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Benedetti, el más joven

Cuando pienso en Mario Benedetti, el primer recuerdo que viene a mí es aquel poema: ¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco? ¿solo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo? también les queda no decir amén no dejar que les maten el amor recuperar el habla y la utopía ser jóvenes […]

Cuando pienso en Mario Benedetti, el primer recuerdo que viene a mí es aquel poema:

¿Qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de paciencia y asco?

¿solo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?

también les queda no decir amén

no dejar que les maten el amor

recuperar el habla y la utopía

ser jóvenes sin prisa y con memoria

situarse en una historia que es la suya

no convertirse en viejos prematuros.

Creo que estos versos hacen que Benedetti sea más actual, sin embargo algunos de mis colegas me dirán que sólo es un fenómeno comercial, un fenómeno de masas, un poeta del marketing, porque llena plazas donde la gente llega a escuchar su poesía.

Pero, fuera de toda discusión, Benedetti, el poeta uruguayo más importante hoy, el más publicado y publicitado, emprendió desde sus inicios una relación íntima de sus versos con la gente, con el pueblo, pellizcándoles la piel (tal vez ése es su secreto). Haciendo eco de las luchas sociales, hablando de su exilio, protestando contra todo, contra él mismo, fabricando su propia bandera, y llegó a los jóvenes y les sacudió de la modorra diciendo:

¿qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de rutina y ruina?

¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?

les queda respirar

abrir los ojos descubrir las raíces del horror

inventar paz así sea a ponchazos

entenderse con la naturaleza

y con la lluvia y los relámpagos

y con el sentimiento y con la muerte

esa loca de atar y desatar.

Por todo esto siento que Benedetti es a veces el joven que todos quieren ser, porque habla de su historia de luchas y sangre, su entorno, la ciudad, el amor, la muerte y la belleza de la vida en todo su esplendor.

¿qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de consumo y humo?

¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?

también les queda discutir con Dios

tanto si existe como si no existe

tender manos que ayudan

abrir puertas

entre el corazón propio y el ajeno

sobre todo les queda hacer futuro

a pesar de los ruines de pasado.

Una vez más, Benedetti nos instiga, provoca, y arrincona con preguntas sobre el amor y nosotros. Por eso, cuando leo sus versos me digo: “Benedetti es un poeta para jóvenes o para viejos jóvenes”.

La Prensa Literaria

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