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Emos y Nini

SACERDOTE CATÓLICO Afortunadamente en Nicaragua aún son pocos los adolescentes, entre 12 y 16 años, que uno se encuentra sobre todo en centros comerciales y que ante la mirada atónita y burlesca de los demás se presentan con atuendos ridículos en su forma de vestir como adheridos a su propio cuerpo impropios para su edad […]

SACERDOTE CATÓLICO

Afortunadamente en Nicaragua aún son pocos los adolescentes, entre 12 y 16 años, que uno se encuentra sobre todo en centros comerciales y que ante la mirada atónita y burlesca de los demás se presentan con atuendos ridículos en su forma de vestir como adheridos a su propio cuerpo impropios para su edad y sexo.

Aparentemente son inofensivos, de tendencia deprimida, vestidos de color negro y el pelo lacio, casi siempre con un mechón tapando un ojo. Con ademanes aniñados que no se puede reconocer quién es hembra y quién es macho, con adornitos idiotas y con piercings. Su caminar denota pereza y dan la impresión de yoquepierdistas. Me estoy refiriendo a los que se hacen llamar Emos.

Me pregunto que si la emotividad de ellos tiene la tendencia al sufrimiento, ¿Entonces por qué sus paseos en grupos animados, conversando entre sí quién sabe de qué tonterías, mirando vitrinas, tomando gaseosas y fumando? Estos adolescentes desorientados son candidatos seguros para un buen psiquiatra. ¿De dónde sacarán el dinero para “sufrir”?, y pongo entre comillas la palabra sufrir, porque quienes sufren son los que ven ese mal ejemplo y quienes tendrán que aguantárselos en sus casas.

Pero hay otro grupito de adolescentes que se viste con pantalones y camisas “deshilachadas” aparentemente “viejas” pero que valen un dineral en las tiendas, con zapatos desamarrados, con andar desgarbado y con la ropa interior al descubierto. Éstos se hacen orgullosamente llamar los “Nini”. Ni estudian, Ni trabajan. Es decir no hacen nada productivo.

¡Qué manera terrible de desperdiciar su juventud!

Estos muchachos son los candidatos para que en unos pocos años se encuentren que no tienen ni oficio ni beneficio. Serán los rebeldes sin causa, los incomprendidos y hasta entregados a vicios. Los padres de familia o quienes representan la función de guiarlos tienen un gravísimo deber moral para encauzarlos. Ahora se ve a papás jóvenes que son alcahuetes, cómodos y faltos de fe.

Los papás alcahuetes son aquéllos que están sobreprotegiendo siempre a los hijos, no les dan responsabilidades, todo se lo solucionan a sus muchachitos que andan de discoteca en discoteca y con un tren de vida que no pueden llevar. Son “hijitos de papi”.

Los papás cómodos que en lugar de darles cariño y disciplina correcta a sus hijos les hacen todo tipo de concesiones ante cualquier pataleta, porque es más fácil darles lo que exigen aunque les sea nocivo que educarlos. Estos muchachos, sin pudor, ni respeto se volverán después contra sus propios padres.

Los papás faltos de fe y experiencia cristiana. Éstos tendrán cualquier excusa: la falta de tiempo o la urgencia de la diversión. Sus hijos tendrán en las modas, las caricaturas y el ocio su referencia.

Jesucristo allí está ausente. ¿Cómo podrán afrontar y enfrentar la vida que no es un pasatiempo cuándo sus padres alcahuetes, cómodos y faltos de fe o se mueran o se cansen de este remedo de existencia si Jesucristo ha sido marginado de esos hogares?

Y otro grupo aún más nutrido que sin ser Emos o Nini desperdician el tiempo y no quieren estudiar ni trabajar, irresponsables, mantenidos, maleducados, temerarios y sin norte en sus vidas.

“Hijos, obedezcan a sus padres por causa de nuestro Señor, pues esto es justo, porque éste es el primer mandamiento con promesa: Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya y se prolongue su vida sobre la tierra. Padres, no exasperen a sus hijos, sino críenlos en la disciplina y en la instrucción de nuestro Señor”. (Efesios 6, 1-4).

Religión y Fe

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