14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Año de San Pablo

Sacerdote católico El Santo Padre Benedicto XVI dio inicio al año Jubilar Paulino con motivo de cumplirse los dos mil años del nacimiento de este gran Apóstol, que según expertos nació entre el año 6 y 10 de nuestra era cristiana. Este acontecimiento eclesial y espiritual abarcará el período entre el 28 de junio de […]

Sacerdote católico

El Santo Padre Benedicto XVI dio inicio al año Jubilar Paulino con motivo de cumplirse los dos mil años del nacimiento de este gran Apóstol, que según expertos nació entre el año 6 y 10 de nuestra era cristiana.

Este acontecimiento eclesial y espiritual abarcará el período entre el 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009 y se nos ha recomendado que profundicemos en su enseñanza pero sobre todo que su testimonio siga siendo ejemplo para que podamos decir con Él: “Ya no soy yo quien vive. Es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2,20).

Podemos aprender sobre su existencia, al leer, meditar, orar, contemplar y luchar por vivir las enseñanzas del Evangelio, en los Hechos de los Apóstoles y sus escritos.

Son actuales sus palabras inspiradas:

“Sé que después de mi partida se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí. Por tanto vigilad” (Hechos 20,29-30).

El estar vigilantes implica el poder discernir entre la apariencia y la verdad. Los frutos de cada uno son el criterio para reconocer si con franqueza estamos buscando construir el Reino de Dios o si por el contrario utilizamos hasta la Palabra Divina para intereses mezquinos.

Estar conscientes que luchar por una vida coherente y sujeta de manera única a la Palabra de Dios ha sido y es hoy también motivo de acosamiento, es hacer activa las expresiones del Apóstol cuando dice: “Yo estoy a punto de ofrecer mi vida, y el momento de mi partida es inminente. He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, conservado la fe. Sólo me queda recibir la corona de la salvación, que aquel día dará el Señor, juez justo, y no sólo a mí, sino también a todos los que esperan con amor su venida gloriosa. El Señor estuvo a mi lado y me fortaleció, para que el mensaje fuera plenamente anunciado por mí, y lo escucharan todos los paganos; fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me dará la salvación y me llevará a su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos” (Segunda Carta a Timoteo 4, 6-8. 17-18).

Supo Saulo de Tarso, hacer suya la experiencia con el Mesías, porque el que antes “hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel” (Cfr. Hechos 8, 3), al estar cerca de Damasco y le envolvió una luz venida del cielo “cayó en tierra y oyó una voz que le decía: Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Él preguntó: “¿Quién eres, Señor?” Y él: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (cfr. Hechos 9, 3-5), se rindió plenamente a Cristo.

San Pablo sabía muy bien en quien había puesto su confianza, su esperanza, por eso no tuvo miedo, ni a la cárcel, ni a la persecución, ni a la crítica, ni a las mentiras que se maquinaron contra él, ni a los castigos, ni a la propia muerte. Supo rebelarse contra sí mismo y de perseguidor de Cristo pasó a ser su más grande testigo. Al experimentar al Resucitado en su corazón no podía más que responder con extraordinaria intrepidez y coraje para anunciar a viva voz la Verdad del Evangelio, la Esperanza, y el Amor, como lo expresa en Corintios, capítulo 13.

Religión y Fe

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí