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(LA PRENSA/CORTESÍA CANAL 2)

Espejo de la realidad

Algunos las consideran el “género literario de la cultura popular latina” porque son capaces de dibujar —con transparencia— temas de alto impacto social. Los ejes centrales de sus temas son problemáticas sociales que ocurren a su alrededor, la pobreza, la desigualdad, la sexualidad, la familia, el divorcio, la burocracia, la prostitución o la delincuencia son […]

Algunos las consideran el “género literario de la cultura popular latina” porque son capaces de dibujar —con transparencia— temas de alto impacto social. Los ejes centrales de sus temas son problemáticas sociales que ocurren a su alrededor, la pobreza, la desigualdad, la sexualidad, la familia, el divorcio, la burocracia, la prostitución o la delincuencia son algunos de sus temas.

Los telespectadores sufren, ríen, gozan, juzgan y disfrutan cada uno de los capítulos que constituyen el desarrollo de la trama. La adicción es tal, que muchos son capaces de permanecer como fieles observadores, durante períodos que se extienden desde seis meses hasta tres años.

Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Perú y Venezuela son los principales países productores mientras que, Brasil, México y Colombia figuran como líderes en exportación de las cintas hacia todas partes del mundo. Su popularidad rompe los límites fronterizos. Maryclen Stelling, venezolana, socióloga, profesora de la Universidad Católica Andrés Bello, comenta el porqué de ese fenómeno: “La telenovela cumple diferentes funciones. A nivel cultural transmite valores, actitudes y normas; refuerza afinidades, gustos e identificaciones. En el aspecto educativo cumple un rol socializante y, además, distrae y sustrae de la realidad, sustituyéndola”, comenta con énfasis.

A juicio de la experta, también contienen un efecto narcotizante. Tal situación se vio reflejada, hace unos años, con la telenovela colombiana Yo Soy Betty, la Fea, escrita por Fernando Gaitán y producida por el canal RCN entre 1999 y 2001, la cual se convirtió en todo un huracán visual. Al parecer, el tema de la discriminación por no cumplir con un modelo establecido de belleza, fue el elemento que sedujo a los espectadores.

Las telenovelas, además de entretener y cautivar, también buscan dejar huella en sus espectadores, bien sea llevándolos a la reflexión interna o promoviendo la discusión directa de problemáticas actuales.

En Brasil, por ejemplo, el trío de telenovelas: Renacer, Fiera Herida y Patria Mía, producidas por TV Globo, fueron claves en el proceso de corrupción que, en ese momento, se llevaba a cabo contra el ex presidente Fernando Collor de Melo y que culminaría con su renuncia en 1992.

De manera similar ocurrió en Venezuela con la novela Por Estas Calles, producida por RCTV, entre los años 1992 y 1993. En ella se trataba el tema de la miseria, el tráfico de drogas, la corrupción política y se criticaban las medidas del gobierno de turno.

De ser una mezcla de historias, dicen que se transformó en una especie de noticiero del país. Ante su éxito en pantalla, su duración se extendió por dos años, convirtiéndose así en una de las telenovelas más largas de la televisión venezolana.

Y, recientemente, la telenovela colombiana Sin Tetas No Hay Paraíso, realizada por el Canal Caracol, basada en el libro homónimo de Gustavo Bolívar, se convirtió en un éxito en audiencia en Latinoamérica este año.

La historia trata sobre cómo la prostitución sirve a una adolescente que desea operarse los senos para simpatizar a narcotraficantes de la zona y, de esa manera, poder ser más atractiva y ganar mayor cantidad de dinero.

El drama provocó la reacción de la gente, se produjeron marchas en contra de esa realidad colombiana y hasta se logró que una representante de la Cámara, presentara un proyecto de ley en el Congreso de Colombia para prohibir las operaciones estéticas en menores de edad.

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