Uno dos tres el tren se perdió
la flor se secó
el palo de aguacate no retoñó
la niña está llorando.
Aldo Mauricio Alaniz, 9 años, Matagalpa.
La Tortuga
Donde mi abuela hay una tortuga
que se esconde bajo las piedras.
Es verde, y muy lenta,
Y come insectos de colores.
Edwin Enmanuel Padilla, 11 años, Managua.
El Gallo
El gallo comienza a cantar
para hacer una reunión
para que los pollitos les den
de comer maíz
Giovanni Antonio Vega, 10 años, Managua.
Conejos
Me gustan los conejos de color overo
corriendo y brincando con orejas largas
y la cola pequeña.
Los matan porque se comen los camotes
la yuca, los frijoles y el maíz
y me da pesar ver morir un conejo.
Yarling Imara Aguilar, 13 años, Cinco Pinos, Chinandega.
Liqui-Yan
Había un hombre que le llamaban Liqui-Yan,
era medio loco y cortaba cocos, los pelaba
y los dejaba redondos.
Desde la loma de Don Gustavo se miraban
los cocoteros enormes y algunos sin cocos
porque Liqui-Yan los había cortado.
Se ganaba la vida vendiendo cocos.
Y una vez Don Santos le macheteó la cabeza a Liqui- Yan.
Se murió Liqui-Yan, el bandido
y toda la gente de El Bluff se puso contenta.
Medardo Mantía, 11 años, El Bluff, RAAS.
La Lucha Contra el Cáncer
La lucha contra el cáncer
es una lucha dura
día a día.
El tratamiento es muy pesado
por los efectos secundarios
que son vómito y diarrea.
En la lucha contra el cáncer
muchos perecen
pero otros sobreviven
y los que se logran curar
les queda un amargo recuerdo
que es señal de triunfo.
Walter Hamilton Pérez, 14 años, Estelí.
Sin arco iris fuera triste es un conmovedor texto poético de literatura infantil, naturalista y testimonial de niños con cáncer que nace producto de un taller de arte-terapia, impartido por los poetas Ernesto Cardenal, Marvin Ríos, Claribel Alegría, Fernando Silva y Luz Marina Acosta entre otros; recopilados, e ilustrados por Christa Unzner Koebel.
Sobre dichos poemas que fueron escritos por más de cuarenta niños de la ciudad y el campo, el poeta Cardenal dice en su prólogo que se buscó que tuvieran un valor terapéutico para que los niños enfermos de leucemia del Hospital Infantil La Mascota desarrollaran su creatividad y expresión. Y para lograrlo contó con el apoyo de Claudia Chamorro, madre de Tolentino, fallecido por leucemia, y que escribió el conmovedor relato en memoria de su hijo Tiempo de Vivir.
En estos sensibles y hasta dramáticos poemas, se percibe cómo los niños describen con una sencillez extraordinaria sus propios sueños, deseos y luchas por la vida y, en muchos casos, su estoicismo es de aplaudir porque, a pesar de lo terrible de sus enfermedades, se aferran a la esperanza y a la alegría de un mañana de luz y color.