VOTOS POR UN BUEN AÑO NUEVO
La llegada del Año Nuevo debe ser para reflexionar, para entender que si bien es cierto que somos portadores del error también podemos ser constructores de la verdad; de los aciertos que nos conduzcan a ser personas de bien, a convertirnos en ciudadanos útiles de una sociedad que demanda lo mejor de nosotros, de lo que podemos enmendar como personas con base en los empeños particulares que la razón nos indica.
Debemos juzgarnos a nosotros mismos y preguntarnos: ¿qué somos, qué podemos ser? Solamente nosotros podemos saber quiénes somos. Muchos consideramos que los cambios individuales son imposibles, y lo pensamos de esa manera porque continuamos aferrados al orgullo, a la soberbia de no ceder a las transformaciones que la vida nos exige.
Pero nunca es tarde para corregir. Los años traen consigo la madurez que necesariamente le imprime al hombre, no el deber sino la obligación de cambiar, de emprender otros caminos que permitan empezar otro modelo de vida. Nunca es tarde para hacer un ¡alto! y recoger las experiencias por nuestras iniquidades.
Al llegar el Año Nuevo 2013 hago votos para que nazca una verdadera reconciliación. Una Nicaragua próspera a base de sus riquezas naturales, y abundante en la práctica de la paz; pero no una paz fingida sino la paz que surja de las conciencias evolucionadas donde florezca la buena fe como sinónimo de cordura, y de entendimiento. Una patria donde se acabe el abuso de poder que mucho daño ha ocasionado a la República, impidiendo la apertura, y el desarrollo por la democracia. Un país donde las tomas de tierras no sigan siendo el pan amargo. Una Nicaragua donde los tribunales comunes no tengan bandera partidaria para que la justicia se pueda divorciar de la corrupción, y su retardación no la siga llevando a la falta de credibilidad. Una patria donde el narcotráfico y el crimen organizado desparezcan, porque las autoridades aplican la ley de manera ejemplar.
Una Nicaragua en fin donde la igualdad de derechos se respete y practique con imparcialidad, tomando como brújula los mandatos de la Constitución Política, a la cual debemos obediencia, en vez de seguirla violando como es costumbre en este país.
Hugo Ramón García
LOS ATEOS Y LA NAVIDAD
La prensa estadounidense se hizo eco de la campaña antirreligiosa de una asociación atea, que en la reciente festividad navideña invitaba al transeúnte, desde la mismísima Times Square neoyorkina, a mantener lo “alegre” de la Navidad (Santa Claus) y a deshacerse del “mito” (Jesús). Blogs de toda la nación tomaron el pulso a una generalizada desaprobación pública, ante ese combate, cuerpo a cuerpo, entre un sufriente Jesús crucificado y un Papa Noel con barba de quita y pon.
Pero más allá de la publicidad, el Hijo de Dios vuelve a nosotros cada 25 de diciembre y si le reconociésemos como al que vino a darnos el Cielo eterno, nos llenaríamos de alegría y veneración. No importa si muchos prefieren celebrar una “Navidad” laica, sin un recuerdo del Niño de Belén. Él se nos regala a todos, incluso a los ateos que lo rechazan para poder vivir en ausencia de moralidad. Su proselitismo, el más exaltado y contradictorio, quiere acallar sus conciencias: cuanto más hablan de un Dios que “no existe” y llenan su mente de vacío, mejor demuestran su temor ante las palabras del Dios que niegan: ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?
Eva Catalán. Asunción, Paraguay.
LA TRÁGICA MIGRACIÓN
Historiando, para empezar, los seres humanos desde su origen se desplazaban de un sitio a otro por diferentes circunstancias en busca de nuevos espacios para obtener primordialmente los recursos necesarios para su sobrevivencia. Estos desplazamientos se conocen como migraciones que sucedieron desde el inicio de la especie humana, en particular y por consiguiente son inherentes a su naturaleza. Sin embargo las migraciones tienen variadas motivaciones, por lo cual adoptan nombres según su peculiaridad. Una de ellas es la migración forzada por razones políticas, lo que se conoce como exilio y que afectó a miles de nicaragüenses durante la dinastía somocista. Otros miles más salían fuera del país durante la etapa de insurrección para terminar con el último Somoza gobernante en julio 1979.
Para desgracia de este país, a partir de los años ochenta se abrió una nueva etapa de migraciones, motivada por otra guerra civil de miles de jóvenes cuyos padres tenían que sacarlos furtivamente del país para salvarles sus vidas, lo cual dio comienzo a un daño irreparable al producirse una ruptura en el seno familiar.
Esta clase de migración significa también dolor por la pérdida de bienes, ya que hay migrantes que venden sus propiedades para recoger el dinero del viaje, otros del campo venden su ganado y sus tierras.
Los hijos que quedan al desintegrarse el núcleo familiar, cuando crecen no reconocen la autoridad de sus tutores y empiezan a adquirir vicios, lo cual viene a complicar más la situación en esos hogares. Los migrantes adolescentes con alguna preparación académica, que una vez fueron y que sucumbieron a malas costumbres de otros países hasta volverse alcohólicos o adictos a las drogas, son deportados y regresan a Nicaragua convertidos en delincuentes que vienen a causar más problemas a la sociedad.
La mayoría de los migrantes que llegan a otro país no son recibidos con calurosas bienvenidas y tienen que vencer muchos obstáculos hasta lograr un trabajo y enviar dinero para el sostenimiento de su familia. Se escucha a menudo la queja de alguna esposa de que su marido emigró hace varios años hacia Estados Unidos y que no se ha dignado ni siquiera a enviarle una carta o llamar por teléfono a los hijos que dejó. Esto puede ser un caso de los que nunca llegaron y pudo haber sido una víctima mortal de narcotraficantes, coyotes o haber muerto al querer atravesar el desierto de Arizona. Parece mentira al ver y escuchar a funcionarios gubernamentales y empresarios decir que mientras más gente emigre, el país recibirá más remesas, lo cual no es más que una perversidad.
En fin, esta migración continuará y no se detendrá mientras este país no ofrezca las razones del porqué gente de todas las edades y especialmente jóvenes se están montando en el carro del éxodo para buscar las oportunidades que aquí no encuentran para su superación, tales como trabajo, obtener un mejor nivel de preparación tecnológica, aspirar a tener un justo ascenso social y de realizarse a sí mismo.
Miguel Altamirano
ABUELOS Y NIETOS
Existen datos preocupantes del censo de EE. UU. sobre el creciente número de menores que han de ser sustentados por sus abuelos: 2.4 millones de venerables ancianos se encargan de la crianza de 4.4 millones de nietos. El semanario The Economist informa que un tercio de estos abuelos, cabezas de familia, no habían terminado la enseñanza secundaria y que el 62 por ciento no habían pasado por la universidad. La Academia Americana de Psiquiatría para Niños y Adolescentes explica las causas: aumento de familias con un solo padre, alta tasa de divorcios, embarazos de adolescentes, incapacitación de los padres por prisión, alcoholismo, consumo de drogas y violencia doméstica. Los abuelos juegan en la educación de los nietos un papel muy importante; “ya que sirven como modelos de comportamiento, transmitiéndoles normas, actitudes y valores morales”, al tiempo que ellos reciben “la compañía y el amor de sus nietos”.
Gabriel Roselló
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