Las manzanas, paraíso por morder.
Y los duraznos, velluditos, tentadores.
Y las peras, con caderas y sin olmos.
Y los pipianes, con cintura de avispa.
Y las negras uvas, pezones africanos.
¡Oh, bella conjura de pasión frutal!
Los húmedos labios de la sandía.
El sexo dulce de la papaya.
Los vírgenes dientes del elote.
Los excitados senos de las limas.
Y los pezones niños de las mandarinas,
¡oh qué maravilla!
¡hoy que estoy como racimo de tigüilotes!
2007