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El director de teatro Ernesto Soto en plena dirección de una puesta en escena. LA PRENSA/U.MOLINA

El teatro que es la vida

Director, actor y promotor de teatro, Ernesto Soto se perfila como un dramaturgo que ha recuperado las formas clásicas de la actuación y las ha llevado como historias populares.

Ernesto Soto: Ernesto Soto en 1982 comenzó a trabajar como instructor de teatro en los Centros Populares de Cultura hasta 1986. Un año después ingresa al grupo Nixtayolero, en el cual permanece hasta 1990. Es a inicio de los años noventa que comienza a escribir algunos de sus trabajos literarios. En 1991 funda con otros compañeros el grupo de Teatro Quetzalcoatl en la ciudad de Matagalpa. Continúa estudiando teatro, escribiendo cuentos, artículos sobre teatro y desarrollando una intensa labor como director y actor.

En 1997 escribe su primera obra de teatro Amaranto . En 1998 se gradúa en la Academia de Teatro de la Universidad de Artes en Utrecht, Holanda; ese mismo año escribe dos obras de teatro más y algunos cuentos. En 1999 funda con otros compañeros el Movimiento de Teatro Popular sin Fronteras (Movitep-SF) en Managua, organización con la cual continúa trabajando actualmente. Desde sus inicios en el teatro Ernesto Soto es un destacado actor, director y dramaturgo nacional. Su labor en el campo del teatro ha estado enfocada en las áreas rurales, en barrios y zonas marginales de pueblos y ciudades nicaragüenses, en un claro compromiso con los sectores sociales más vulnerables de nuestro país, a los cuales dirige su capacidad creativa a través de la praxis del teatro popular.

Siamesas, una propuesta

Soto es el único en su generación preocupado por el texto dramático como género literario, cuando para muchos creadores el texto dramático fue renegado y exiliado del proceso final del hecho dramático. El texto y su autor no tenían importancias para los teatristas nacionales, prueba de ello es que no existe una publicación de obras de creación colectiva de grupos nicaragüenses.

Publica su primer libro Neptalí y otras obras de teatro en el 2004, bajo el sello editorial Majague del Movimiento de Teatro Popular sin Fronteras, el más valioso movimiento teatral de teatro popular y realidad social en Nicaragua. Las cinco obras que constituyen su mundo dramático son producto, precisamente de su bagaje escénico.

Según Daniel Pulido, todo el teatro de Ernesto Soto es: “Una descarnada fragilidad de la condición humana”. Siamesas parte del ser femenino a partir de su mundo social. Esta obra no sólo toca la conciencia sino también el corazón de los espectadores; precisamente por el tratamiento de género que hace el autor a partir del binomio realidad y ficción dramática en la puesta en escena.

Y es que la realidad, afirma Leonel Méndez Quiroja, en su famoso ensayo crítico, Hacia un nuevo teatro Latinoamericano: “La realidad requiere por tanto, ser incorporada a la obra de arte, pero lo que se incorpora o es la realidad objetiva, sino una realidad interpretada, enjuiciada y valorada por el artista”.
Comparte  el escenario Ernesto Soto y Pablo Pupiro, amigos en el teatro.LA PRENSA/CORTESÍA.

Esta realidad interpretada y valorada la encontramos en Siamesas , una de las mejores obras de teatro de Ernesto Soto, donde demuestra un completo dominio dramático, por la creación de los personajes femeninos, por la fluidez verbal de lenguaje escénico, el sustrato popular, pero sobre todo la técnica en la estructura dramática.

Esta obra parte de un trabajo de creación colectiva a partir de una investigación con mujeres del municipio de Condega. Carolain y Esmeralda son los personajes que desarrollan la trama de la obra. La primera es una mujer que habla de la liberación femenina; la segunda es una vendedora de frutas y verduras. Las dos creen vivir una vida en libertad y derechos de igualdad sexual y social con respecto al mundo y las relaciones masculinas. Al final se dan cuenta que no, que están sometidas al dominio masculino, es por eso, que las dos, desde sus respectivas relaciones masculinas en sus vidas, son siamesas.

Siamesas , al igual que el resto de las obras que conforman el libro, se manifiesta por parte de Ernesto Soto una posición ideológica en el discurso dramático; es decir, el teatro tiene una función de ser social, ya que en Siamesa s marca la posición sociocultural de la mujer nicaragüense, provocando en el espectador una conciencia crítica, pero también emocional y activa entre la obra, la representación y su contexto social.

El compromiso y la creación colectiva

En 1980, el teatro nicaragüense hace un giro trascendental en cuanto a la concepción del quehacer teatral, especialmente en su visión y misión. De un teatro cerrado para unos pocos, a un teatro abierto para todos. El teatro se le devolvió al pueblo, por medio de una nueva propuesta estética: el Método de creación colectiva, método que resplandecía por ser un teatro popular y de cambio social en América Latina.

En Nicaragua también tiene éxito el Método de Creación Colectiva. En ese momento histórico del teatro y la revolución surgen dos grupos pioneros: el Teatro Justo Rufino Garay y el Nixtayolero; grupos que dejaron huellas en las propuestas escénicas, sobre todo en la imagen teatral y la preponderancia del espectador como parte del hecho teatral.

Al desintegrarse el grupo Nixtayolero, fundado y dirigido por Alan Bolt, deja una camada de actores de gran calidad actoral, de donde surge Ernesto Soto, que desde entonces ha dedicado su vida al teatro. Si Gerardo Molinares funda el grupo Tecum Umani en San Ramón, y Filiberto Rodríguez, Espiga Nueva en León; Ernesto Soto funda Quetzalcoatl en Matagalpa.

La Prensa Literaria

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