DRA. MARÍA LUZ ANDRÉ
MÉDICO NUTRICIONISTA CLÍNICO
Si “somos lo que comemos”, podemos deducir que una ingesta de buenos alimentos va a favorecer la salud de los huesos, músculos, ligamentos, tendones, discos, y por tanto, favorecer también la salud de espalda.
Cuando por nuestros malos hábitos alimenticios ganamos peso, nuestra columna vertebral y otras articulaciones deben soportar más carga de lo normal. El sobrepeso también es una de las causas de la mala higiene postural. Si la postura no es correcta se puede producir un desgaste prematuro, sobre todo en las extremidades inferiores.
Con una mala nutrición nuestro sistema inmune se debilita, por lo tanto no podremos combatir el dolor, la inflamación y las enfermedades.
Los alimentos son procesados por el sistema digestivo que extraerá de ellos las vitaminas, sales y nutrientes que conformarán el pH. Cuando el pH es ácido se dan condiciones favorables para aumentar los procesos de inflamación crónica en nuestro organismo. Una acidez metabólica subyacente puede ser un factor que contribuye a todas las enfermedades degenerativas y autoinmunes.
Estos son los alimentos que aumentan la acidez en el pH del cuerpo: los que contienen azúcares, las grasas trans, productos lácteos, alimentos con conservantes, edulcorantes, productos químicos, dulces, carnes, pan blanco y pastas blancas.
Mi consejo a pacientes que no progresan es que revisen sus hábitos alimenticios, ya que en ellos podría estar la explicación de su estancamiento con el tratamiento del dolor de espalda.
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