14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

(LA PRENSA/ARCHIVO)

ESPACIOS PARA TRABAJAR

El espacio de trabajo refleja nuestro interior. Debe ajustarse a sus gustos, brindarle comodidad y reflejar su educación, gracia y buen gusto Orden, funcionalidad y utilidad Escritorio: manténgalo lo más despejado posible, sin objetos y obstáculos que dificulten un manejo civilizado de los elementos. Si posee cajones, procure que dentro de éstos siempre haya un […]

  • El espacio de trabajo refleja nuestro interior. Debe ajustarse a sus gustos, brindarle comodidad y reflejar su educación, gracia y buen gusto

Orden, funcionalidad y utilidad

Escritorio: manténgalo lo más despejado posible, sin objetos y obstáculos que dificulten un manejo civilizado de los elementos. Si posee cajones, procure que dentro de éstos siempre haya un lápiz de grafito y uno de pasta, goma de borrar, pegamento y cinta adhesiva, libreta de apuntes, etc.

Biblioteca: como ideal, todo lugar de trabajo debe contar con una biblioteca, por sencilla y menuda que sea. En ella colocaremos discretamente algunos volúmenes elementales que no sólo hablan de nuestra buena educación sino que cooperan con abrirnos la mente y resolver consultas.

El ambiente en que trabajamos debe reflejar orden, pulcritud, austeridad y limpieza. No importa qué función desempeñemos o si el lugar se encuentra en un espacio doméstico.

El orden interior exige el orden exterior. Sin caer en neurosis, cuidar el orden fomenta el buen desarrollo de nuestras ideas y acciones.

La pulcritud es la nota de perfección en la proporción de las cosas, dictándonos íntimamente el sentido de cantidades, calidades y otras cualidades de los objetos y bienes que rodean nuestro trabajo.

La austeridad nos invita a templar nuestros ímpetus. Tempera nuestras pasiones y entusiasmos, evitándonos tanto los derroches de elementos como las extravagancias.

Finalmente, la limpieza es el reflejo de nuestra pureza interior, va más allá de las condiciones de higiene elementales, se trata de otorgar a los elementos, en su disposición y estado, la luminosidad y pureza que requieren para valer por sí mismos y estar en el ambiente.

Formando un entorno elegante

La elegancia no tiene relación necesaria con cosas caras ni mucho menos con modas inaccesibles. La elegancia es el buen gusto y eso puede lograrse aun con elementos sencillos pero nobles.

Como segundo aspecto, un espacio de trabajo no es una sala de exposiciones ni un vivero. Sin duda, es atractivo el repertorio de muñequitos comprados en mercados folclóricos del extranjero, las muchas e interesantes fotografías que fue acumulando con los años e, incluso, sumamente imponente la colección de diplomas y papeles pero aun con todo eso a favor, no es la oficina un lugar adecuado para exhibiciones.

El abigarramiento confunde y aturde a las visitas, impide pensar con claridad y pureza de visión. Esta norma vale sobre todo a la hora de calcular la cantidad, calidad, proporción y disposición de objetos con que nos rodearemos, la cual debe permitir movimientos libres, sin obstáculos físicos o visuales.

Sobre la calidad y cualidad de los objetos, evite esos muñequitos con rasgos infantiles o con mensajes cursis. Tanto las demostraciones de afecto de novios y novias como las de las esposas o esposos debemos respetarlas como lo que son: manifestaciones íntimas de afecto personal, resérvelo para los espacios privados. Si acaso desea tenerles a la vista, escoja una bella fotografía y colóquela en un marco sobrio y elegante.

Lo antes dicho no significa que no tengamos por lícito que imprimamos nuestro carácter personal al lugar de trabajo. Por el contrario, el buen gusto nos aconsejará trazar algunas notas personales en el espacio donde desarrollamos una parte tan importante de nuestras vidas.

Hay signos personales que no chocan con la elegancia. Tiene a su elección una infinitud de toques que marcarán el entorno con su personalidad. Un adorno discreto, un cuadro o afiche sobrio e, incluso, una planta pueden ser excelentes opciones, entre muchas, que le representarán en el lugar de trabajo.

Recuerde que aquello que nos expresa como toque personal, habla de nosotros y a un mismo tiempo será nuestra compañía por horas. Piense bien antes de escogerlo y, si le es posible, asesórese por profesionales.

El centro de trabajo no debe convertirse en tocador femenino. En el lugar de trabajo debemos cuidar de nuestro aseo personal con tanto esmero como el que aplicamos en otras circunstancias. Entre los elementos esenciales de la mujer que mantendrá en el lugar de trabajo, debemos contar con elementos de higiene bucal, cepillo para el cabello y crema de manos, pañuelos de papel, medias de color neutro, aguja e hilo y analgésicos.

Finalmente, recordaremos que el centro de trabajo es el ambiente en que pasamos gran parte de nuestro tiempo, por tanto, debe ajustarse a sus gustos, brindarle comodidad y reflejar su educación, gracia y buen gusto.

Fuente: www.buenvivir.org/trabajo/elegancia_trabajo1.htm

Nosotras

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí