Por Róger Almanza G.
Desde hace cinco años es el director del Teatro Nacional Rubén Darío, un espacio que recorre desde niño. Sus mayores recuerdos también están guardados aquí donde se presenta desde hace 23 años cuando fundó la Camerata Bach. Ahora como director del llamado Templo de la Cultura trata de abrir las puertas a todos los artistas, grandes o pequeños.
¿Viene al teatro desde niño y ahora es el director?
Yo desde los 10 años vengo al teatro, me lo conozco completito. Mi vida ha transcurrido en el Teatro Rubén Darío, aquí hice obras infantiles y doña Socorro Bonilla, quien fue la directora, me quería mucho, tengo muy bonitos recuerdos de ella. Luego vine como Camerata y antes de ser director del teatro nos presentábamos mucho más, incluso hasta 25 veces al año.
Entonces la dirección del teatro le resta tiempo como Camerata…
El trabajo nuestro se sigue dando, pero los medios no nos están dando el espacio que nos gustaría. Muchas veces nuestro trabajo queda en el anonimato por tanto material enlatado que presentan los medios, pero la Camerata sigue trabajando como antes, estamos con proyectos y seguimos nuestra regularidad de ensayos.
La Camerata siempre tuvo puerta abierta en el teatro…
Sí. Ya como Camerata teníamos la llave del teatro. Creo que por eso soy muy abierto en el teatro.
Esa apertura se ha criticado. ¿La solemnidad de la Sala Mayor se está perdiendo?
Lógicamente nosotros tenemos la política de casa abierta. En lo particular me encantaría que Managua tuviera un teatro municipal para dar más espacios. Abrir la Sala a cualquier artista cuesta cinco mil dólares y al artista nicaragüense cerca de dos mil.
¿Entonces el que tenga para pagar se puede presentar en la Sala Mayor?
En la Sala Mayor se presentan obras que ya hemos estudiado. Cada presentación es un espacio diferente. Estamos en la obligación de promover la cultura.
¿El show de comediantes de INN se merece la Sala Mayor, a pesar de las críticas de ser un dueto, vamos a decir, no tan cultural?
Ellos son controvertidos. No todo lo que hacen me gusta, pero cuando los vi en su producción para el teatro debo reconocer que son muy buenos y serios en lo que hacen… ellos no vienen con la vulgaridad.
Miss Gay Nicaragua también fue controvertido en la Sala Mayor…
Estas presentaciones están teniendo fuerza a nivel mundial. Lamentablemente hay pocos espacios en Nicaragua y somos una sociedad muy conservadora. En otros lugares es algo tan normal. Yo quedé sorprendido por la sobriedad y el respeto de este evento.
Se comentó en un momento que fue orden directa de la primera dama…
No, eso es mentira.
¿Qué parámetros debe cumplir un show para presentarse en la Sala Mayor?
Sobre todo tenemos que estar seguros que se trata de una producción respetuosa, bien producida. Llamamos a audición antes de decidir.
El Mercado Oriental también tiene su concurso de Miss Mercado Oriental…
Y si cumplen con los requerimientos del teatro y tienen una buena asesoría que les dé el nivel, claro que pueden presentarse en la Sala Mayor.
¿Prefiere seguir como director del teatro o de la Camerata?
Las dos me gustan. Yo sigo siendo músico, yo programo mi tiempo, estudio en mi casa, ensayo… Yo tengo mi vida de músico, incluso tengo mis presentaciones, me invitan a tocar en otras orquestas.
El músico es bohemio pero su trabajo como director contrasta con esa idea…
Lo soy pero me gusta ser muy responsable y si he llegado donde estoy ha sido porque le he dado a mi vida un sentido muy profesional de mi arte.
Músico de un género que no es muy popular en el país, ¿cómo sobrevive este género?
Creo que como Camerata hemos tratado de unificar el gremio. La música clásica la hemos cultivado y mientras más personas seamos habrá un cambio. Yo trabajo cada fin de semana tres horas con jóvenes y es así como se puede cultivar el arte, con los jóvenes.
¿Qué regalo le ha dejado la música?
Lo más preciado que me ha dejado es el haber conocido a muchos amigos.
¿Cuál ha sido el artista que más le ha sorprendido en el teatro?
Raphael. Este hombre dio tremendo concierto. Ha estado dos veces en la Sala Mayor y es un artista que se entrega al público. Un artista nacional que tiene gran historia en el teatro es Ronald Abud, con su grupo de danza.
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