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¿Libertad o imposición?

“Nadie nace aprendido”, es una de las frases más comunes y ciertas. Ser padres es uno de los retos más difíciles que el ser humano enfrenta, debido a que nadie tiene y nace con un manual de instrucciones que indique qué actitudes se deben tomar cuando los hijos aparecen en la vida.

“Nadie nace aprendido”, es una de las frases más comunes y ciertas. Ser padres es uno de los retos más difíciles que el ser humano enfrenta, debido a que nadie tiene y nace con un manual de instrucciones que indique qué actitudes se deben tomar cuando los hijos aparecen en la vida.

Los padres que quieren vivir sus sueños a través de sus hijos expresan un sinnúmero de frases para manipularlos. La psicóloga Hanniell Rivas nos comparte las más comunes:

*Si estudias esa carrera te va a generar mucho dinero.

*Esa carrera no te va a dar de comer ni dónde vivir.

*Míranos a nosotros estudiamos esa carrera, salimos adelante.

*Eres el siguiente médico o abogado de esta familia.

*Todos somos exitosos en esa carrera, debes seguir nuestro ejemplo.

*Si no estudias esa carrera, nunca estaremos orgullosos de ti.

*Mira a tu hermano/a, es feliz y tiene éxito porque eligió nuestra misma profesión.

*Tus abuelos querrían que estudiaras eso, debes cumplirles ese sueño.

Los padres son un modelo con las propias actitudes y comportamientos ante la vida, por lo que deben reprender y motivar a sus hijos cuando es necesario y, sobre todo, fomentar su independencia a la par de su desarrollo cognitivo, físico y emocional.

Sin embargo, ciertos padres motivadores suelen terminar convirtiéndose en controladores. Soñar junto con los hijos es muy comprensible al comienzo, pero escoger esos sueños y seguirlos como si fueran propios puede ser dañino para ambas partes.

De acuerdo con la psicóloga Hanniell Rivas, la principal causa de este acontecer se debe principalmente a los sueños frustrados de los padres y a sus metas truncadas, pues ellos al no haberlas podido realizar u lograr, depositan una carga increíble sobre sus hijos.

“Estos padres frustran el futuro de sus hijos, pues tienen la concepción de que ellos tienen que lograr lo que ellos no hicieron, o bien seguir la tradición familiar en determinada profesión o negocio”, asegura Rivas.

Este tipo de padres son personas compulsivas, obsesivas, controladoras, perfeccionistas, rígidas, encasilladas y posesivas.

“Por lo general ellos no les permiten a sus hijos crecer, y quieren controlarlos todo el tiempo, hasta el punto de asfixiarlos”, expresa la especialista.

Manipulación y sumisión

Ser posesivos es uno de los comportamientos que poseen este tipo de padres, por lo que su arma más fuerte para que sus hijos sigan sus ideales es la manipulación.

No siempre ocurre de forma directa, sino más bien se manifiesta de forma indirecta, en la que se inculcan ideas erróneas utilizando un sinnúmero de frases; las cuales se encargan de confundirlos y hacer que cambien totalmente de opinión respecto de lo que a ellos les gusta.

“Son mensajes enviados al inconsciente para calar y cambiar la opinión que se tiene en ese momento sobre una profesión”, afirma Rivas.

Los hijos tienden a responder con sumisión porque les atemoriza contradecir a sus padres, debido a que han sido criados con el concepto de que los adultos siempre tienen la razón.

Este tipo de pensamiento convierte a los hijos en personas aún más dependientes de sus padres y nunca tomarán una decisión por ellos mismos.

“El control de sus vidas siempre lo van a tener sus padres ante cualquier decisión que quieran tomar tanto profesional como emocional”, asegura la especialista.

Sin duda, toman decisiones sobre la vida de sus hijos, sin tener en cuenta sus gustos, preferencias, habilidades y capacidades.

Suelen imponer sus decisiones y su propio criterio sin permitir que sus hijos opinen y si estos los desobedecen buscan la manera de castigar su negatividad en lugar de conversar con ellos.

“Suelen castigar sus desaciertos y centrarse en los puntos negativos de los hijos en lugar de conversar con ellos para poder saber qué está sucediendo”, expresa Rivas.

Profesionales frustrados

Querer vivir a través de sus hijos logra la aparición de frustraciones como malestares psicológicos, ya que tanto padres como hijos no están sabiendo congeniar de la mejor manera.

Los progenitores maldicen y patalean cuando sus hijos se salen de la línea y no cumplen con sus expectativas profesionales, expresa la especialista.

Los hijos, por su parte, tienen conflictos emocionales, terminan siendo profesionales totalmente frustrados y emiten una actitud negativa hacia la sociedad.

“Jamás logran la independencia, son inseguros, presentan dificultades para relacionarse con los demás y no son capaces de hacer algo por iniciativa propia”, agrega Rivas.

En cambio para quienes se rebelan y no cumplen con el mandato, obtienen el rechazo y menosprecio de sus padres y en determinadas ocasiones de toda su familia.

Para la psicóloga, lo mejor que pueden hacer los padres para evitar caer en estas circunstancias es:

  • Ser conscientes de que la vida de sus hijos es diferente a la de ellos.
  • Los hijos tienen derecho a decidir.
  • Deben estar conscientes de su independencia y dejarlos tomar sus propias decisiones.
  • Pueden aconsejar, pero no imponer sus opiniones.
  • Saber respetar los gustos de sus hijos.
  • Buscar puntos medios para lograr esa fusión de ideas.
  • No caer en la manipulación o mercantilismo. Es decir, no inculcarles estudiar algo solo por el dinero que se ganará en el futuro.
  • Comprender que su tiempo de realización ya pasó.
  • Apoyar a sus hijos, a pesar de la decisión que tomen.
  • Darse el tiempo para conocer un poco más de la elección.
Entender y no imponer

Existen hijos que perciben la manipulación de sus padres y reaccionan ante esta a través de rebeldía, sin embargo, Rivas manifiesta que no es la mejor opción y puntualiza que lo indicado es:

  • Saber entender a sus padres, porque es muy probable que ellos estén repitiendo conductas de sus antecesores.
  • Expresar lo que se quiere de manera pacífica y sin discutir.
  • Luchar por lo que se quiere y plantearles por qué sería la mejor opción.
  • Encontrar igual puntos medios para congeniar ideas.

Cuando los hijos deciden no seguir la “línea sucesora” de profesiones en su familia, esto será un punto causante de dolor para los padres, pues la mayoría tiene la creencia de que si sus hijos no estudian lo que ellos desean, entonces no triunfarán en la vida.

“Creen que no serán nadie, que se morirán de hambre, no progresarán, ni producirán dinero”, afirma la especialista.

Una gran variedad de pensamientos negativos invaden sus mentes en torno a esta decisión contraria que toman sus hijos y no les deja vivir tranquilos.

No obstante, para la especialista la situación no debería de ser así, ya que ellos deben dejar crecer a sus hijos y dejarlos que tomen sus decisiones, que tropiecen y se vuelvan a levantar.

Es necesario que les dejen crecer y aunque nunca está de más un consejo, no se les puede imponer gustos y elecciones.

“El peor error que un padre puede cometer es proyectarse en su hijo. Los padres son padres y los hijos son hijos, nadie tiene por qué asumir el papel del otro”, asegura Rivas.

Nosotras hijos libertad

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