- La familia es Comunidad de Vida y de Amor
Son muchos los matrimonios que han experimentado diversas gracias obtenidas por la intercesión de Sor María Romero. Lo que conmueve es la humildad y generosidad de tantas esposas, maltratadas, descuidadas, traicionadas y también sorprende la sinceridad de tantos hombres que se confiesan grandes pecadores y que dan gracias a Dios y a Sor María por su conversión. Hombres que después de haber llegado a la última orilla de las desdichas, se echan sobre el horizonte como el náufrago sobre una chalupa de salvamento habiendo experimentado en su propia carne (y en la de los otros).
Que las obras de la carne son: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, enemistades, contiendas, ambiciones, borracheras y cosas semejantes a éstas.
Y aprendieron de una religiosa toda pureza, los frutos del espíritu, es decir la caridad. Gozo, bondad, fidelidad, mansedumbre y continencia.
Cuantos casos sin solución aparente debió afrontar Sor María, y cuánto sufrió por ellos, demasiado predicaban (y predican) el amor libre: pero cuando se dice amor libre se dice degradación, dispersión, ceniza y pecado. En todos los grupos sociales de cualquier cultura raza o situación social existe la familia, marido y mujer, padres e hijos, hermanos y hermanas, linaje y parentela.
Formadora de Personas
Esta misión de ser cédula primaria y vital de la sociedad, la familia la ha recibido directamente de Dios. “Es pues. Deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor; por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezcan la educación integra, personal y social de los hijos”.
“Permanece en cada hombre la obligación de conservar lo esencial de toda persona humana, en la que sobresalen los valores de la inteligencia, de la voluntad, de la conciencia y de la fraternidad”.
Educadora de la Fe
“Los esposos cristianos son para sí mismos y para sus hijos, y demás familiares cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores de la fe y los primeros educadores”, y deben inculcar la doctrina cristiana y las virtudes evangélicas a los hijos amorosamente recibidos de Dios. “Y realizar esta misión mediante la palabra y el ejemplo”.
Promotora del Desarrollo
“La Familia es la escuela del más rico humanismo” y “el humanismo completo es el desarrollo integral”.
En un hogar disciplinado pero flexible, estimulante y cooperativo en el cual los adultos muestran consideración entre sí y todos los miembros se preocupan el uno por el otro, un hijo puede obtener el calor afectivo, los modelos y la enseñanza que necesita. En las familias donde los adultos son inmaduros, egoístas o en competencia con el otro, donde no hay confianza, orden y apoyos emocionales mutuos básicos, el hijo recibe ayuda inadecuada en el difícil proceso del desarrollo.
Las relaciones familiares inadecuadas o no funcionales han estado implicadas en toda sicopatología importante de adultos y de niños; se han identificado cuatro patrones que son particularmente patógenos: la familia incompleta, la familia inadecuada, la familia alterada y la familia antisocial.
Desafortunadamente, estas categorías no son mutuamente exclusivas, y la misma familia puede ser por ejemplo, incompleta y alterada. De aquí que el bienestar de la persona y de la sociedad humana, esté ligada estrechamente a una favorable situación de la comunidad conyugal y familiar, pues es ésta un factor importantísimo en el desarrollo. Por ello todos los que influyen en las comunidades y grupos sociales deben contribuir eficazmente al progreso del matrimonio y de la familia.