Por Amalia del Cid
Salió sin decir para dónde y por qué se iba, con quince minutos de retraso y en el vuelo regular 516 de la Panamerican Airways. Vino a Nicaragua a las 3:35 de la tarde del jueves 19 de julio de 1956 y se hospedó de inmediato en la residencia oficial de su gran amigo Anastasio Somoza García. Se llamaba Juan Domingo Perón y vino con categoría de asilado político.
Fue una especie de asilo interino. Cosa de quince días. Poco después se confirmó —porque ya se sospechaba— que Perón, el célebre dictador argentino, había abandonado abruptamente Panamá porque no podía ni debía coincidir en ese país con el general Pedro Aramburu, su reemplazo en la presidencia después del golpe militar que lo derrocó, el 16 de septiembre del año anterior.
El sábado 21 y el domingo 22 de julio en Panamá se celebraría la reunión de presidentes de América Latina y Estados Unidos y, por petición de Aramburu, Perón debía estar lejos durante esos días.
Así fue que vino a parar a Nicaragua un “asilado de primera línea”, dice el historiador Bayardo Cuadra.
Ahora que el extécnico de la CIA, Edward Snowden, en su intento de escapar de la justicia estadounidense, ha solicitado asilo en varios países del Viejo y el Nuevo Mundo, entre ellos Nicaragua, en la memoria de Cuadra se agita el recuerdo de antiguos personajes que obligados a salir de sus patrias buscaron refugio en nuestro país.
Además de Perón, están Rafael Calderón Guardia, expresidente de Costa Rica; Teodoro Picado, también expresidente de Costa Rica, y el belicoso guerrillero ecuatoriano Eloy Alfaro… enumera el historiador.
Y no hay que olvidar la década de los ochenta, subraya. En esa época hubo una oleada de refugiados que, con el título de “asilado político” o sin él, pararon en Nicaragua cuando huían de las dictaduras de Latinoamérica, cuenta el poeta Freddy Leonel Valiente, quien vino de Guatemala cuando era un flaco muchacho de 19 años escapando de las torturas del dictador Fernando Lucas García.
Pero hubo otras y muy diferentes causas de petición de asilo o refugio. A inicios de los ochenta también entró a Nicaragua el italiano Alessio Casimirri, acusado de participar, en 1978, en el secuestro de más de cincuenta días y posterior asesinato del exprimer ministro de Italia, Aldo Moro, cuyo cadáver apareció en el baúl de un carro.
Y en la misma década, en Nicaragua habitó el más legendario de los narcotraficantes: Pablo Escobar Gaviria.
Así de surtida es la lista de personajes polémicos que prófugos de la justicia —o de la injusticia— encontraron protección en Nicaragua. Estas son algunas historias.
El caso Perón
Juan Domingo Perón fue el primero en bajar del avión. Vestía un traje azul claro y era todo sonrisas y cortesías. Al día siguiente, el Diario LA PRENSA tituló en
portada: “J. Perón en Managua”. Pero hasta entonces poco se sabía de las razones por las que el argentino estaba en suelo nica justo cuando Somoza García se disponía a viajar a Panamá.
No todo país puede dar asilo político. Eso dependerá de si en la Constitución Política del Estado se reconoce o no el derecho de asilo; también tiene que ver con los tratados internacionales de Derechos Humanos. “Si estás suscrito como Estado a los tratados y convenciones de Derechos Humanos, y ahí está el derecho de asilo, pues tenés que respetar esos tratados”, explica el jurista nicaragüense Oscar Castillo.
Pero también hay limitantes al derecho de asilo político, señala Castillo, y entre ellos están los tratados de extradición acordados entre dos países.
Nicaragua no tiene tratado de extradición con Estados Unidos, reconoce en su Constitución el derecho de asilo y está suscrita a convenios internacionales de Derechos Humanos que lo contemplan, por lo tanto puede ofrecer refugio al extécnico de la CIA, Edward Snowden, villano para algunos, héroe para otros.
Su estadía se prolongó por más de una semana, mientras en Panamá se preguntaban si acaso volvería. Al menos en dos ocasiones se presentó en la Casa del Obrero, dio discursos, le escribió a LA PRENSA, atacó al régimen de Aramburu y en la conmemoración del cuarto aniversario de la muerte de Evita Perón, firmó autógrafos en fotografías de quien fue su esposa.
Se esperaba que Perón, por la amistad que lo unía a Somoza García, se refugiara en Nicaragua tras su derrocamiento. Lo que pasó, explica Bayardo Cuadra, es que en el trayecto hacia nuestro país su avión debió hacer una parada técnica en Panamá y el presidente Ricardo Arias mandó a preguntar: “¿Por qué no te quedás aquí?”.
Por entonces Managua apenas tenía dos hoteles y Panamá era una mejor opción, señala Cuadra. Además, dice, estaba fresco el recuerdo de la rebelión de 1954 y Perón, igual que Somoza García, sabía o al menos sospechaba que el dictador nicaragüense tenía los días contados.
Dos meses más tarde, en septiembre de 1956, Anastasio Somoza García estaba muerto.
Los presidentes ticos
Tras una guerra civil de cuarenta días, ocurrida en 1948, en que las fuerzas del gobierno de Costa Rica fueron derrotadas, el expresidente Rafael Calderón Guardia se exiló con su familia en Nicaragua.
Su hijo, Rafael Calderón Fournier nació en Diriamba, Carazo, en marzo del 49. También llegó a ser presidente de Costa Rica y en el 2011 fue condenado a tres años de prisión por el delito de “peculado”; que es cuando un funcionario confunde su patrimonio con el del Estado.
Otro mandatario tico asilado en Nicaragua fue Teodoro Picado, presidente de Costa Rica desde 1944 hasta 1948. Ese año fue depuesto por el movimiento popular armado, liderado por José Figueres, quien se alzó contra él cuando el Congreso se negó a reconocer el resultado de las elecciones en las que Otilio Ulate Blanco venció al expresidente Rafael Calderón Guardia.
Según sus biógrafos, Picado vivió en Nicaragua hasta su muerte, ocurrida el 1 de junio de 1960, en Managua.
El historiador Roberto Sánchez lo conoció en los corredores del Colegio Miguel de Cervantes, donde el expresidente fue profesor. “Era un señor serio, muy educado y muy culto. A los chavalos nos llamaba la atención. Nos daban curiosidad sus clases”, cuenta.
El capo colombiano
Pablo Escobar Gaviria y su familia vivieron en Nicaragua en los años ochenta, durante el primer gobierno del Frente Sandinista. Y recibieron de las autoridades nicaragüenses más protección que en Panamá, según afirmó su hijo, Santiago Marroquín, en una entrevista con Carmen Aristegui, periodista de la cadena CNN en Español.
“Siendo un niño viví en Nicaragua y viví también en Panamá, y era evidente la protección de la cual gozaba en ese momento. Quizás las de Panamá le dieron menos y nos escapamos hacia Nicaragua como familia, a vivir, y era claro que había un compromiso de las autoridades de turno, de darle una especie de protección”, dijo Marroquín, cuyo verdadero nombre es Juan Pablo Escobar.
También Virginia Vallejo, quien fue amante de Escobar, hizo referencia a los nexos del gran capo colombiano con el gobierno sandinista.
En su libro Amando a Pablo , odiando a Escobar , Vallejo asegura que en 1984 el Frente Sandinista pidió al capo la suma de cincuenta millones de dólares, a lo que este habría reaccionado diciendo: “¡Qué tal! ¿Los comunistas creerán que el dinero crece en los árboles?”
El italiano
Alessio Casimirri creció en los jardines del Vaticano. Su abuela era ciudadana vaticana, su abuelo fue el maestro de ceremonia de tres papas y su familia vivía en la Capilla Sixtina. Sin embargo, por alguna razón, cuando tenía 31 años decidió viajar a Nicaragua, un país que recién salía de una guerra y vivía un proceso de revolución.
En 1983, cuando entró a nuestro país, se rumoró que pertenecía a las Brigadas Rojas italianas y que buscaba asilo político para no ser alcanzado por la justicia, luego del secuestro y asesinato del exprimer ministro italiano, Aldo Moro.
No obstante, según Casimirri la verdadera razón de su entrada a nuestro país fue su pasión por el mundo submarino. “Me vine a Nicaragua por un curso de buceo en la Costa Atlántica, también porque me decían que había dos océanos”, dijo en una entrevista concedida en el 2007 a la periodista Dora Luz Romero, de la revista Magazine .
Aunque admitió su participación en las Brigadas Rojas, “como un movimiento enorme de masas”, Casimirri negó haber tenido parte en el crimen de Moro.
Se quedó en Nicaragua. Aquí vive con su familia y es propietario del restaurante La Cueva del Buzo.
En cambio, Escobar y Perón se marcharon. El primero salió del país tras “un imprevisto”. Según Virginia Vallejo, su estadía en Nicaragua no fue muy agradable, pues las autoridades sandinistas eran demasiado ambiciosas y cobraban más de lo acordado. Además, no hallaba vida nocturna ni le gustaban las nicaragüenses.
Perón solo esperó a que Somoza García volviera a Nicaragua tras la reunión de presidentes; luego regresó a Panamá y de ahí partió a Venezuela. Fue elegido presidente de Argentina por tercera vez el 23 de septiembre de 1973. Falleció unos meses más tarde, el primero de julio de 1974. La portada del diario Crónica solo dijo: “Murió”.
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