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Cómo interpretar El Güegüense

Un análisis de cómo El Güegüense es un héroe que se niega y resiste ante los atropellos del poder, convirtiéndolo en un verdadero protagonista No existe ninguna duda de la genialidad de este patrimonio intangible de la humanidad, tuvo que ser escrito por un conocedor, pero la grandeza no sólo radica en concluir con una […]

  • Un análisis de cómo El Güegüense es un héroe que se niega y resiste ante los atropellos del poder, convirtiéndolo en un verdadero protagonista

No existe ninguna duda de la genialidad de este patrimonio intangible de la humanidad, tuvo que ser escrito por un conocedor, pero la grandeza no sólo radica en concluir con una obra casi perfecta con claras intenciones de ser representada, me atrevería a afirmar que fue hecha por un polifacético autor director, actor, misionero, educador o simplemente un resentido social de la época o bien, por un alma identificada con el sufrimiento de su pueblo que pudo verlo de manera cómica y quiso burlarse del poder imperante.

Es por ello que no es conveniente ver al Güegüense únicamente como literatura, ni de forma fragmentaria como historia o como un acto pagano o religioso que desde nuestra tradición se ha apegado a una celebración en toda la meseta de los pueblos y no de un lugar específico, ya le pertenece en primer lugar a toda Nicaragua, luego a Mesoamérica y finalmente a toda la humanidad.

Desde su concepción esta obra de teatro fue escrita como comedia bailete denominada El Güegüense o Macho Ratón, presentada en un acto. Sin escenas intermedias, pero que sí es separada por momentos musicales o danzarios y a veces por separaciones espaciales (El Cabildo Real, el Paraje o cualquier otro lugar, por ejemplo: texto 16.- El Güegüense es sorprendido por el Señor Alguacil Mayor en un lugar no determinado).

Por su condición aristotélica la historia se basa en la oposición de un héroe que se niega y resiste ante los atropellos del poder, convirtiéndolo en un verdadero protagonista frente a un antagonista que es representado por el poder “El señor Gobernador Tastuanes”, ambos cuentan con aliados y verdaderos súper objetivos que se entrelazan en una línea de acción transversal y otra de reacción que se opone a cada uno de los intereses claramente definidos.

Si humanizamos a ambos bandos con sus virtudes y defectos, ninguno de ellos asume el rol de antihéroe porque los interés están claramente definidos, sobre todo si se ve desde la cera de nuestro protagonista El Güegüense, es un comerciante que no quiere pagar los impuestos antojadizos de un gobierno que sus arcas están en quiebra producto de las fiestas y favores gratuitos otorgados a los cercanos. ¿Por qué ese afán de algunos investigadores y estudiosos de querer ver y tildar a fuerza a nuestro Güegüense con tantos antivalores? que sólo traen consigo la identificación con el Gobernador Tastuanes (el poder) y lo convierten en el verdadero antihéroe a veces hasta victimizan a este representante de la corona española.

Una de las características de un análisis serio desde el punto de vista dramatúrgico o del dramatista es que debe hacerse de una forma llana, evitando todo nivel de subjetividad en su valoración, debe estar ausente de adjetivos calificativos, de esta forma podremos encontrar los verdaderos pilares que sostienen a nuestros personajes, sin tomar partido con ninguno de los bandos encontrados, (de eso se encarga el autor, que en cada parlamento lo va ubicando en una situación ventajosa o desventajosa según su concepción dramática). La otra parte, corre por la cuenta del director de teatro que transforma la letra en acción humana, es decir convierte la palabra en nervio, carne, sentimiento, a través de ese hermoso acto de la vivencia y la representación.

Sin descuidar algunas características propias de este tipo de teatro, tales como:

El montaje debe estar adecuado para ser representado en espacios abiertos, plazas, parques, atrios de iglesia, etc.

Los personajes deben de interactuar con el público para dinamizar la representación y evitar que la reiteración de los parlamentos se torne cansada o aburrida.

Aprovechar cualquier truco humorístico y volverlo parte de la obra, como la sordera del protagonista y lo referido a los falsos oficios del hijo de El Güegüense, Don Forsico, la personificación de animales, entre otros.

Por mucho tiempo y en el tiempo son muchos los estudiosos con una interpretación y versión diferente de El Güegüense, cada cual con sus puntos de vista, algunos ni siquiera lo conocen o más bien lejos del contacto escénico asumen criterios hasta inquisidores de este emblemático personaje, otros más atrevidos le cambian de sexo, mientras que otros se pierden en el colorido y la muchedumbre de una tradición y todo lo que ahí se produce “para ellos” es El Güegüense, resultando de todo esto, una gran confusión.

Otros más tradicionalistas que el mismo folclor, a fuerza de cañón quieren integrar otros personajes por el simple gusto e identificación con esos personajes de la tradición oral nicaragüense, pero que no aportan en nada a la trama de esta pieza teatral.

Finalmente y los que más abundan desperdician grandes espacios literarios descubriendo quién escribió qué, en inmensas descripciones cronológicas o lingüísticas, que aclaro que no vienen a mal, pero que en muchos casos distraen la atención de su estudio como pieza de teatro y que a su vez es la obra más representativa del teatro latinoamericano.

La Prensa Literaria

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