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Más vida a nuestro corazón

El corazón, siendo el principal órgano para ‘bombear’ la sangre a nuestro corazón, debe conservarse sano para poder funcionar de forma correcta.

Geraldina González C.

El corazón, siendo el principal órgano para ‘bombear’ la sangre a nuestro corazón, debe conservarse sano para poder funcionar de forma correcta.

Producto de la poca actividad física y la mala alimentación, nuestro corazón se ve afectado por enfermedades que perjudican su correcto funcionamiento, entre ellas los infartos y los paros cardíacos.

De acuerdo con el doctor Ariel Argüello Montealegre, cardiólogo intervencionista, si bien factores como la edad y el género no se pueden modificar, otros como el estilo de vida, la alimentación y ciertos hábitos como fumar pueden modificarse para evitar un infarto.

Argüello asegura que por naturaleza el hombre tiene mayor riesgo de sufrir un infarto que la mujer antes de la menopausia. “Eso se debe a que las hormonas de las mujeres confieren protección cardiovascular. Cuando ya no hay hormonas la mujer queda igual que el hombre”, explica.

Agrega que en nuestro país los factores de riesgo cardiovascular como sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus, hipertensión arterial, el fumado, el consumo de alcohol y la falta de actividad física están cambiando, alcanzando estadísticas porcentuales al nivel que cualquier país industrializado.

Afirma que en los porcentajes de los indicadores básicos relacionados a sobrepeso, obesidad, hipertensión y diabetes, presentados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la última encuesta para 2011, comparando todos los países de Centroamérica y el Caribe, las mujeres nicaragüenses alcanzaron niveles más altos que los varones.

“Nuestras mujeres están teniendo de forma acumulada más factores de riesgo, por lo que posiblemente van a tener mayores complicaciones cardiovasculares. Yo creo que esto está radicando en la actividad física, porque no estamos realizando la actividad necesaria, ni lo mínimo requerido que son 30 minutos todos los días a un paso relativamente acelerado; hablando de velocidad sería entre 3 y 4 kilómetros por hora para que tenga efecto cardiovascular”, señala el especialista en cardiología.

Asimismo. el consumo de comidas con altos niveles de grasa afecta la salud de nuestro corazón, en conjunto con el consumo de cigarrillo y de alcohol, que forman parte de los factores de riesgo que podemos modificar.

¿QUÉ SUCEDE?

Cuando consumimos comida rica en grasas y disminuimos la actividad física, en nuestras arterias se forma una placa de grasa que poco a poco va afectando el flujo sanguíneo.

“A medida que se aumenta el colesterol se va formando la placa de grasa y la distancia entre las paredes de las arterias se va reduciendo. Cuando la capa superficial de la placa de colesterol se rompe, sucede igual que en una herida, llegan las plaquetas a tratar de curarla, pero se forma un coágulo que termina tapando por completo la arteria, es ahí cuando se da el infarto. El objetivo de las arterias es permitir que llegue sangre con oxígeno al músculo del corazón y si esta se tapa el músculo empieza a sufrir hasta que se muere”, explica el doctor Argüello.

Una persona que ha sobrevivido a un infarto tiene mayores probabilidades de sufrir otro en comparación con aquellas que nunca lo han tenido.

De acuerdo con el especialista, la zona del árbol arterial coronario donde se produce la obstrucción que ocasiona el infarto no es aislada, por lo que es probable que la enfermedad progrese en las diferentes arterias, afectando una mayor cantidad de músculos.

“Cuando se produce un infarto se hace un cateterismo cardíaco para tratar de abrir la arteria coronaria lo antes posible y restablecer el flujo sanguíneo y así disminuir al máximo el porcentaje de músculo cardíaco que se muere”, sostiene Argüello.

Un infarto de gran magnitud afectará una mayor parte de músculos perjudicando el sistema de conducción eléctrico. Al no conducir electricidad no se estimula el músculo cardíaco y, por lo tanto, el corazón queda completamente quieto, dando como resultado un paro cardíaco.

“Cuando hay un paro, el corazón deja de latir y no hay ninguna función, por lo que la persona pierde el conocimiento de forma inmediata. Puede ser repentino, lo que solemos llamar infartos fulminantes”.

SEÑALES DE ALERTA

Aunque se pueda pensar que el dolor en el pecho es la principal característica de un posible infarto, el especialista señala que existen otros síntomas que pueden hacernos pensar en la posibilidad de un infarto.

El especialista comparte que en las mujeres muy rara vez se presenta dolor precordial típico, por lo que se recomienda estar pendientes si hay dolor en el cuello, en la mandíbula, adormecimiento de los brazos o falta de aire, síntomas que equivalen al angina pectoris (dolor en el pecho).

Tanto hombres como mujeres también pueden presentar falta de aire, sudoración profusa y taquicardia; esta última como un mecanismo de defensa del corazón.

Lo más recomendable es buscar asistencia médica en las primeras seis horas de iniciados los síntomas.

TRATAMIENTOS

La angioplastía coronaria es el procedimiento ideal para tratar un infarto. Su objetivo es restaurar el flujo de sangre, las arterias coronarias estrechadas u obstruidas por placas ateroscleróticas o coágulos sanguíneos.

En caso de no poder realizarla, se puede tratar con fármacos para desbaratar el coágulo.

“En el tratamiento farmacológico tenemos la hora dorada, que son los primeros 60 minutos de iniciados los síntomas, el período ideal para ser atendido. Si se confirma el diagnóstico y se empieza el tratamiento de inmediato, el paciente tendrá mejores resultados”, enfatiza el especialista.

Cuando se sobrevive a un infarto, una de las consecuencias más temidas, según el doctor Argüello, es la insuficiencia cardíaca.

“Como parte del músculo cardíaco está muerto, el corazón no logra contraerse de forma adecuada, provocando que el trabajo cardíaco sea insuficiente para las demandas del cuerpo en general. Eso va a traer como consecuencia la insuficiencia cardíaca que se acompaña de falta de aire, incapacidad para hacer ejercicios, hinchazón en los pies y acumulación de agua en los pulmones. La calidad y la expectativa de vida de los pacientes se ve comprometida de forma importante”.

CUIDADOS ESPECIALES

En el caso de las personas que ya han sufrido un infarto, para disminuir las probabilidades de repetir este episodio, el doctor Ariel Argüello Montealegre recomienda adoptar las siguientes recomendaciones:

*Consumo moderado de sal. “Lo ideal es no consumir más de dos gramos al día. Mi recomendación en la práctica es no agregarle sal. Los platos fuertes ya vienen condimentados, no es necesario agregarles sal.

*Tratar de comer lo más saludable. Siempre incluir ensaladas y vegetales en las comidas y evitar cocinar con aceite.

*Consumir alimentos asados, a la plancha, al vapor o cocidos.

*Reducir las cantidades, hacer meriendas entre comida para estimular nuestro metabolismo y llegar a las comidas fuertes con menos apetito, y así comer en menor cantidad.

*Consumir agua, por lo menos dos litros al día.

*Cumplir con el tratamiento farmacológico.

*Realizar actividad física. Lo ideal son 30 minutos diario, utilizando zapatos y ropa cómoda. “

Se puede lograr bajar hasta 10 milímetros de mercurio de la presión. Eso significará una reducción del riesgo de eventos importantísimos para nuestro organismo”, concluye el especialista.

Nosotras corazón

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