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Ileana Cruz de Zelaya, de Academia Eleganza, cuenta con una bendición múltiple, sus cuatrillizos Roberto José, Ileana, Sofía y Diego, de 2 años y tres meses. Peinado y maquillaje a cargo de Grupo Conceptos.

Amor y felicidad multiplicados

Szachy García y su esposo Walter Castellón hoy en día son más que un hogar feliz. Tras once años de casados, desde hace 15 meses cuentan con la mayor bendición de Dios en sus vidas: la dicha incomparable de ser padres.

Geraldina González C.

Szachy García y su esposo Walter Castellón hoy en día son más que un hogar feliz. Tras once años de casados, desde hace 15 meses cuentan con la mayor bendición de Dios en sus vidas: la dicha incomparable de ser padres.

El deseo de tener un hijo y entregarle todo el amor que fueron atesorando durante todos esos años en los que no tuvieron la oportunidad de concebir, los motivó a recurrir a la adopción, proceso que iniciaron a finales del año antepasado.

Poco tiempo después, la entidad correspondiente se puso en contacto con ellos para informarles que había una oportunidad de adopción. Se trataba de una sorpresa que ninguno de los dos esperaba: unas gemelitas de un mes de nacidas.

“Nosotros aplicamos para adoptar un bebé y jamás pensamos en gemelas, pero se dio la oportunidad y decidimos aceptarla. Curiosamente, desde que estaba soltera, soñé con tener gemelas y ahora las tengo”, relata Szachy.

Una vez notificados e iniciado el proceso que no demoró mucho tiempo, Geraldine y Mónica ya formaban parte de la familia García Castellón.

“Gracias a Dios el proceso fue bastante rápido y desde febrero del año pasado recibimos a las gemelas. Fue doble trabajo, pero a la vez una doble felicidad que nos complace. Es un reto muy grande, que se ha convertido en una experiencia maravillosa. Hoy estamos felices con nuestras gemelas”, asegura Szachy.

Tras estos 15 meses de compartir con sus princesas mágicas, como Szachy llama a sus hijas, le agradece a Dios por la maravillosa oportunidad y asegura que son lo más importante en su vida.

“Mis gemelas son mi vida. Daría la vida por ellas, lo que fuera. Son mis princesas mágicas, un milagro que Dios nos dio y las amamos con todo el corazón”.

Según la feliz mamá, toda la familia recibió con mucho amor a las bebés, quienes ya se identifican con los miembros de la familia, incluso con los primos más pequeños.

Una bendición triple

Desde hace seis años, cada 30 de mayo Mayela Murillo Echegoyen tiene tres hermosas razones para celebrar su rol de madre: sus trillizos Reynaldo Adolfo, Eyner Geovanny y Geovanna Lucía Reyes Murillo.

Mayela cuenta que ella y su esposo Eyner Geovanny Reyes Zeledón planearon su embarazo tras siete años de matrimonio, lo cual le permitió contar con la preparación necesaria desde un año antes, tomando las vitaminas necesarias para recibir al nuevo bebé.

Al realizarse el primer ultrasonido, la pareja recibió una sorpresa: no había un bebé, sino tres dentro del vientre de Mayela.

“Nos dijeron que teníamos que estar preparados para cualquier situación, ya fuera que nacieran bien o mal, pero gracias a Dios todo salió bien, fue un embarazo normal”, relata Murillo.

Para cuidar de su embarazo múltiple, Murillo evitaba realizar grandes esfuerzos, pero no tuvo necesidad de guardar reposo absoluto, lo cual le permitió continuar con sus actividades cotidianas.

A las 33 semanas de gestación y vía cesárea, Mayela dio a luz a sus tres bebés.

“Fueron prematuros, pero no necesitaron oxígeno ni estuvieron mucho tiempo en el hospital después de nacer, solo 15 días por cualquier complicación que se pudiera presentar. Luego los llevamos a casa, donde ya los estábamos esperando”, relata Mayela.

La tarea de cuidar a tres bebés podría parecer un gran reto; no obstante, para Mayela y su esposo fue una maravillosa aventura que emprendieron con mucho amor para sus hijos.

“Ya tenerlos en casa fue una locura, pero una locura maravillosa. Es algo que te cambia totalmente. Gracias a Dios, tuvimos la posibilidad de contratar a una enfermera para que nos ayudara, porque ellos eran delicados, sobre todo por ser prematuros. Pese a ello, no se me enfermaron, ni con el tipo de leche que tomaron tuve problemas, la primera que les di les gustó”, comparte Mayela.

Como padres, la principal prioridad es compartir tiempo de calidad con cada uno de sus hijos, Mayela asegura que la experiencia de ser madre de trillizos le ha dejado muchas enseñanzas.

“Ya no piensas solo en ti mismo. Piensas en ellos primero. Cada uno necesita atenciones diferentes y hay que saber coordinar, sobre todo saber cómo actuar con cada uno y dedicarles su tiempo. Procuro tratarlos sin que haya diferencias. Ahora que ya están más grandes siento que puedo hacerlo mejor”.

Mayela afirma que el apoyo que recibe de parte de su esposo y de la familia ha sido fundamental durante los últimos seis años, pues de una u otra manera han colaborado para reducir el trabajo que implica el cuido de tres hijos.

Reynaldo, Eyner y Geovanna asisten al mismo salón de clases y cada uno ha realizado diferentes actividades propias para su edad. Los tres tienen sus propios gustos, programas de televisión y juegos de preferencia. A pesar de tener la misma edad, sus padres han procurado inculcarles el sentido de protección hacia su hermana.

Actualmente, Mayela cuenta con el apoyo de una joven para cuidar a los niños, lo cual le permite atender el negocio familiar que tienen en casa, una ventaja para estar pendiente de sus tres hijos.

“Si me preguntaran si volvería a pasar por esta experiencia, diría que sí. Pero eso sí, ya no tendría más hijos. Dios por algo hace las cosas y me los mandó a los tres de una vez. Cuando me enteré de que serían tres, deseé que fueran dos varones y una niña, y gracias a Dios así fue”, comparte la feliz mamá.

Ileana y sus cuatrillizos

Cuando Ileana Cruz de Zelaya y su esposo se enteraron del embarazo de cuatrillizos, las advertencias del doctor les impactaron.

“Él nos dijo que era un embarazo de alto riesgo, que tal vez no íbamos a terminar y quizás los cuatro niños no nacerían. Era posible que tuviera muchas complicaciones”, recuerda Ileana.

Sin embargo, dos años después, Roberto José, Sofía Mercedes, Diego Francisco e Ileana del Carmen son la mayor alegría para este matrimonio.

Ileana cuenta que meses antes de quedar embarazada se sometió a un tratamiento para regular su ovulación, y antes de cumplir un año de abandonar el tratamiento quedó embarazada de cuatrillizos.

De acuerdo con el doctor Juan José Lugo, ginecólogo y obstetra del Centro de Fertilidad de Nicaragua, los embarazos múltiples se presentan en un cinco por ciento de las parejas. Sin embargo, este porcentaje aumenta a un 10 o 15 por ciento en aquellas parejas que se han sometido a un tratamiento con hormonas para estimular un embarazo.

Ileana relata que a pesar de todos los riesgos que representa un embarazo de cuatrillizos, únicamente presentó achaques durante los primeros meses de gestación y guardó reposo absoluto desde que se enteró, pues se trataba de un embarazo de alto riesgo. Al año de haber dado a luz retomó su trabajo.

“El doctor que me atendió me dio muy buen seguimiento. Al inicio él no tenía mucha fe de que fuera un embarazo exitoso, por eso, a las 29 semanas me dijo que mi embarazo era un milagro y gracias a Dios no tuve complicaciones”, comparte Ileana.

A las 34 semanas de gestación nacieron los cuatro bebés mediante cesárea.

“Tuvieron bajo peso, pero para ser sietemesinos pesaron bien. Cuatro libras los tres primeros, y el más chiquito, que fue Diego, pesó tres libras y 80 gramos. Pasaron en incubadora un par de horas, pero los niños nacieron bien, no necesitaron incubadora para respirar, porque ellos estaban respirando y comiendo bien”, relata Ileana.

A lo largo del embarazo Ileana podía sentir cómo cada uno de sus cuatro bebés, a pesar de no tener mucho espacio en el vientre, se movían cada uno en su tiempo.

Por los ultrasonidos que le habían realizado, el doctor le había dicho que serían tres varoncitos y una niña. Pero al momento del parto descubrieron que eran dos niños y dos niñas.

“Son completamente distintos. Diego es muy travieso, Sofía es más apartada, Ileana es bien dulce y Robertito también es muy juguetón. Entre ellos ya puedo ver la dulzura de hermandad y la vagancia de hermanos que se pelean, se jalan el pelo, se rasguñan, pero al momento se están abrazando y buscándose el uno al otro”, afirma Ileana.

Al igual que Mayela, Ileana considera la posibilidad de no tener más hijos. “No estoy operada, pero sí nos estamos cuidando mucho. El doctor me dijo que esperara un buen tiempo para que mi cuerpo volviera a estar listo, pero ya estoy buscando la opción de operarme porque ya con cuatro es suficiente”, relata la feliz madre.

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