Los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), en su Carta Pastoral dirigida a las familias, consideran “necesario actualizar algunas de las formas y los contenidos de algunos procesos educativos: la cultura, la educación, la salud y otros”, y proponen “la elaboración de políticas familiares que respeten sus derechos y su autonomía, basado en un cuidadoso análisis político, social y económico de la vida familiar”.
Al orientar a los medios de comunicación católicos e invitar a los no católicos para que hagan labor de formación con valores morales cristianos, los obispos indican que “muchos van cayendo en la ilusión de una sexualidad desquiciada, consumo de drogas, alcoholismo, glotonería, ansias de poder y fama, lucro y dinero a como sea.
Los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, han llamado a los medios de comunicación ha contribuir en la formación de valores morales y educativos de las familias.
Monseñor Bosco Vivas, vicepresidente del Episcopado, indicó que “las directrices no pueden considerarse solamente desde un punto de vista económico, sino que deben tender al desarrollo integral de la persona, de la familia y de la sociedad. Es particularmente indispensable reorientar y aprovechar el uso de la tecnología para la propagación del reino de Dios”.
Para los jerarcas de la Iglesia Católica nicaragüense “los protagonistas deben ser personas éticas con claros valores morales que garanticen el respeto de la dignidad de las personas, en el marco de un humanismo que nos permita repensar el verdadero y correcto rumbo y sentido de la vida”.
Al indicar que “es un deber evangelizar a la familia”, los obispos urgen el reforzamiento de las consejerías matrimoniales, familiares, juveniles y de la niñez, para consolidar los valores cristianos como base y fundamento de la unidad familiar, logrando formar mejores ciudadanos que construyan un sociedad justa basada en el amor a Cristo por su iglesia”.
CAPACITAR A LAS FAMILIAS
Los obispos animan a “todas las entidades religiosas, sociales y de servicio humanitario a unirse en este esfuerzo por fortalecer, defender y capacitar a las familias para ayudarla a ser lo que Dios quiere que sean, promoviendo lo que necesitan para cumplir su misión y evitando lo que pueda perturbarlas o hacerlas sufrir”.
Sostienen que “todos tenemos una inherente dignidad, sin importar edad, sexo, situación económica, estado de salud, grado de formación o cualquier otro distintivo. Nuestra dignidad no depende de las circunstancias; sin embargo al ser miembro de una comunidad, debemos respetar los derechos de otras personas, pero nadie puede imponernos como derechos actos que van contra nuestra salud, física, moral y espiritual”, aseguran los obispos en su Carta Pastoral dedicada a la familia y hecha pública en Juigalpa, Chontales, el pasado 21 de diciembre.
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