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Los impíos serán cortados como hierba

Sacerdote Católico. Muchos hombres y mujeres que luchan por vivir coherentemente su fe en el Señor, en el contexto actual, miran a veces con desconcierto, como las aflicciones y las infamias los acechan; mientras los impíos, falsamente gozan de protección y hasta se ufanan de quebrantar la ley divina y humana. El salmo 37, de […]

Sacerdote Católico.

Muchos hombres y mujeres que luchan por vivir coherentemente su fe en el Señor, en el contexto actual, miran a veces con desconcierto, como las aflicciones y las infamias los acechan; mientras los impíos, falsamente gozan de protección y hasta se ufanan de quebrantar la ley divina y humana.

El salmo 37, de la Sagrada Escritura, del cual solamente tomo unos versos, por razones de espacio, pero que vale la pena leer y meditarlo totalmente, nos invita a tener una confianza plena en la misteriosa sabiduría de Dios, que en medio de la aparente victoria de los malvados, el Señor, el Santo de Israel, no descuida nunca de los suyos.

Es un llamado para que, en medio de las situaciones de degradación espiritual y moral que vive el pueblo, en donde hasta la misma fe puede decaer, la Sagrada Escritura, que es la Boca de Dios nos hace, para fortalecernos en la convicción que el camino recto es el único sendero de salvación, mientras que el camino torcido, aunque ante los ojos del mundo se vea próspero e imperioso, su destino, si no cambia, será de tristeza y lamento, en lo temporal y eterno.

SALMO 37

No te acalores por causa de los malos,

no envidies a los que hacen injusticia.

Pues aridecen presto como el heno,

como la hierba tierna se marchitan.

Ten confianza en el Señor y obra el bien,

vive en la tierra y crece en paz,

ten tus delicias en el Señor,

y te dará lo que pida tu corazón.

Vive en calma ante el Señor, espera en él,

no te acalores contra el que prospera,

contra el hombre que urde intrigas.

Un poco más, y no hay impío,

buscas su lugar y ya no está;

más poseerán la tierra los humildes,

y gozarán de inmensa paz.

Los malvados serán por siempre exterminados,

la estirpe de los impíos cercenada;

los justos poseerán la tierra,

y habitarán en ella para siempre.

Espía el impío al justo

y busca darle muerte;

en su mano el Señor no le abandona,

ni deja condenarla al ser juzgado.

He visto al impío muy arrogante

empinarse como un cedro del Líbano;

pasé de nuevo y ya no estaba;

le busqué y no se le encontró.

Observa al perfecto, mira al íntegro:

hay descendencia para el hombre de paz;

pero los rebeldes serán aniquilados,

y la posteridad de los impíos extirpada.

La salvación de los justos viene del Señor,

Él su refugio en tiempo de angustia;

el Señor los ayuda y los libera,

de los impíos Él los libra,

los salva porque a Él se acogen.

Para todos aquéllos que se encuentran en situaciones de manifiesta injusticia, está la Poderosa Palabra de Dios, que nos anima a continuar luchando por la autenticidad, a continuar combatiendo a favor de ideales solidarios, a no desfallecer, porque el destino de los impíos es triste por más que su soberbia transitoria los ciegue, los ensordezca, para no ver ni escuchar el clamor del pueblo que pide independencia, que busca liberarse de las cadenas opresoras y que actúa con discernimiento para no caer en las redes del cazador inicuo que los persigue.

Adorable Jesucristo, tuyo el Poder, el Honor y la Gloria, por los siglos. Amén.

Religión y Fe

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