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En este mes de octubre la Virgen nos ofrece a su hijo Jesús

“La imagen tradicional de la Virgen del Rosario representa a María, que con un brazo sostiene al Niño Jesús y con el otro presenta el Rosario a Santo Domingo. Esta significativa iconografía muestra que el Rosario es un medio que nos ofrece la Virgen para contemplar a Jesús y, meditando su vida, amarlo y seguirlo […]

“La imagen tradicional de la Virgen del Rosario representa a María, que con un brazo sostiene al Niño Jesús y con el otro presenta el Rosario a Santo Domingo. Esta significativa iconografía muestra que el Rosario es un medio que nos ofrece la Virgen para contemplar a Jesús y, meditando su vida, amarlo y seguirlo cada vez con más fidelidad”.

(Benedicto XVI)

Cuenta el P. Betancur, famoso predicador con gran poder de sanación, que en cierta ocasión, luego de terminada la celebración eucarística, se le acercó un hombre y le preguntó: “Reverendo, ¿usted reza el Rosario todos los días?”. El sacerdote le respondió: “Sí, pero, debido a mis múltiples ocupaciones, únicamente una decena”. El hombre, extrayendo un rosario, le dijo: “Pues yo soy pastor evangélico, pero lo rezo completo (las 5 decenas), porque la Sangre de Cristo ¿no es acaso la Sangre de María?, ya que Jesús no tuvo padre biológico”.

Seguramente a este pastor evangélico no le aburre rezar el Santo Rosario, de ser así no lo haría. Cuando las cosas se hacen con gusto y bien hechas, no aburren tan fácilmente, por larga que sea la labor, aun llegando a cansar físicamente.

Si ciertamente nadie está obligado a rezar el Rosario, resulta innegable que la Virgen María, por medio de esta oración, nos lleva a Jesucristo. Como me decía una convertida, que al principio, por un “cristocentrismo” mal entendido, rechazaba esta práctica, el cristiano necesita tener un encuentro con María para llegar a amarla, igual que necesita un encuentro con Jesús para amarlo al grado de comprometerse con Él.

La Virgen es una experiencia de fe. Por eso cuando un teólogo protestante descubre a María en la Sagrada Escritura y la encuentra en su propia vida, se le desvanecen todos los prejuicios en contra de Ella, y al aceptar ser hijo de María se sabe y siente más hermano de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María… Así les ocurrió a Scott Hahn, Fernando Casanova y a muchos otros.

En este mes de octubre la Virgen nos ofrece, de una manera especial, la oportunidad del Rosario, no para alejarnos de Jesús, pues no es su competidora, sino para que, contemplándolo en sus brazos, lo amemos y seamos cada vez más fieles, es decir, mejores cristianos.

Religión y Fe

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