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El atlas de las nubes

Andy y Lana Wachowski, creadores de “The Matrix”, se unen al director alemán Tom Tykwer, para llevar a la pantalla “El Atlas de las Nubes”, la novela David Mitchell. Es un proyecto cercano a sus corazones. Cuando Warner Bros. vaciló ante el presupuesto propuesto, el trío creativo cedió sus honorarios e invirtió su propio dinero. Sus esfuerzos no fueron recompensados por buena taquilla, pero el éxito económico no viene al caso.

Por Juan Carlos Ampié

Andy y Lana Wachowski, creadores de “The Matrix”, se unen al director alemán Tom Tykwer, para llevar a la pantalla “El Atlas de las Nubes”, la novela David Mitchell. Es un proyecto cercano a sus corazones. Cuando Warner Bros. vaciló ante el presupuesto propuesto, el trío creativo cedió sus honorarios e invirtió su propio dinero. Sus esfuerzos no fueron recompensados por buena taquilla, pero el éxito económico no viene al caso.

En 1849, un joven abogado enfrenta la muerte mientras protege a un polizonte negro —esclavo fugitivo— en un viaje trasatlántico. En 1936, un compositor en ciernes se acerca a la sombra de un viejo maestro para componer la sinfonía que hará su carrera. En 1973, una intrépida reportera se enfrenta a una poderosa compañía de energía nuclear. En el 2012, un torpe editor literario cae prisionero en una casa de retiro, mientras le persigue una pandilla de criminales. En el 2144, una joven mesera se convierte en icono de la resistencia a un régimen totalitario. En el 2321, en una tierra post apocalíptica, una científica interplanetaria busca la ayuda de un primitivo pastor para encontrar la clave de la sobrevivencia de su propia civilización.

Leyeron bien. Seis historias corren paralelas y se entrecruzan. Diez actores principales (Tom Hanks, Halle Berry, Jim Sturgess, Susan Sarandon, Hugo Weaving, Hugh Grant, Doona Bae, Jim Broadbent, Ben Whishaw y James D’Arcy) interpretan diferentes papeles en cada episodio. Suena confuso, pero en realidad no lo es. El símbolo recurrente de un lunar en forma de estrella fugaz marca al protagonista de cada episodio. La idea principal, que poco a poco se materializa, es que estamos presenciando a un mismo grupo de almas que al cambiar de cuerpo de generación en generación, avanzan hacia la pureza o se degradan en vileza. La astuta edición que entrecruza los tiempos destaca ecos, reflejos y rimas entre palabras, acciones e imágenes. ¡Todo está conectado!

Pero, ¿por qué se siente tan insustancial? Quizá porque el truco de usar al mismo set de actores llama demasiado la atención sobre el artificio. Los cuerpos son sometidos por el maquillaje para cruzar razas e incluso géneros. Las casi tres horas de metraje, repartidas entre seis historias distintas, no permiten ahondar demasiado en la textura de la vida y el tiempo que pretenden retratar. La filosofía de la película es eventualmente enunciada por alguien. Los realizadores no pueden arriesgarse a que saquemos nuestras conclusiones. No he leído la novela, pero sospecho que hubiera sido mejor servida como una serie de televisión.

Nadie puede acusar al “Atlas de las Nubes” de ser sutil. Sin embargo, ofrece una poderosa alegoría sobre el valor de la narración, como manifestación del deseo innato al ser humano por encontrar sentido a la vida. La historia misma es el tejido conectivo que une a todos. Se transfigura en diarios, cartas, novelas, películas, testimonios y, finalmente, una religión completa. Como cuento de camino, esto es magnífico entretenimiento. Se mueve a la velocidad del rayo. Quizá se quede corta ante sus ambiciones, pero es una producción gratificante para el que tiene la paciencia de dejarse llevar por sus caprichos.

El cine está lleno de mamotretos como este: “Intolerancia” (D.W. Griffith, 1916) es un ejemplo que el tiempo ha redimido como un clásico. “Heaven’s Gate” (Michael Cimino, 1980) fue recientemente restaurada y revalorada. La deliciosa “Southland Tales” (Richard Kelly, 2006) probablemente está más allá de la redención. Estos ejercicios de audacia deben ser atesorados en la era de las secuelas y la manufactura dictada por el focus group. Sus ambiciones, recompensadas o no, delatan la humanidad del cine.

Sección Domingo nubes

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COMENTARIOS

  1. Eduardo Pérez
    Hace 11 años

    Tuve la oportunidad de verla ayer. Quedé atónito. Fue un poco desesperante el no entender al inicio; pero disfruto muchísimo de toda película a la que le pueda perder el hilo con un simple viaje al baño. Muy buena película, aguantarme hasta el final valió la pena, jaja.

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