Raúl Orozco
Ya verás que no soy perfecta
Madeline Mendieta
Ya verás que no soy perfecta,
que soy despistada, orgullosa y terca
ensimismada, meditabunda,
maniática de la limpieza, del orden de las cosas simples
y un caos desenfrenado en el amor.
De mi manía de regir mi vida por lo onírico
pensar que tengo el don absurdo de profetizarme en sueños
no saber decir no a mis amigos
de entregarme a un poema,
como me entrego a vos en la cama.
Tener el desdén de no sufrir exageradamente por dinero
que mi felicidad del día inicia con una buena taza de café
perderme por horas en el laberinto del diccionario
buscando el antónimo o sinónimo de una palabra sin pulir.
Confiar demasiado en la ingenuidad de mis pasos
llorar hasta el cansancio en cada despedida
ahorrarme disgustos innecesarios
mis penas y angustias las invierto en la bolsa del olvido.
Sé que hay un Dios por algún lado,
jugando a las escondidas
un batallón de ángeles que me cuida
y un ejército de demonios me atormenta.
Fantaseo tomando vino con Rubén y Baudelaire,
reírme sin cansarme con la Pizarnik y la Khalo
le temo más a la estupidez que a la muerte
aunque la primera con más frecuencia me ha encontrado.
Hay días que me siento roca, cristal, acero, asfalto
otros soy niebla, espuma, algodón, nube
mi color favorito el azul infinito, el azul océano, el azul metálico
el azul que nunca me ha vestido.
Me ausento en las multitudes y hago presencia en la soledad
dicen que soy muy buena acompañante
y siempre estoy con malas compañías.
Cargo 36 livianos años,
de lecciones, de mentiras
de amistades peligrosas
de negocios sin ganancias
de amores inoportunos
de pasiones y maldades.
36 pausados años
de ver la paja en el ojo ajeno
de perder en el limbo, el ritmo del día
de suspender las horas con la magia del recuerdo
de castigar al enemigo con una empalagosa sonrisa.
36 y los que me faltan
por ganar y perder batallas
por dar guerra y acumular paz
por naufragar una y mil veces en los labios del bien amado
pe mitigar la furia, la rabia y la ira
con una buena dosis de embriagante bohemia.
Le meto mano a la cocina
piernas a los malos pasos
corazón a la nobleza
pilas a las mañanas de insomnio
alas al pensamiento
garras a los reptiles
oídos al silencio.
Sé que alguien me quiere
aun con todo este laberinto de defectos
que mi virtud más grande
es reírme de mí misma.