mientras Ceres caza con flechas, María con una escopeta, y de esta manera moderniza el mito. En el soneto se manifiesta la analogía Ceres-María, con la diferencia que la primera caza en las selvas griegas y la segunda en las selvas del Río San Juan, donde nicaraguaniza el mito griego.

Josecito Cuadra Vega consu amada doña Julia.  LA PRENSA/ U.MOLINA
Los sonetos dedicados a diferentes cumpleaños de María Kautz manifiestan ese constante amor poético conyugal y amatorio. En una conversación entre Coronel y Luis Rocha, en 1993, un año antes de morir, y estando ya muerta María Kautz, le confiesa: “Yo tuve, felizmente, grandes razones para vivir la vida hasta en sus aspectos miserables, pero eso no me dio miedo, tan sólo experiencia para vivir la vida, lo que en para mí son sus momentos cumbres: mi mujer y mis hijos. Es por eso que se puede decir que este libro reúne mis razones para vivir, y de todas ellas, la fundamental que se llamó y se llama María Kautz… lo que fue mi razón de vivir, y que es por lo mismo una poderosa razón para morir, para descansar junto a ella, junto a la María”.

JOSÉ CUADRA VEGA Y SU DOÑA JULIA

José Cuadra Vega, además de poeta, pertenece a una familia de poetas, donde destaca Manolo Cuadra. En su libro Poemas para doña Julia , el poeta se desdobla, creando una doble personalidad, con don Josecito, realiza un juego poético conyugal y amatorio. Si la poesía de Coronel está llena, como todo poeta romántico, de un contagio melancólico, sazonada por la atmósfera geográfica del Río San Juan y la presencia de María como centro de su vida y de su poesía, José Cuadra Vega está llena de humor casero, donde humor y galanteo se fusionan por medio de la armazón de palabras que bailan al ritmo de su amor desmedido a su doña Julia, como en el siguiente ejemplo:

En cuanto a Josecito, morirá en su cama

Con sacerdote y todo y velas y letanías

¡El pobre es el más correcto de la familia!

En un perdido barrio de Managua

Ha instalado un molino y una pulpería

Y muele y vende masa todo el día

Alguna vez también ha hecho versos

Que declama con énfasis ingenuo

Y mi corazón sufre terriblemente con ello

En la cama, rodeado de su esposa e hijos

Se extinguirá dulcemente con una sonrisa

Entre la consternación de sus vecinos

Y las voces de la pulpería

En Eucaristía, José Cuadra Vega, logra un poema de veneración contemplativa y sublimación del amor conyugal y amatorio: “Tengo mi hogar, en el que mi esposa, Doña Julia, susurra siempre un canto matinal, callado, lleno de diarios rutinarios quehaceres: poda el jardín, corta las rosas, los narcisos, los claveles, todas las flores que en la mañana irrumpen, jubilosas al sol ardiente que las besa, mas que también mañana, ay, sí, mas que también mañana estarán muertas”.

A como destaca Julio Valle-Castillo, referente al ars poético de don Josecito: “El sujeto poético canta a su mujer y su hogar: el amor doméstico. Himno en andas de manteles y humo cocinero, que no sabe si comienza en el momento de apagar la luz, o cuando el sol asoma como la hermosísima paloma zorrilescas: falsas infidelidades y aventuras, coro de evocación del pasado y del futuro, y dúo de deseos finales. El marido y la esposa ofician su rito, una especie de misa”.

Lo que une el yo lírico amatorio y conyugal entre José Coronel Urtecho y José Cuadra Vega es la presencia de lo que destacaba Palacios, al inicio de este ensayo, en que el amor está vinculado con la muerte. En ambos poetas la muerte de sus amadas es el fin de su vida y de su poesía. Ambos poetas hacen de sus esposas la poesía misma. “Una historia de la poesía será una historia de la alegría y una historia del misterio del amor”, sentencia Coronel Urtecho, y Cuadra Vega, en la misa línea dice: POESÍA, finalmente, doña Julia, poesía es/ amar y amarnos entre ambos dos/ Amarnos, doña Julia, hasta la eterna, / eterna y pura Eternidad de Dios.

José Coronel Urtecho, amigo de José Cuadra Vega, se identificaba con éste, tan así que era como si se mirarse en el mismo espejo del amor conyugal. En el prólogo que le escribe Coronel al libro de Cuadra Vega, dice: “La única forma de conocerlos y comprender lo que significa don José y Josecito es leer el libro Poemas para doña Julia de José Cuadra Vega. Aún vale más, si cabe, el personaje indispensable de doña Julia. Ésta es ya una de las mujeres “de las esposas inmortalizadas en la literatura nicaragüense, como doña Ximena y doña Elvira y doña Sol están en España”.

CARLOS TÜNNERMANN BERNHEIM Y SU ROSA CARLOTA

Carlos Tünnermann Bernheim con su poemario Para construir el amor lleva a su máxima expresión poética, la poesía amatoria y conyugal, en cuanto este poemario no sólo descubre a un poeta escondido en su yo lírico, sino a un poeta, que a partir del amor ensancha su poesía hacia la vida misma, en el binomio vida-muerte y al conjunto de poemas que forman Destino y esperanza de la tierra. Es por eso que Anastasio Lovo lo califica, a propósito del prólogo que le escribe en Constructor del amor :

Pálpito a pálpito

Caricia a caricia

Juego a juego

—tú, una de cal; yo otra de arena—

En jornadas inolvidables

Le dimos su recia arquitectura.

De un extremo al otro del día

De una punta a otra de la noche

—tú, una de cal; yo otra de arena—

Armamos este amor sin adjetivos

Sin otra argamasa

Que su propia sustancia.

Pablo Antonio Cuadra avizoraba el ars poético de Carlos Tünnermann, cuando le dijo: “Cuídese, usted lleva adentro un poeta. Quizás su agotadora labor o su alta investidura le han obligado a disimular a ese incómodo huésped; pero ya le vengo siguiendo los pasos y constantemente encuentro en sus escritos las huellas digitales de la poesía”. También Francisco Arellano Oviedo dice admirado: “El poemario Para construir el amor , que para algunos causó una sorpresa y para otros fue la revelación de una poesía anunciada”.
Carlos Tünnermann Bernheim  y Rosa Carlota.  LA PRENSA/ CORTESÍA.

A diferencia de María Kautz y Doña Julia, Rosa Carlota posee magia pictórica. Álvaro Urtecho la valora como: “Una impresionante acuarelista” y para el maestro Hugo Palma está dotada de: “Una extraña sensibilidad”. Anastasio Lovo define su pintura como: “Una epifanía de colores, equilibrados, cálidos y fríos, un gobierno de la composición”. Es por eso que la portada del libro la constituye una acuarela en un contraste diáfano entre luz y color.

En el triángulo poetas amatorios y conyugales, Carlos Tünnermann Bernheim y Rosa Carlota, no sólo constituye el yo lírico del poeta, sino también una relación amorosa entre poesía y pintura, donde el uno construye con la palabra poética y la otra pinta la poesía deslumbrante en su lienzo. Es por eso que la poesía de Tünnermann aflora en el más profundo amor conyugal, en un acto de entrega, de copulación poética y existencial:

De noche, tu recuerdo

Me llega en bandadas

Y me inunda de poesía

Es entonces, amor, que descubro

El misterio acurrucado en cada cosa ¡…

En Para construir el amor , existe un universo mismo de la existencia de la vida y de la poesía misma a través del amor. Nydia Palacios Vivas destaca esta forma de expresión de esta poesía amatoria: “Para el esposo su amor trasciende la muerte, por eso quiere detener el tiempo, porque para el yo lírico la vida tiene significado por la obra del amor”, porque en el caso de Carlos Tünnermann, prosigue Palacios Vivas, el amor le permite trascender:

Yo quiero un amor que trascienda el tiempo

Triunfe del olvido y de la muerte

**

Yo quiero un amor, amada

A ti clavado, tiernamente

Hoy, mañana y siempre

Los tres poetas muestran a sus esposas como el centro vital de sus vidas y de su poesía. El yo

lírico se nutre de la esencia misma de la mujer; donde la poesía se pierde para que surja el amor, y el amor se verbaliza para que nazca la poesía, una poesía hecha mujer, a como diría Rubén Darío: “Varona inmortal, flor de mi costilla”.

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí