Carla Fjeld
PhD en Nutrición Humana
El cobre es un mineral esencial para la salud, ya que es fundamental para la construcción de músculos y para mantener la sangre y la producción de energía en las células. En los alimentos que habitualmente consumimos hay solo cantidades muy pequeñas de cobre.
Al igual que varios minerales, la cantidad de cobre que usted come está directamente relacionada con la cantidad de alimentos vegetales mínimamente procesados que usted consigue todos los días.
El cobre juega dos papeles claves en la producción de energía. Primero, ayuda con la incorporación del hierro en los glóbulos rojos, previniendo la anemia. En segundo lugar, está involucrado con la generación de energía a partir de los hidratos de carbono en el interior de las células.
El cobre es necesario para la fabricación de colágeno, una proteína estructural principal en el cuerpo. Cuando la deficiencia de cobre se vuelve severa, los tejidos de integridad, especialmente los huesos y los vasos sanguíneos, pueden empezar a descomponerse.
Nuestras tres principales fuentes de cobre son las semillas de ajonjolí, semillas de marañón, y la soja. Una cuarta taza de ajonjolí o de semillas de marañón o una taza de frijoles de soya diario satisfará cerca de tres cuartos de sus necesidades de cobre al día.
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