14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

La Cuaresma

“La Cuaresma es el tiempo ideal para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo”. (Benedicto XVI) Un hombre adinerado, repuesto de una grave enfermedad, le compartía a mi padre: “El sufrimiento me hizo reflexionar en muchas cosas […]

“La Cuaresma es el tiempo ideal para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo”.

(Benedicto XVI)

Un hombre adinerado, repuesto de una grave enfermedad, le compartía a mi padre: “El sufrimiento me hizo reflexionar en muchas cosas respecto a las cuales no había meditado antes: la brevedad de esta vida, mi apego a lo pasajero, la bondad de Dios, mi relación con Él y con mi prójimo, nuestro destino eterno…”.

Este tipo vivió, en carne propia, una auténtica Cuaresma personal. Lucía contento, libre, como si hubiese dejado tras de sí un peso abrumador.

Antes su espíritu vagaba siempre en la búsqueda nada sosegada de lo efímero y perecedero. Y lo peor del caso es que pensaba, muy pagado de sí mismo, que él había escogido la mejor parte… Pero la gracia divina le hizo comprender que valía la pena vivir según otras categorías superiores, las categorías eternas, de Dios, del amor.

El hombre actual todo lo somete a revisión; mas, absorto en muchas preocupaciones y ocupaciones, olvida lo esencial: revisar su relación con Dios y cómo va respecto a la práctica de la justicia personal y social, a la caridad con sus semejantes.

Quizás también nosotros, como el amigo de mi padre, tengamos mucho tiempo de no “vernos” interiormente y tal vez nos falte trabajar sobre nosotros mismos, alejando “todo lo que distrae el espíritu” e intensificando “lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo”.

Tal vez vivimos una vida disipada, sumergidos en cosas superfluas, hasta pecaminosas, que distraen e impiden tener como meta a Cristo. O ¿incluimos acaso a Dios en la agenda de nuestros principales intereses?

Si aprovechamos esta Cuaresma para inspeccionar nuestro mundo interior, lograremos descubrir nuestros pecados, fallas y defectos y, si los hubieran, para hablar al estilo paulino, la abundancia de nuestros delitos.

Pero principalmente la sobreabundancia del amor misericordioso del Señor, que nos perdona en el Sacramento de la Confesión si nos arrepentimos sinceramente, la alegría de poder compartir la Palabra y de alimentarnos con el Cuerpo y la Sangre de Cristo; en fin, de celebrar el gozo de nuestra conversiòn, la victoria de la gracia sobre el pecado, ¡40 días a nuestro favor!

Religión y Fe

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí