Geraldina González C.
¿Cómo fue esa transición entre la psicoterapia y el mundo de la construcción?
El tema de la construcción siempre me gustó. A mis pacientes siempre les digo que nacemos para una cosa y servimos para otra. Posiblemente nací para ser terapeuta, pero soy buena para la construcción y me encanta. Empecé con el tema de la construcción, luego me involucré en otros negocios y terminé conociendo a mujeres empresarias. Dejé de dar consultas como tal en un consultorio y me dediqué a los negocios y a la construcción. Lo hice por muchos años y ahora aquí estoy.
¿Por qué decidió venir a Nicaragua?
Conocí Nicaragua hace cinco años porque vine a investigar un tema del agua de mar con la doctora Teresa Ilari, y me enamoré del país, prueba de ello es que aquí sigo. Venía por una semana a entrevistarme con la doctora y su equipo de trabajo y cuando me di cuenta tenía tres semanas dando vueltas por Nicaragua, y supongo que tuve que empezar a buscar una excusa para poder seguir en el país.
¿Y cuál fue esa excusa?
Es toda una historia. Cuando entré al tema de la construcción y los negocios, conocí a Diego Soto, que es el esposo de Marcela Herrera, diseñadora de M.H. Herzog. Diego y yo empezamos a hacer negocios en el tema de construcción y mobiliario. Él formó una compañía en Asia hace 16 años, se llama Chi Cen Internacional y lo que hacemos es traer cosas de Asia hacia Costa Rica. Le planteé la idea de abrir operaciones de Chi Cen en Nicaragua, porque me parece que es un país que está en total desarrollo y lleno de oportunidades. Esa fue mi excusa para venirme a Nicaragua y así ha pasado el tiempo.
¿Cómo llegó a estar al frente de M.H. Herzog en Nicaragua?
Aunque estaba enfocada en otros proyectos, acepté M. H. Herzog porque funciona de una manera maravillosa. Me encanta porque es un tema de emprendedoras. No solo se trata de vender las perlas, sino también de brindar la oportunidad de cambiar toda una historia, porque la chica puede comprar su mercadería y poner su propio negocio. Soy la directora para Centroamérica, porque no nos vamos a quedar solo en Nicaragua.
Conforme hagamos nuestro grupo de mujeres aquí, daremos seminarios y capacitaciones para que las chicas crezcan en la marca. Acompañar el negocio con las capacitaciones es quizás la parte más interesante del negocio, y es tal vez de por qué yo estoy aquí. Creo que hay mucho por hacer en Nicaragua.
¿Cómo equilibra su tiempo para sus proyectos y su vida personal?
Saco tiempo para mí, hay que hacerlo. El tiempo se acomoda, te agendas y así trato de sacar tiempo para mí. Me cuido, como bien, hago deporte. Los caballos son mi pasión, practico equitación y en Costa Rica hacía saltos, ahorita no. También hago yoga y leo. Cuando sientes que hay que parar y desconectarte porque el cuerpo te lo dice, paras, respiras, te das el rato y sigues. Traeré una bicicleta para andar en ella, porque mientras más trabaja el cuerpo más necesita que lo relajes.
¿Y cuál es la principal motivación para continuar con estos proyectos?
Me motiva estar bien conmigo, con mi entorno, que los demás estén bien, poder colaborar porque estar bien es un proceso bastante personal.
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