La llaman la epidemia silenciosa. Apenas manifiesta síntomas que alteren la vida diaria y, por tanto, muchas personas la padecen sin ni siquiera ser conscientes de ello. Hablamos de la hipertensión, una dolencia que, según la Organización Mundial de la Salud causa la muerte de siete millones de personas en todo el mundo, además de accidentes cerebrovasculares (ictus, hemiplejías) y enfermedades cardiovasculares (infarto, angina de pecho).
En España, por ejemplo, afecta a un 35% de la población general adulta, llegando hasta el 40% en edades medias y a más del 60% en mayores de 60 años.
Los expertos coinciden en que hay medidas sencillas para prevenir este problema que se resumen en dos: dieta equilibrada y ejercicio físico controlado. En los últimos años, el aumento de la incidencia de la obesidad y la tendencia a desarrollar una vida sedentaria ha elevado de forma significativa la prevalencia de la hipertensión.
Una persona la padece cuando la presión arterial se mantiene elevada de forma constante, siendo la presión sistólica (máxima) superior a 140 milímetros de mercurio y la diastólica (mínima) superior a 90. Sólo en España existen 10 millones de personas con este problema. Pero, ¿sabía que 1 de cada 3 afectados no sabe que es hipertenso? Según datos de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), sólo el 15% de las personas diagnosticadas sigue al pie de la letra el tratamiento farmacológico prescrito, la dieta y el ejercicio físico recomendado.
Por todo ello, los expertos insisten en la necesidad de adquirir hábitos de vida saludables, como, por ejemplo, mantener un peso saludable. Y es que no hay que olvidar que la obesidad es una de las principales causas de la hipertensión, algo que preocupa a los expertos, sobre todo teniendo en cuenta el gran incremento de la obesidad infantil, que aumenta el riesgo de padecer hipertensión cuando se llega a la madurez.
Además, hay que reducir la ingesta de sal y seguir una dieta cardiosaludable rica en frutas, verduras y lácteos bajos en grasa, que incluya cereales integrales, pescado, carnes blancas magras y frutos secos, dejar de fumar, reducir la ingesta de alcohol y realizar ejercicio de forma regular.
No existe ningún alimento absolutamente prohibido en estos casos, ni ninguno que haya que comer en exclusiva. Por el contrario, hay que hacer dieta variada, procurando reducir la ingesta de los alimentos ricos en calorías.
Tomado de www. hola.com