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Un verano saludable

Aproveche para mejorar su dieta, salir de la rutina, hacer ejercicios y también ¡descansar! Para contrarrestar los efectos del sol, el viento, la playa y las actividades diarias, es fundamental seguir algunos consejos: No saltear comidas. Lo mejor es hacer comidas pequeñas y frecuentes. Hay que realizar entre cuatro y seis comidas diarias, separadas entre […]

  • Aproveche para mejorar su dieta, salir de la rutina, hacer ejercicios y también ¡descansar!


Para contrarrestar los efectos del sol, el viento, la playa y las actividades diarias, es fundamental seguir algunos consejos:

No saltear comidas. Lo mejor es hacer comidas pequeñas y frecuentes. Hay que realizar entre cuatro y seis comidas diarias, separadas entre tres y cinco horas, para que el metabolismo funcione bien y no se produzcan más reservas de grasa que las necesarias.

Consumir cinco porciones de vegetales y frutas por día. Priorizar su consumo crudo y con cáscara, evitar consumirlas con sal. Preferir frutas de alto contenido acuoso (sandía, melón, mandarinas, naranjas, piña, jocote).

Los niños primero. Inculcarles un mayor consumo de vegetales y frutas, predicando con el ejemplo. Los platos coloridos y divertidos son la clave del éxito.

Comer liviano. Parece obvio, porque el calor disminuye el apetito y es lo que pide el organismo en el nivel inconsciente. Sólo hace falta llevarlo a la práctica de forma consciente. Es buena idea un plato de ensalada con pescado y mariscos frescos acompañado con alguna pasta o arroz integral sin grasa.

Preferir pescados y mariscos; reducir el consumo de grasas saturadas (de origen animal).

Evitar comer vaho o vigorón en el mar, además evite boquitas saladas y licores.

La playa es una excelente oportunidad para realizar más ejercicio del habitual: caminar, correr, jugar voleibol, andar en bicicleta o a caballo, nadar y jugar en el agua…

Cuando una persona está continuamente refrescándose en el agua del mar, su cuerpo no siente calor pero el interior de su organismo se va deshidratando poco a poco sin darse cuenta. Y puede desencadenar síntomas como bajadas de tensión, mareos y desmayos. Esto se puede evitar bebiendo líquidos de forma continua aunque no sienta sed.

La bebida más apropiada es el agua o las bebidas hidratantes (isotónicas como bebidas para deportistas), ya que además de agua, se pierde también minerales. Sin embargo, en muchos casos la costumbre nos lleva a tomar otras bebidas como gaseosas o jugos artificiales y helados que resultan ser muy azucarados.

Es conveniente llevar a la playa alimentos refrescantes, como frutas, verduras y hortalizas, para combatir las altas temperaturas y sentirse hidratado, sin abandonar los cuidados saludables de la alimentación.

Vale decir, que el hecho de salir de la rutina y la posibilidad de pasar unos días fuera de casa pueden ser una oportunidad para incorporar pautas saludables de alimentación.

Uno de los principios fundamentales de la buena nutrición es la variedad. No existen alimentos buenos o malos. Es la combinación, la cantidad y la frecuencia de consumo, lo que hace que una alimentación sea saludable o no.

Para hacer una correcta selección de alimentos en la playa y en cualquier parte, es indispensable incluir almidones: panes integrales, cereales integrales como la avena, legumbres (frijoles, lentejas, frijolitos verdes, garbanzos) y vegetales feculentos (papa, plátanos). Acompañados de frutas y verduras, que son las principales fuentes de vitaminas, minerales y fibras. Pequeñas cantidades de carnes (res, pescado, o aves) y huevo, principales fuentes de proteínas. Sin olvidar los lácteos, que al igual que en el grupo anterior deben consumirse moderadamente, pues las grasas que aportan pueden ser dañinas para el corazón. Usando aceite, sal y azúcar con mucha moderación.

Sumar horas de sueño

Aproveche para descansar en los días libres que le ofrezca el verano. Distintos estudios han comprobado que dormir poco aumenta el riesgo de obesidad. “En aquéllos que duermen menos de siete horas aumenta la grelina y disminuye la leptina, dos hormonas que inciden en el metabolismo. La grelina se segrega en el estómago cuando está vacío, aumenta el hambre y favorece el depósito de grasa. A la noche disminuye la leptina, que aumenta la saciedad y el gasto metabólico”.

¡A aprovechar las vacaciones haciendo mucho ejercicio, descansando y comiendo saludable!

MSc. Martha Justina González

www.nutricionvidasaludable.com

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